Capítulo 20. Transformación

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Marinette

El corazón se me llena de alegría al ver lo bien que se llevan mis padres con Louis.

A pesar de que la panadería sigue abierta, ninguno de los dos quiere despegarse de mi niño, pero aún así deben turnarse para ver quién será el próximo en atender a los clientes, incluso ya han discutido más de tres veces por ser quien se quede con Louis.

Por otro lado, Adrien me ha dicho que Noreen y él ya han aclarado las cosas, aunque, siendo sincera, no entiendo a qué cosas se refiere.

Todo está tan tranquilo ahora, por fin me siento plena y feliz, ya no me carcome la culpa por que sé que mis padres me han perdonado y, a pesar de mis decisiones erróneas, ellos han sabido comprenderme.

Les he contado cosas que han sucedido en los últimos tres años, lo exitosa que ahora soy, todo por lo que he pasado.

Ellos me pusieron al día sobre sus vidas, me dijeron que sufrieron mucho por mí, que después de que desaparecí, nada volvió a ser igual.

El teléfono de Adrien suena de pronto a mitad de nuestra conversación sobre Louis y obligatoriamente debe levantarse de la silla e ir a un lugar más apartado para hablar.

Siento de pronto un tironeo en mi blusa y al mirar hacia abajo, me encuentro al amor de mi vida, la luz de mis ojos... Mi pequeño minino.

— Mami... Tengo sueño. — susurra a la vez que se frota los ojos con sus manos.

Sonrío y lo cargo, moviéndome de un lado a otro para que se duerma.

Mamá se acerca a mí luego de unos minutos.

— Puedes acostarlo en tu habitación, está... Está igual a como la dejaste.

Y al oír esto, no dudo ni un segundo antes de subir, dispuesta a volver a ver el lugar en el que viví tantos buenos como malos momentos.

Tal como lo dijo mamá, todo está tal y como lo recuerdo, el diván, la cama, mis peluches, todo... Incluso la foto que Chat y yo nos tomamos poco después de que él comenzara a frecuentar venir aquí se encuentra escondida debajo de mi almohada de gato.

Beso en la frente a un Louis plenamente dormido y lo cubro con las frazadas.

Y por un momento bastante largo me dedico a observar mi cuarto, recordando todo lo que pasé en éstas cuatro paredes.

De pronto, Adrien aparece por la escotilla, regalándome esa singular sonrisa que logra poner mis vellos de puntas.

Ahora que lo veo con detenimiento, puedo decir con total libertad que ha cambiado mucho, incluso está más atractivo.

Según lo que me dijo, aún es modelo, por lo que es fácil suponer que dedica gran parte de su tiempo a cuidar su aspecto físico. Su cabello rubio está más corto y más peinado, dándole un toque más maduro. Su rostro se ha afinado, su cuerpo es más robusto. Es un hombre en todo el sentido de la palabra.

Y por un instante quiero pensar que ese hombre es mío, ahora, y para siempre.

Aunque sea muy egoísta de mi parte.

— ¿En qué piensas? — pregunta de repente la voz de Adrien a mis espaldas. Lo oigo tan cerca de mi cuerpo que doy un pequeño salto.

Siento de repente el calor subir a mis mejillas al recordar mis pensamientos sobre él.

Muerdo mi labio inferior con fuerza.

— Nada... — respondo vacilante. — ¿Quién era al teléfono? — cambio de tema con premura con la intención de despejar mis pensamientos claramente desubicados.

Él está demasiado cerca y la reacción de mi cuerpo no tarda en hacerse presente.

— Era la secretaria de mi padre para informarme que ha llegado hace apenas unos minutos. Ya se encuentra en casa, quería que fuera pero le dije que estaba ocupado.

Siento su mano sobre mi hombro y su aliento chocar contra mi oreja. Un escalofríos me recorre entera.

— ¿Lo recuerdas? — cuestiona peinando mi cabello hacia el lado contrario del que se encuentra su rostro.

— ¿Recordar qué?

— Lo que pasó entre nosotros, cada noche, cada secreto, cada suspiro de amor... Todo el deseo que sentimos por el otro. — la voz de Adrien se vuelve coqueta, apenas es un susurro, un suspiro sólo para mí.

Mi respiración es acelerada, es claro que estar aquí nos ha alterado demasiado, pero no puedo actuar antes de pensar.

— La verdad, no te recuerdo a ti, es otro gato negro en el que pienso al estar aquí. — me burlo intentando aligerar el ambiente.

— Siempre seré el mismo, por fin he aprendido a equilibrar lo que soy, por fin me he descubierto. Las dos partes de mí ya han encontrado la armonía. Y, ¿Sabes qué? Ambas partes te anhelan. Te quieren... Te han deseado todo éste tiempo... Te amo, Marinette, a ti y a tu otra mitad. Siempre te amaré, princesa. — y cuando Adrien me gira para quedar frente a frente y veo su rostro acercándose al mío, no puedo detenerme, no puedo pensar. Todos mis sentidos se bloquean.

Yo también lo amo, sólo que la traición del ayer sigue ardiendo en mi pecho.

— ¿No quieren comer galle...? Oh, Creo que... — mi madre entra de manera sorpresiva por la escotilla, haciendo que nos separemos en un abrir y cerrar de ojos, pero sé que nos ha visto, así como sé que todo mi rostro está rojo.

— Vale, iremos, ¿Quieres comer galletas? Yo quiero comer galletas, ¿Alguien más quiere galletas? vamos a comer galletas. — al decir eso, Adrien sale de prisa del cuarto, y yo, sin poder ocultar la sonrisa, lo sigo hacia el comedor.

Una vez allí, comenzamos a hablar de cosas al azar, contamos chistes y reímos sin parar mientras compartimos galletas.

De repente, un ruido que me ensordece logra asustarnos a todos.

Corro hacia la ventana, rogando que no sea lo que creo que es, más sin embargo, no sirve para nada, por que justo frente a mis ojos, una persona akumotizada causa caos en París después de tanto tiempo.

Y sé que debo hacerlo, no tengo de otra.

El deber me llama y sabiendo que dejo a mi hijo en buenas manos, salgo corriendo hacia mi cuarto, luego al balcón, no sin antes tomar el bolso en el que Tikki se encontraba dormida, y digo las palabras que en mucho tiempo no he dicho.

— ¡Tikki, transformación!

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N/A:

Je.. Jeje... Je.. Je... Jeje.

Lo pidieron y aquí lo tienen.

¿Querían acción? Aquí la tienen.

¿Querían romance? Aquí lo tienen.

¿No querían suspenso? Pues también aquí lo tienen de igual forma.

Okey............... ¡hasta la próxima!

¡Adiós!

Saranghae, Chingus!

Duerman bien.

Esto se puso buenoooooo!!!!

No lo sabrá Jamás (Marichat, Adrinette) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora