"La vida de las personas no termina cuando mueren, termina cuando pierden su fe"
Misato suspiró profundamente al ver la aldea de la lluvia frente a ella. Había leído el informe que Tsunade le había dado y se veía muy difícil entrar allí. Estaba segura que la detectarían, eran muy cuidadosos. Demasiado para su gusto.
La joven se ajustó su capa, el frío de la lluvia llegaba a su piel. En ese instante desapareció en un flash rojo, y apareció sobre un edificio cercano. Disimulando normalidad mientras mantenía su chakra oculto, descendió en una calle principal.
Una figura de ángel llamó su atención. Era una especie de estatua de papel, frunció el ceño. Esa estatua emanaba chakra. Comenzó a caminar por las distintas tiendas de comida y artefactos cuando de repente cinco shinobi de la lluvia se posicionaron a su alrededor.
Misato frunció el ceño, era imposible, había ocultado su chakra para disimular ser civil. No entendía cómo la habían descubierto. Esto no era bueno. La joven retiró su capucha dejando ver su apariencia y en condición pacífica.
Aquello no bastó para los ninjas, por lo tanto, dos de ellos comenzaron a realizar sellos velozmente y sin darle tiempo a nada, pusieron los sellos en ambos brazos de la kunoichi. Misato sintió una gran baja de su chakra, le habían suprimido más del ochenta por ciento de su chakra. Cayó de rodillas. Incluso los ninjas fueron afectados, la gran supresión requería sus chakras. Los otros tres ninjas, la levantaron bruscamente a la vista de los demás civiles y la llevaron a una gran torre de aspecto tenebroso.
Allí, la sentaron en una silla mientras solo una pequeña luz alumbraba su rostro. Misato estaba pálida, su chakra estaba demasiado bajo, no podía ni siquiera curar. Por más que liberara su Byakugou, el sello que le colocaron iba a suprimirlo también. No podía arriesgarse tanto.
La joven estuvo varias horas sentada allí, sintiendo la presencia de diez shinobi custodiándola. De repente, la puerta de la habitación se abrió lentamente, los diez shinobi se retiraron. La persona se posicionó frente a Misato. Ella lo vio y ocultó su sorpresa. Era un hombre lleno de metales y de pelo naranja. Un recuerdo centelló en su mente, le provocó un gran dolor de cabeza. Ella lo conocía de algún lugar.
- Nagato – murmuró Misato entrecerrando los ojos
- Así que me conoces – habló el ninja
Misato no respondió.
- Nos hiciste un favor en venir, no tendremos que ir a buscarte, Misato-san – dijo el ninja alias Pain – tu chakra nos adelantará más de lo esperado – Misato gruñó y cuando elevó su chakra, el sello lo reprimió y se sintió más cansada – no podrás utilizar ninguno de tus poderes, el sello que te colocaron no lo permitirá – habló sin emociones – no te queda mucho en esta vida, pero experimentarás el verdadero dolor – dijo retirándose de la habitación
Misato lo maldijo mentalmente. En ese momento, una voz resonó en su mente. Era Hattori.
- Estás en problemas, niña – habló el dragón
- ¿Cómo lo sabes? - preguntó Misato en su mente
- Luego te explicaré – gruñó Hattori – ahora, te salvaremos
- No vengan aquí, es peligroso incluso para ustedes y no estoy en condiciones para luchar – advirtió Misato
- Nosotros somos rival para cualquier mortal – dijo Hattori seriamente – pero dada las condiciones, te invocaremos aquí y nos desharemos del sello de represión
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Crónicas de una kunoichi: Shippuden
Fiksi PenggemarVivir en un mundo diferente no es nada fácil. Saber lo que depara el destino y no poder cambiarlo, es difícil de asimilar. Amar y ser amado, eso es más complicado. "¿Por qué estoy aquí? ¿Cuál es la razón de mi existencia? ¿Qué debo hacer?" preguntó...