Siete gominolas, tres caramelos, cinco galletas, un zumo, un bote a rebosar de deliciosas palomitas...
pierdo la cuenta cuando Lara me pellizca el brazo, llamando mi atención. Soltando un gemido de dolor, aparto la mirada de todo lo que acabamos de comprar para mirarla.
- ¿Qué te pasa?- le murmuro debido a que estamos en una sala del cine.
- Mira.
Sin rechistar, giro mi mirada hacia donde ella señala disimuladamente. Frunzo el seño al no entender lo interesante de la situación. Una pareja besándose.
- ¿Qué pasa?- pregunto confusa.
- ¿No lo ves?
- No veo el qué. Explícate.
- Eva.- murmura Lara mirando fijamente a esa pareja de nuevo. Gira su mirada a mi y se muerde el labio. Mala señal; siempre que hace eso está preocupada.- Eva, ¿esos no son tus padres?
Con el corazón acelerado, rogando porque esté equivocada, miro con disimulo la pareja que se encuentra dos filas delante. La sala está oscura, pero se ve lo suficiente gracias a la luz que proyecta la gran pantalla. No pueden verme, no hoy. Mi madre me castigo sin salir a cambio de no quitarme el móvil y lo menos que quiero es que me vea aquí, ya que me escapé al saber que iban a salir.
- ¿Cómo lo sabes? No se ve nada.- le pregunto mientras disimuladamente, sigo mirando hacia delante.
- Te digo yo que son ellos, desde aquí les pude ver la cara.
Casi después de haber intentado más de cinco minutos, ver sus caras para comprobar si son padres, veo como el señor se levanta. Mi corazón se detiene cuando veo que se da la vuelta para salir de la sala. Por mucho que mire, es imposible no reconocerle. Es mi padre. Y si mi padre está aquí, mi madre también...
Giro enseguida mi cara para que no vea al subir las escaleras.
- Oh dios, oh dios. Son ellos.- murmuro tapándome como puedo, mi rostro con mi pelo.
- A ver... maten la calma. No te pueden ver.- Lara me intentando tranquilizar.
En este momento me estoy arrepintiendo con toda mi alma el haber venido aquí, en vez de quedarme en casa, como debería de haber hecho.
- Tenemos que marcharnos.- murmuro desesperada.
- Ahora no, tú padre está afuera. Tenemos que esperar a que vuelva a entrar.
Tiene razón, si permanezco aquí es más seguro que salir afuera sabiendo que mi padre puede estar detrás de la puerta.
Mirando de un lado a otro, desesperada por salir de aquí, oigo la puerta abrirse. Lentamente, me giro para confirmar mis sospechas. Es mi padre.
Uno, dos, tres segundos... espero treinta segundos desde que se volvió a sentar mi padre para levantarme de mi asiento sin hacer ruido, con Lara detrás. Moviéndome, paso entre la pareja que nos separa de las escaleras. Miro hacia atrás y veo como Lara aún no ha pasado entre la pareja.
- Venga La...
No puedo terminar la frase porque noto como alguien me empuja. Perdiendo el equilibrio, caigo por las escaleras, llamando la atención de todos los presentes.
Una, dos, cinco,... en total más de diez personas se levantan automáticamente para ayudarme. En realidad no siento dolor, sólo siento necesidad de desaparecer de aquí al ver a mis padres alrededor de las preocupadas personas.
Con miedo, miro a mi madre al detectar una potente mirada sobre mí. Oh, dios. Esto no va a acabar bien...Sentada en el escalón superior de las escaleras, escucho a hurtadillas la conversación que está teniendo mi furiosa madre con mi padre. Cuando tropecé por las escaleras, mis padres me sacaron del cine sin decir ni una palabra, cosa que daba miedo. Ni siquiera pude despedirme de Lara ya que mis padres me sacaron rápidamente, ignorando los comentarios de las personas que se habían preocupado por mi caída.
- Se está comportando muy mal últimamente.- el tono de mi madre asusta, nunca la había escuchado tan furiosa y seria a la vez.
- Sólo es la edad.- me defiende mi padre.
- No, eso no tiene que ver. Lo único que deseo es que no se comporte como una rebelde consentida.
- Cielo...- la calma mi padre, pero es interrumpido por ella.
- Hace unas semanas la castigaron por lanzar una pelota a una chica. Días después, me llamaron para avisarme de que había sido echada de clase porque le sonó el teléfono en medio de un examen, y ella sabe perfectamente que no debe llevar su móvil a clase. Como era de esperar, suspendió el examen con un cero.- wow, realmente está enfadada, no puedo verlo pero estoy segura de que su rostro derrama furia.- Y para rematar, se escapa de casa cuando está castigada para ir al cine.
- Cariño, eres muy dura.- mentalmente agradezco a mi padre por defenderme.
- ¡No!- grita mi madre.- No soy dura, lo que pasa es que no quiero que nuestra hija se convierta en una malcriada como su prima Débora. Ella empezó haciendo las mismas cosas que Eva.
Golpe bajo. No puedo creer que me haya comparado con Débora. Hace tiempo que no la veo, tampoco es que yo quiera verla. Ella es el incordio de la familia, lo único que hace es saltarse las clases, llegar por la madrugada borracha, pasarse las tardes con malas compañías, comportarse horriblemente mal con sus padres... recuerdo incluso, que hace unos mese estuvo detenida durante tres días por haber traficado con drogas...
El silencio se extiende por todo mi alrededor, haciéndome saber que mis padres están pensando en ella.
- ¿Qué vamos a hacer?- mi padre rompe el desesperante silencio.
- Me duele mucho hacer esto, Luis.- informa mi madre con tono más tranquilo.- Pero, creo que lo mejor es mandarla a que pase un tiempo con tu hermana Sara. Allí se dará cuenta de lo que es estar alejada de su familia y que no debe desobedecernos.
- Pero cielo, Sara vive en Londres.
- Lo sé...