Poemas para Un Ángel

Para un Ángel

Aún sigo pensando que la verdadera poesía es aquella que sale del alma, esa que se escabulle y destruye a la razón, es algo complicado tratar de explicar lo que es en conjunto un alma, pero junto al corazón se puede llagar a comprender…
Se necesita toda una vida, pero para emprender dicha empresa se necesita endereza y perder un poco la cordura para entregarse a la locura, solo un loco osaría a tal Azaña (vencer a la muerte)
Entonces si estás fueran mis últimas líneas, mis últimos versos ya nada importaría porque jamás fue importante mi vida, narraré entonces lo que mi alma quiera porque loco estaré el fin de mis días.

Todo esto tiene explicación y es que la razón enturbese al corazón, y precisamente eso no es lo que busco, busco en cambio comprender el amor, porque el odio que nace en la oscura penumbra y solamente con un destello alumbra el alma y la destruye, ese ya lo comprendo demasiado bien.

Ha de ser por encontrarme demasiado con la soledad que en la complejidad de la tristeza es la única que se se presenta como real alteza, pero despiadada como el peor de los monstruos.

Quiero entonces decir que aunque loco estaré ya y posiblemente mi débil voluntad nunca llegue a la totalidad de lo que anhelo, diré lo que mi corazón grita, aunque nunca jamás te vuelva a ver y aunque esperase algo que no existiese.

Escribiré en estas últimas líneas cuanto de aquello que no te dije y jamás te llegaré a decir, porque decir entonces; En miseria encontré la tristeza y junto a estas bellas doncellas me enteré de muchas cosas, por eso mi razón enterré junto con los pedazos de mi pobre corazón, pero en ese preciso instante que para mí fue una vida, antes de cometer tan fatal acto de violencia, una ángel se me presento y yo ame a esa ángel.

Entonces antes de decir porque cometía aquel acto diré los motivos por los cuales mi corazón decidió tomar tan singular osadía de destronar a la razón para darle campo a lo que verdaderamente yo sentía. Solo diré que si estás fueran mis últimas palabras (ya sea por el paso de la muerte o por alguna enfermedad que me impidiese pronunciar palabras o en su defecto escribirlas)

En mi estado de locura, en el que me encuentro solo puedo hacer una sencilla y a la vez difícil cosa y es que aunque dijeran que el mundo se acabara y aunque el sol se apagara, aunque las palabras se olvidasen con el viento y otros tantos las maltratasen, nunca dejaría de amar a esa ángel, ni aun después de mi muerte, y aunque estuviese soñando por siempre, hoy y mañana siempre te amaría.