Capítulo 6.

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Básicamente me la vivía en casa de Gerard.

Me levantaba temprano y caminaba hasta su casa todos lo días. Me hacía tan bien tener una compañía diferente. Me hacía sentir querido.

Esta vez estábamos desayunando juntos. Un poco de panqueques con mermelada de fresa y fruta. Gerard era bastante saludable, y me obligaba a comer bien todos los días. Lo detestaba un poco, actuaba como una madre y era mi novio. Mi jodido novio al que le había dado una mamada la noche anterior. Tomé un sorbo de jugo de naranja, Gerard estaba a punto de terminarse sus panqueques.

"Uhm, Frankie..." Dijo mientras me miraba detenidamente.

"¿Qué pasa?"

"Tienes un poco de jalea aquí." Señaló la comisura del lado derecho de su boca. Se acercó a mí y lo limpió con su pulgar. Su dedo estaba un poco caliente, podía sentir mi nerviosismo. Por lo menos yo no me sonrojaba.

"Gracias." Sonreí un poco apenado. "Ya no estás enojado conmigo, ¿verdad?" Pregunté estúpidamente. La verdad era que no tenía tema de conversación.

"¿Por lo del Twister? Bah, yo tengo la culpa. Además..." Dio un sorbo a su jugo. "...Todo ese juego y la manera de las posiciones eran una buena forma de mirar tu trasero." Me miró pervertidamente mientras sonreía y sus mejillas comenzaban a tener un poco de enrojecimiento. Me encantaban sus expresiones, pero era un maldito depravado.

"Eres un cínico." Gerard ya había terminado los panqueques y la fruta. Se levantó rápido de la mesa.

"Espera, quiero mostrarte algo." Subió las escaleras rápidamente, casi tropezaba con un peldaño. Reí un poco. Parecía que dentro de toda su inteligencia e imaginación la agilidad era escasa. Pero vaya que sabía mover las manos.

Y la lengua.

Bajó las escaleras junto con una libreta con forro negro, se sentó otra vez y abrió la libreta. Buscó una página y luego me la dio.

"Quiero que me des tu opinión sobre esto, es una canción que escribí." Yo sonreí ante la inesperada confianza, no conmigo, si no con sí mismo. Comencé a leer, era algo así:

Hand in mine into your icy blues

And then I'd say to you we could take to the hallway

With this trunk of ammunition too

I'd end my days with you in a hail of bullets

I'm trying, I'm trying, to let you know just how much you mean to me

And after all the things we put each other through and

I would drive on to the end with you

A liquor store or two keeps the gas tank full

And i feel like there's nothing left to do

But prove myself to you and we'll keep it running...

Era una canción realmente hermosa, y tenía demasiado potencial.

"Me encantó."

"¿En serio?"

"Sí, pero ¿a qué se debe esa letra tan fúnebre?" Utilicé un poco de sarcasmo y curiosidad.

"Bueno, era una idea para un comic. Ya sabes, los "Amantes de la demolición", los "Demolition Lovers". Dos amantes que son asesinos seriales y todo eso."

"Me encanta, me encanta, me encanta. Deberías dibujarlo, lo leería con gusto."

"Eso lo dices porque eres mi novio." Dijo un poco apenado.

"¡Claro que no! Lo digo en verdad, la idea me parece genial, y hay más personas con la mente igual de retorcida que yo que les encantaría leerlo, Bob, por ejemplo." Me expresé con total sinceridad. Su idea era bastante buena, y sus dibujos eran increíbles. Sólo necesitaba continuar con todo eso y lo lograría.

"En realidad, mi sueño siempre ha sido escribir un comic, y que sea tan bueno que lo conviertan en una película de Hollywood, y que yo escriba las canciones del soundtrack. Quizá hasta las cantaría. Sería lo mejor." Dijo con una sonrisa llena de esperanza. Yo sí creía que Gerard lo lograría. Porque lo haría, porque era genial dibujando y escribiendo, y cantando también.

"Yo te puedo ayudar con algunos acordes." Sonreí ampliamente.

"Sí, buena idea, pero uhm, cuéntame de tus sueños." Recargó ambos codos en la mesa, puso su cara entre sus manos, apoyándose en ellas. Me miró dulcemente.

"Creo que ya te lo había dicho, tener una banda." Sonrió misteriosamente, sabía que planeaba algo.

"Deberíamos de." Me sorprendí un poco.

"¿Deberíamos?"

"Sí, ya sabes, hacerla con los chicos, con Bob y Ray y Mikey."

"Pensé que nunca lo dirías." Sonreí y di el último bocado a los panqueques. Gerard era un buen cocinero.

"Vamos, vamos con ellos. Hagamos música, ahora." Se sobresaltó un poco, se levantó de la silla y después jaló mi hombro, haciendo que yo igual me levantara.

"Pero Mikey no está aquí."

"Mierda." Se detuvo en seco. "¿Sabes? No importa, cuando llegue lo pondremos al tanto. Vamos con Bob y Ray. ¿En dónde pueden estar?" Me preguntó desesperado.

"Tranquilo, esperemos a que Mikey regrese...Mejor ven y hazme cariñitos" Hice un pequeño puchero y me crucé de brazos, sentándome en el sillón de la sala.

"Quiero ir a tu casa." Me dijo seriamente, ignorando mi petición. Su idea no me agradaba nada, pero era de día y mi madre seguro no estaba ahí.

"¿Para qué?" Pregunté con la misma actitud que el.

"Quiero conocer el lugar donde vives, y a tus padres y quiero follarte en tu habitación." Contestó con una mirada pervertida. Me sonrojé un poco e intenté no reírme.

"Entiendo, pero bien sabes que la situación sería al revés." Continúe con su broma, divertido. "Y, no creo que le agrades mucho a mis padres. Son un poco homofóbicos, y tu eres muy bello como para que esa mierda de familia te vea."  Intenté ocultar el desdén que tenía por mi familia, aunque la acción no dio muchos frutos. Gerard miró hacia el suelo, inquieto. Parecía como si no quisiera hacer contacto visual conmigo, o como si estuviera ocultando su mirada de compasión. Sus ojos me gustaban mucho, casi siempre denotaban lo que quería decir. Gerard me gustaba mucho.

Sonreí ante mis pensamientos, y miré a Gerard automáticamente.

El salió de lo que parecía ser un trance y volvió a mirarme, yo aún lo observaba, tranquilamente, sonriendo. El se sonrojó e hizo una media sonrisa, pero sus ojos seguían divagando entre pensamientos tristes.

"Ey, Gee..." Intenté articular, el se inclinó de repente y tomó mi cuello con ambas manos, alborotó un poco mi cabello y acercó mi cabeza a la suya. Nuestras frentes quedaron unidas, y de esa manera, ambos nos miramos a los ojos fijamente. Gerard sonrió de oreja a oreja.

"No me importa que tu familia sea una mierda, no lo eres." Susurró. No pude evitar el impulso de besarlo, así que lo hice. Rápidamente, sin decir una palabra, sólo lo besé. Sus cálidos labios sobre los míos, su respiración entrecortada, y un poco de sabor a fresas. Definitivamente los besos de Gerard eran un deleite.

Ambos nos separamos, y Gerard habló otra vez.

"pequeño Frankie, quiero perderme en tu ser por siempre." Y, sonrojado y sin volver a pronunciar nada, me besó otra vez.

Opposites? | FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora