Capítulo 9

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Terminó su comida dando el último bocado.

Solo eran su padre y él, Jason había salido con su grupo de amigos a dar un paseo en motocicleta y Dick llegaría la próxima semana.

-Ya acabé, ¿puedo retirarme?- le preguntó Damián al hombre que encabezaba la mesa

-No aún, quiero saber si tienes idea que sucede con Tim, tu hermano lleva tres días encerrado en su cuarto y no quiere ir a la preparatoria, cuando le pregunté no quiso decirme –

Su padre lucía afligido, ser padre soltero de cuatro no era sencillo.

Damián suspiro deseando que Grayson estuviera en la mansión, él sabía atender los problemas del corazón con mucha mayor eficiencia que él.

-Está sufriendo por un muchacho- le informó práctico Damián – Digamos que fue rechazado – finalizó implacable.

Su padre frunció el ceño ante aquellas revelaciones meditando que podría hacer para ayudar a su adolescente hijo.

Damián suspiró levantando con su mano sana el plato y llevándolo a la cocina.

No quiso hablar más del tema, Drake ya lo había embarrado lo suficiente en todo aquel drama.

Subió las escaleras hasta llegar al pasillo, su habitación y la de Tim eran contiguas y por el silencio en la mansión no era difícil escuchar lo que ocurría en el cuarto de Tim, se escuchaba como lloraba.

Damián se detuvo frente al cuarto dudando si tocar, al final no lo hizo y entró a su propia habitación.

Las cosas  habían salido muy mal para Tim, cuando algunos días atrás, en medio de la sala, el álbum de fotos cayó al suelo y algunas se desprendieron, cada una más vergonzosa que la anterior, tenían corazones, las personas que aparecían al lado de Kon se les había tachado la cara o aparecían con bigotes o cuernos en la cabeza.

Kon, miró el libro como un animal ponzoñoso especialmente peligroso, retrocediendo con cautela, una foto cercana a su pie le llamó la atención antes de recogerla del suelo, en ella aparecía el sonriendo sin mirar a la cámara.

-¿Tu hiciste todo esto?- le preguntó por fin rompiendo el tenso silencio en que todos se encontraban, Tim no sabía qué hacer y no encontraba donde meter la cabeza de la vergüenza, con las mejillas rojas, horrorizado de su propia estupidez, asintió.

Kon pareció perplejo, dejó la foto en el sofá y miró del álbum a Tim con incredulidad reflejada en su rostro.

-Jon, es hora de irnos- le dijo al niño.

Jon miró de uno a otro sin comprender que había hecho mal, fue y tomó el álbum del suelo para dárselo a Tim con la cabeza gacha sintiéndose regañado.

-Lo siento, pensé que era el cuarto de Damián, lo vi y no pude evitar mirarlo- le dijo suavecito con un puchero en la boca afligido.

-Adiós Damián- le dijo Jon agitando su mano en despedida antes de tomar la de Kon.

Damián no dijo nada, miró como el par de Kents se alejaban a la puerta y posteriormente el sonido del motor antes de alejarse.

-Te dije que esa mierda era rara- le dijo agachándose a juntar las fotos que habían quedado olvidadas.

Un ligero sonido le hizo alzar la vista, Tim contenía el llanto, tenía los ojos rojos llenos de lágrimas que se deslizaban por sus mejillas una tras otra, los hombros agitándose mientras trataba que los sollozos no se le escaparan de la boca.

-Ahora piensa que soy alguna clase de psicópata – murmuró con la voz rota antes de correr a su habitación y encerrarse con un portazo.

Damián se quedó ahí con un par de fotos de los imaginarios hijos de Tim y un suspiro.

Every breath you takeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora