6. Pérdida

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Una vez que Irina se fue, Josh se metió de lleno a la cocina, el hecho de que fuera soltero y viviera solo no quería decir que no supiera cocinar. Aprendió a hacerlo, primero por necesidad ya que no era muy amante de la comida chatarra y segundo porque le funcionaba muy bien como táctica de seducción, pero este no era el caso. Estaba muy concentrado haciendo caritas con los panqués, quería que cuando Alma despertara tenga un desayuno que al menos la hiciera sentir algo mejor.

En la habitación, Alma abrió los ojos de a pocos, le costó reconocer dónde estaba, se sentía algo desorientada y un tanto mareada. Intentó sentarse y al igual que el día anterior, sintió una fuerte punzada en el vientre, pero esta vez más fuerte, tanto que la hizo retorcer de dolor, lo intentó nuevamente, pero las punzadas iban en aumento y el dolor era cada vez peor.
- ¡Josh! - Gritó lo más fuerte que pudo, ya que el dolor no se lo permitía, ni siquiera podía respirar bien.
Josh escuchó el grito ahogado que provenía de su habitación. Alma lo estaba llamando, apagó el fuego y corrió hacia allí. Cuando entró, la encontró en la cama recostada de lado, miraba hacia la puerta, estaba casi doblada, con las manos abrazando su estómago.
- Alma ¿Qué pasa, que tienes? - Preguntó confundido, pensó que su amiga había tenido un mal sueño nuevamente.
- Me duele Josh, me duele mucho - Sollozaba Alma. Al saber que no era una pesadilla, Josh se puso algo nervioso y corrió a su lado, tenía la idea de cargarla hasta el auto y llevarla al hospital más cercano, por lo que de un tirón saco la sábana que la cubría y se encontró con algo realmente impactante. Su cara de asombro dijo mucho, pues Alma no era tonta y se dio cuenta que algo pasaba.
- ¿Qué pasa Josh? - Él estaba casi petrificado, no podía hablar - ¡Josh, carajo, háblame! - Exigió. Pero su amigo no sabía qué decirle, estaba confundido y más nervioso.
- ¡Mierda! - Chilló él, no podía sacar la vista de la inmensa mancha de sangre que Alma tenía bajo sus piernas. Ella siguió su mirada y no entendía qué pasaba, vio la sangre sobre las sábanas y quedó petrificada.
- ¿Qué?... ¿Qué es eso?
- Alma, tranquila, voy a llamar a emergencias, pronto estarán aquí - Esa fue su primera reacción, eso sin duda, no era algo simple. Ella no quitaba los ojos de ese punto, tenía que sacar su mirada de ahí, no quería que se pusiera más nerviosa de lo que ya estaba - Mírame ok, no me quites la vista, mírame a los ojos - Sacó el móvil del bolsillo de su pantalón y llamó de inmediato a emergencias, todo esto sin perder el contacto de sus ojos.
- Aló, si por favor necesito una ambulancia, mi amiga acaba de despertar con un fuerte dolor en el vientre y hay sangre... - Josh iba hablando mientras caminaba de un lado a otro, sin dejar de mirarla. Alma sintió un miedo que jamás había sentido. No entendía nada, porqué la sangre o el dolor que era cada vez más agudo y punzante, estaba realmente aterrada. Al terminar la llamada Josh pudo ver el pánico en los ojos de su amiga, necesitaba tranquilizarla, al menos un poco.
- Tranquila cariño, en menos de cinco minutos estarán aquí - Trató de calmarla, pero ella solo lloraba y se retorcía por el dolor, él no sabía que más hacer. De pronto Alma empezó a marearse y se fue sintiendo débil, cada vez más débil hasta que todo se volvió negro. Josh notó que los ojos de su amiga se fueron desconectando de los suyos y simplemente se fue desvaneciendo, hasta que perdió el conocimiento.
- ¡Carajo Alma, no! Mírame, despierta por favor - Se arrodillo a su lado y tomó su cabeza con una mano - Alma cariño por favor no me asustes así, reacciona - En ese momento, empezó a oír la sirena de la ambulancia, no quería dejarla, sintió miedo, pero alguien debía abrirles la puerta, en tres zancadas llegó afuera y logró abrir la puerta del apartamento, rápidamente volvió a su lado. Ella seguía sin reaccionar.
- Cariño, por favor no me hagas esto ¡Despierta! - Escuchó a los paramédicos entrar - Aquí, aquí adentro - Gritó. Entraron a la habitación y empezaron a llenarlo de preguntas que no sabía cómo contestar, mientras medían la presión de su amiga y colocaban unas cosas en sus dedos, Josh trató de explicarles, en realidad no podía decirles mucho. La pasaron a una camilla, se la iban a llevar.
- Voy con ella - Aseguró.
- Está bien señor, usted podrá ir con ella - Le informó uno de los paramédicos. Mientras salían de la habitación se aseguró de tener lo principal, cartera, llaves y su móvil. Bajaron a Alma por el ascensor y él fue por las escaleras. Los encontró en el hall de la entrada del edificio, los siguió y se subió con ellos a la ambulancia. Una vez ahí, tomó la mano de su amiga y las lágrimas empezaron a caer por sus mejillas, su cara era la de un poema. La paramédico notó su desesperación y trató de consolarlo.
- No te desesperes, se ha desmayado porque está débil, ha perdido sangre. Tu novia se va a poner bien - En ese momento no tenía ni la fuerza ni las ganas para aclarar que no era su novia, sino su mejor amiga.

Alma de MariposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora