CIENTO DIECIOCHO

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[narrado]

El Dano dejo pasar a la Vale y esta simplemente dio un par de pasos antes de que apareciera una señora bastante mayor trayendo consigo un enorme suéter.

-¡Daniel Alejandro, ponte esta wea o te vai a resfriar! -la señora al notar a la Vale sonrió y tiro el suéter a la cara del Dano.- Hola, niña, que linda eres.

La Vale le sonrió nerviosa y no pudo alcanzar a decir nada cuando la señor aya la estaba arrastrando hacia la cocina.

-Pero estas muy flaca, te voy a servir un caldo de pollo y tengo unas...

-Abuela. -dice el Dano interrumpiéndola.- Alto, vaya donde el abuelo de seguro el querrá comer algo.

La señora le saco el dedo medio al Dano y fue al living con un plato de sopaipillas.

-¿Qué haces aquí?

-Yo... este... mierda había ensayado que decir para que no pasara esto. -dice golpeandose la frente.- Lo siento, debí escucharte... Soy una tonta y creo ya no puedo hacer nada, lamento haber venido así derrepente... no debí... yo lo siento mucho.

-Callate ¿si? -dice el Dano sentando a la Vale y luego sentándose él frente a ella.- Ella me drogo, me metió algo en el copete, luego de beberlo no recuerdo absolutamente nada.

Y entonces él se lo contó todo, de que la Támara se había teñido el pelo de rubio y que recordó algunos fragmentos en los que pensó que la Támara era la Vale solo por el cabello, porque no recordaba el rostro ni nada parecido. En todo el rato que el Dano hablo no le soltó la mano a la Vale.

-Y es todo, desperté al otro día encontrándome con toda la mierda que había ocurrido.

-Soy una weona ridícula, debí escucharte como lo siento... Tienes que aceptar la beca, olvida lo que te dije por whatsapp, acepta la beca y estudia acá en Conce, es lo mejor para ti.

El Dano no se esperaba eso.

-¿Qué hay de nosotros? -preguntó el Dano esperando que aún existiera un nosotros.

-Creo que si la Janis puede estar con el Max que esta en otro país, tú y yo podemos estar juntos ya que solo estamos a unas horas del otro.

-Puedo aceptar alguna beca allá en Santiago ¿lo sabes, no?

La Vale sonrió y apretó ligeramente las manos del Dano.

-Claro que lo sé, pero ninguna es tan buena como la que te están dando acá... tienes que aceptar, vamos a estar bien.

El Dano se levanto e hizo que la Vale se levantara con él.

-Yo no soy nadie para impedirte seguir tus sueños, fui una total cabra chica cuando te dije que no la aceptaras, así que aceptala y quedate acá... vamos a estar bien, lo prometo.

-Te amo. -dice el Dano antes de darle un beso a la Vale.

-¡Bravo! ¡Eso! -gritó la abuela del Dano aplaudiendo desde la puerta de la cocina.

La Vale se puso roja y se escondió en el pecho del Dano.

Iban a estar bien, claro que si.

Te sigo amando, weon (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora