Tres días y 12 horas llevo fuera de casa. Tres interminables días donde sólo he hablado con mi hermano.... ni papá, ni mamá.
Tampoco he deseado mucho recibir una llamada de ella, sigo enfadada por lo que ha hecho y no sabría que decirle sin arrepentirme luego.
- Es aquí.- dice la taxista al parar enfrente del que será mi nuevo instituto.
Así es, hoy empiezo en mi nuevo instituto. Es mayo y apenas estaré en él más de un mes. Eso es lo único bueno, dentro de poco empezarán las vacaciones tan deseadas por muchos estudiantes... verano.
Una vez fuera del taxi, me paro en la acera y observo todo a mi alrededor: estudiantes, estudiantes y más estudiantes. Todos vestidos de distintas maneras, unas más extravagante que otras.
¿Nervios? Pues sí, no voy a engañar a nadie. Sí, estoy nerviosa pero lo menos que puede hacer es demostrarlo, sólo haría que me vieran débil e insegura. Me convertiría en el centro de atención.
Un timbre irrumpe en mis pensamientos, sobresaltándome. Es hora de entrar a clase.
Doy un gran suspiro y recuerdo las palabras de ánimo que me hubiera dicho mi padre ahora mismo. Sin otra alternativa, mira hacia al frente y camino adentrándome en la gran masa de estudiantes que hay en la entrada del pequeño y marrón instituto.
- El examen de hoy... - se distingue entre las diferentes voces del alrededor.
- Sí, ayer la vi y...- más voces
- Oh Dios, esa es nueva....
Oh, oh. Siento como si cuerpo se hubiera congelado en este mismo instante. Esto era de esperar, es decir, soy la nueva y estaba claro que la gente me miraría y murmurarían.... pero nunca pensé que alguien pudiera tener el poder de hacer que todos las personas del lugar, pararan sus conversaciones para mirar a "la nueva"
Ojos azules, marrones, verdes, negros,... cientos de ojos posados en mí, haciéndome sentir totalmente intimidada.
De repente, sin esperarlo, noto como un brazo me agarra y me tira hacia delante, entre todos los estudiantes que miran la escena. La adrenalina me recorre todo el cuerpo al no saber quien me está empujando entre toda esta gente. Sólo quiere salir de aquí, por lo que, en cierto modo, agradezco que sea quien sea, me esté sacando de ahí.
Los murmullos cada vez se hacen más difícil de apreciar, eso significa que estamos dentro. Subo la mirada a mi alrededor para ver a un niño de aproximadamente mi edad, piel blanca, más incluso que la mía, ojos marrones...
- Ya.- murmura soltándome.
- Em... Gracias.- digo mirando a mi alrededor.
Paredes pintadas de un color salmón, cuadros colgados con marcos grandes y voluminosos, vitrinas llenas de trofeos y medallas, puertas,....
- De nada.- responde amablemente. Noto como aparta la mirada y mira a los lados, como buscando a alguien.- Adiós.
Sin dejarme decir nada más, se marcha. Dejándome en un pasillo cada vez más transitado por los estudiantes que quedaban fuera.- ¿Cómo era su nombre señorita?- pregunta la profesora por quinta vez en el día.
- Eva.- responden varias personas antes que yo, de manera monótona.
Me parece increíble que haya repetido mi nombre más de cinco veces hoy, y no se acuerde de él.
- Oh, cierto.- dice la profesora antes de darse la vuelta y seguir apuntando en la pizarra.
Miro mi reloj de pulsera y una media sonrisa aparece en mi cara al ver que sólo quedan 10 minutos para que finalizan las clases.
Siento una desagradable sensación cuando la tiza que sujeta la profesora hace un ruido espantoso contra la pizarra. Inevitablemente, presto atención a lo que escribe. Afortunadamente, es algo que sé debido a que lo di hace un mes en mi instituto. Instituto donde debería de estar ahora... con Lara.
Lara, nunca la había echado tanto de menos. Recordar el día en que me despedí de ella fue doloroso pero no tuve otro remedio. Le prometí entre lágrimas que volvería lo más pronto posible, para estar a su lado cada día como solía hacer.El timbre de la salvación suena. Todos los estudiantes salen rápidamente, dejándome sola. Incluso la profesora salió antes que yo.
Cierro la puerta de clase y me dirijo a la salida, la cual está casi desértica. Es asombroso la manera que tienen de salir de clase, tan rápidos que apenas da tiempo a recoger nada del pupitre.
El aire del exterior me da en la cara, proporcionándome una paz indescriptible. Como era de esperar, no veo a ningún taxi. Todos se han ido con los demás estudiantes.
Sin ganas, empiezo a alejarme del instituto a pies, memorizando el camino de vuelta al apartamento de mi tía Sara.
- Cafetería Spoon- leo cuando paso por un paso de peatón, recordando cada lugar por el que debo de pasar para volver al apartamento.
Un chirrido, un gran y fuerte chirrido provoca que me sobresalte. Instintivamente, miro enseguida hacia donde proviene. Noto como mi corazón da un respingo cuando veo un coche a escasos centímetros de mí, frenando de golpe.
- Lo siento, lo siento.- una voz suena desde dentro del coche.
Ni siquiera me he detenido a mirar nada, estoy paralizada al ver el coche a escasos centímetros de mí... podría haberme atropellado.
- ¿Estás bien?- se oye una voz después de ver como alguien sale enseguida del coche.
Esa persona está pálida, parece... <Oh, dios>, pienso cuando veo la persona que está delante de mí. La misma persona a la que vi hace semanas en aquel centro comercial... Harry Styles.