Extra 2 "Si Las Bebés Lloran, Ésta Vez Te Toca A Ti"

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Marinette

Intento cerrar los ojos una vez más, buscar la comodidad que necesito en la expansión de la cama, pero mi cuerpo cansado se niega a descansar. El llanto de Emily, quien hasta ahora es la más sensible de las dos, llega a mis oídos, impidiendo que pueda dormir.

—¿Adrien? ¡Oye, Adrien!— muevo con mi mano el cuerpo de mi esposo, que bien podrían decirse que está en coma o algo parecido, ya que no hace ademán de levantarse, ni reaccionar a ninguno de mis intentos de despertarlo.

Me resigno ante la idea de que tendré que levantarme otra vez y golpeo con mis piernas el colchón de la cama con algo de frustración.

¡Arriba!

—Te maldigo, Agreste...— susurro para mí mientras le dedico una mirada asesina al cuerpo inerte de mi amado, quien ronca como si quisiera burlarse de mí. —Te juro que para la próxima te tocará a ti, y lo harás aunque tenga que patearte... Minino.

Camino a tientas en la oscuridad del cuarto, con sumo cuidado de no chocar contra nada en el camino hacia la puerta. Si bien conozco cada centímetro de ésta habitación y cada uno de sus objetos, nunca falta ése momento en el que sólo por que no quieres hacer ruido, los objetos se ponen justo enfrente de ti para que choques con ellos. Es inevitable.

Cuando por fin siento el pomo de la puerta en mis manos, tiro de él con cuidado y salgo a hurtadillas cerrando detrás de mí. Lanzo un suspiro, dejando que el sueño se valla junto al aire expulsado.

Últimamente me es difícil mirar con buenos ojos a Adrien. Pero es que él es... Bueno... Es... Por supuesto, la perfecta manifestación de un padre primerizo.

No. La verdad no.

¿A Quién quiero engañar?

¡Adrien sigue viéndose como una fresca y perfecta rosa!

En cambio yo... Bueno, yo... Con suerte  puedo abrir los ojos por la mañana sin que mis pestañas se queden pegadas unas con otras. La envidia me carcome lentamente por su culpa...

¿Siempre tiene que ser perfecto?

Dios... Ser madre de gemelas es muy difícil.

Al llegar al cuarto en el que las princesas de casa duermen, me sorprende no escuchar el llanto de ninguna de las dos. Emily, la culpable de que me encuentre ahora mismo aquí, de alguna manera casi sorprendente, se ha quedado en silencio mientras mira atentamente con sus grandes ojos azules una de las tantas mariposas que emite la pequeña lámpara que funciona como una luz de noche, la cual emite a su vez una dulce canción de cuna que relaja a las gemelas.

Creo... Que Emily me ha hecho levantar para nada.

Sé que ella acostumbra observar un punto fijo durante un largo período de tiempo hasta que por fin es tentada por el sueño y se duerme. Es un hábito que aún teniendo sólo tres meses de nacida, ya ha manifestado repetidas veces. Pero, por lo regular, Emily no es nada sencilla en cuanto requisitos para dormir se refiere.

Emma, en cambio, es muy dormilona. Muy pocas veces se despierta durante la noche y es muy difícil que un simple ruido la despierte. Emily podría llorar toda la noche justo a un lado de Emma, pero ella no se despertará a menos que tenga hambre o ya haya descansado lo suficiente.

Aunque creo que jamás será suficiente para ella.

Emma también tiene un particular rasgo que la identificará por siempre.

Y es que posee heterocromía.

Es decir, que uno de sus ojos es azul, mientras que el otro es verde. Algo que a mí parecer, es una característica única y maravillosa. Sólo espero que al crecer, ése detalle no le traiga problemas para adaptarse.

No lo sabrá Jamás (Marichat, Adrinette) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora