El Capitolio entero pudo ver las recetas de mi madre hechas por mí, pero sólo Derek tuvo la delicadeza y el placer de sostener su retrato en sus manos y ver su hermosa sonrisa.
-Te pareces a ella -Dijo usando un tono de voz que sabía a pérdida. -Tienen los mismos ojos.
-No lo creo -Respondí parándome a su lado -Ella era...
-Hermosa -Terminó Derek por mí -Es hora de subirnos al tren.
Por un segundo mis neuronas se quedaron estáticas sopesando las palabras de Derek.
-Sonrian -ordenó Lydia -Y todos juntos.
Siete agentes de la paz estaban al borde de nuestra casa armados e inmóviles.
-Esta vez no te recordaré que vuelvas -Me dijo Scott mordiendo un trozo de pastel de manzana. -Cuidate mucho -Mi amigo me abrazó.
-Ustedes también -Respondí buscando a Isaac -Cuidense mucho.
Con el resto de palabras atascadas en la garganta di la vuelta y me uní al equipo con el que pasaría las siguientes semanas haciendo el recorrido por los once distritos y el Capitolio. Naturalmente se empezaba desde el doce y se saltaba el distrito al que pertenecía el vencedor, en este caso sería el distrito tres así que luego del cuarto automáticamente pasaríamos al distrito dos,: el distrito de Matt y Malia.
Las puertas de metal se cerraron a mi espalda terminando la transmisión en vivo.
Adentro el tren tenía casi la misma pinta que meses atrás pero con Derek unido al equipo los vagones parecían haberse reducido considerablemente. Parrish se despidió pidiendo que lo despertaran a la hora de la cena, mi padre se encaminó al vagón bar y Lydia sólo se fue dejándome con Erica y mi instructor.
-Yo también iré a dormir -Dije tratando de no recordar a Heather de pie a mi lado o caminando por el pasillo hasta su habitación justo frente a la mía.
-No creo que debas perderte el viaje -Me dijo Erica -Serán dos días inimaginables para ti.
-Estoy cansado -Busque excusarme de nuevo.
-Tienes que repasar tus líneas para los otros tributos, empezaremos por el doce.
-Erica, dale un día -Derek me colocó su mano tibia en el hombro.
-Pero necesita repasar tus tarjetas-La rubia resoplo.
-Erica -Derek apretó mi hombro- ve al último vagón.
-Tengo sueño -Replique.
-Ve al último vagón-Repitió ignorándome.
Solté aire por la boca tentado a girarme e ir a mi habitación, pero algo me hizo sentir la necesidad de obedecer su orden directa aunque el tono de voz tenia cierto toque de sugerencia, como si me dejara abierta la oopción de rechazarlo.
Mis pies se dirigieron por si solos hasta el eterno pasillo del gusano de metal sin hacer ningún tipo de parada aunque cada nuevo vagón abierto me invitaba a disfrutar de lo que había.
No solamente eran las recamaras, también había uno con pantalla y bocadillos, estaba el bar, uno con música leve, sillones reclinables y algunos libros con historias, no eran como los que nos heredabamos entre familias y conocidos para ir a la escuela, estos eran más nuevos o tal vez solo estaban bien cuidados, de igual manera los ignoré y seguí hasta el último vagón.
Dos puertas de metal se abrieron mostrando la colita del tren donde la última pared estaba parcialmente hecha de vidrio y un sofá completo de color amarillo abarcaba el semi círculo.
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Trigesimos Séptimos Juegos del Hambre
Fiksi Penggemar-Cinco, cuatro, tres, dos, uno. -Sonó la alarma -Que empiecen los trigésimo séptimos Juegos del Hambre. Ya era oficial, estaba compitiendo por mi vida a partir de ese segundo.