Cap 13: Manos a la obra.

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    Por fin, viernes.
Hablo de el viernes cómo si tuviera todo el ánimo de el mundo, pero no.
Estoy que ni siquiera quiero ir a la escuela, si fuese por mi no se sabe en cual sueño me encontraría en estos momentos, me encuentro en el comedor esperando a mi mamá para ir a la escuela, si,  hasta yo estoy sorprendida, esta vez soy yo que la espera a ella.

Unos minutos de camino a la escuela y ya me encontraba en clases, aburrimiento era poco para lo que sentía en esos momentos, historia no es una de mis materias favoritas y la verdad sólo me daban ganas de dormir.
me dispuse a ver por las ventanas para ver qué se movía afuera y me llevé una gran sorpresa cuando vi a esa persona recostada a un árbol que quedaba a la vista de la ventana, mirándome.
Daniel.
Se le ah vuelto costumbre pegarme esos sustos.
¿Qué hace aquí?, él me hace una seña de que necesita hablar con migo. Perfecto. Ahora tendría que pedirle permiso a la profesora y salir a ver qué es lo que quiere, pensé que le había dejado las cosas claras y que yo iría a su casa cuando estuviera lista.
Pero bueno, es Daniel, el chico más terco que conozco.
Le digo a la profesora que voy al baño y me dirijo hacia dónde se encontraba Daniel.
-Daniel, ¿Qué haces aquí?, ¿estás loco?, te dije que yo iría cuando las cosas se hayan calmado. Le digo ya en frente.
-Pues, lo siento, yo sólo quería saber cómo estabas, anoche te fuiste un poco alterada.
-oh, yo..., estoy un poco mejor. Le digo apenada. Tonta Isabella.
-me alegra mucho saberlo, me dice volteando para irse.
-Espera. Le digo y él se detiene; si quieres podemos hablar cuando salga de la escuela, en el parque que queda a unos cuadras de tu casa.
—Ok está bien. Me dice y desaparece.

Después de eso no quise volver a clases, además sólo faltaban unos minutos para salir al receso, me siento en el mismo árbol que estaba Daniel y me pongo a pensar en las cosas que estaban pasando, la verdad es que me sentía un poco mal con Daniel pero es que Nadie me entiende, estas cosas no me habían pasado antes y no son cosas normales, cualquier persona normal que no ah sentido alguna cosa similar a esta estaría igual que yo.

Pero no. Me digo a mi misma, estoy siendo muy egoísta, la única esperanza que tiene Daniel en estos momentos soy yo, y según dicen no puede hacerlo sin mi, así que dejaré mi miedo y mi egoísmo atrás y voy a tratar de ayudarlo en lo que pueda. A pesar de las consecuencias.

El timbre de la escuela me saca de mis pensamientos, unos segundos y el patio se encontraba repleto de adolescentes caminando por doquier, yo simplemente me puse mis audífonos y me quedé en el mismo lugar.
Estaba lejos del mundo escuchando mis músicas favoritas cuando siento que alguien me toca, rápidamente me quito los audífonos y mis ojos se agrandan cuando me doy cuenta de quién se trata.
Ya ni me acuerdo su nombre, oh si, Ismael, el hermano de Daniela.
-eh, Hola, ¿qué tal?, le digo un poco indecisa.
-Hola Isabella, todo bien por ahora, sólo quería venir a saludarte, ya que vi que estabas sola aquí.
-sii, es que quería apartarme un poco por unos minutos.
-entiendo, me dio mucho gusto conocerte, eres muy bonita Isabella.
-muchas gracias Ismael, por cierto, ¿dónde está Daniela?, no la eh visto hoy.
-Ella está ayudando a alguien con unas clases en estos momentos.
-ah, ok. Ahora que lo tengo en frente me doy el lujo de mirarlo más de cerca y me percato de que tiene un tatuaje en su mano derecha, se me pareció algo extraño, era cómo un símbolo que nunca había visto.
El timbre suena y doy gracias en mis adentros por eso.
-Nos vemos, un gusto Isabella.
-Adiós, un gusto igual. Es lo último que le digo y me dirijo a mi salón.
Después de dos largas horas de clases y de caminar un poco ya me encontraba en mi casa, me había dado una ducha y había comido algo, salgo ya afuera y me dirijo a la parada para coger el bus.
iría a hablar con Daniel.

Daniel.

Me encontraba en el parque sentado en un banco esperado a Isabella cómo me había dicho.
ni siquiera sé porqué fui a visitarla, pero sentía esa necesidad de verla y saber cómo estaba y la verdad fue que me dolió verla así ayer, yo la entiendo, esto no es fácil, hasta para mí han sido demasiadas sorpresas y cosas que han pasado que no son para nada normales, esto puede agobiar a las personas, y no la juzgaría si me dijera cuando viniera que no quiere ayudarme.

Después de un largo rato de espera veo a Isabella que sale de un bus de el otro lado de la calle y se me forma una sonrisa en él rostro. Si vino.

Veo que ella trata de cruzar la calle pero no se percata de que viene algo hacia ella.
Oh no.
No pude tolerar ver lo que estaba a punto de ocurrir e hice lo primero que se me vino a la mente, corrí lo más rápido que pude y traté de empujarnos hacia la orilla, ya calmado todo abro mis ojos y lo primero que veo son los bellos ojos de Isabella debajo de los míos abiertos de par en par tratando de similar lo que había pasado.
Gracias a Dios.
-¿Cómo es posible?. Me dice ella aún con cara de sorpresa.
-No lo sé Isabella, sólo desee con todo mi corazón que ese camión no te atropellara, y pasó.

Isabella.

No podía creer lo que estaba pasando, Daniel me acababa de salvar la vida.
Es increíble lo que hizo, habíamos tratado de intentarlo antes pero no, él no podía tocarme.
El mundo se paralizó en ese momento, sólo éramos él y yo.
Esas palabras. "Sólo lo desee con todo el corazón", retumbaban en mi cabeza todo el tiempo., ¿porqué?.

Daniel, él definitivamente me sorprende.

Salgo de mis pensamientos cuando me doy cuenta que aún Daniel sigue encima de mi mirándome.
El se percata de lo que estaba pasando y se para, en esos momentos empezaron a llegar personas a mi alrededor preguntándome que cómo estaba, que era un milagro etc.. me pongo a buscar entre la multitud y no veo a Daniel. hasta que lo veo en el banco sentado mirando hacia mi dirección.

Muchas gracias, estoy bien, no se preocupen, mi iré a casa en unos momentos, ya pueden irse. Le digo a todos y ven que estoy bien y se van.

En este caso sí me propongo a mirar para ambos lado y ver que no viene algún vehículo para arriba de mi.

Ya enfrente de el me decido a hablarle.
-muchas gracias Daniel, le digo con toda la sinceridad de el mundo. Es increíble, no sé cómo agradecerte.
-No es nada Isabella, la verdad fue un gusto hacerlo, me dice con una sonrisa dulce.
Oh, moriré si me vuelve a dar una sonrisa así.

-conque pudiste tocarme, ¿eh?.
-Jjj, si, algo loco ¿no?.
-Pues, yo diría que no tanto, en estos momentos no.
-pienso lo mismo.
-¿y qué vamos a hacer?
-¿de qué?, me dice Daniel algo confundido.
-Cómo que de que, pues de encontrar tu cuerpo etc.., no podemos quedarnos aquí con los brazos cruzados.
El me mira y sonríe.
-estoy contigo.
-Pues no tenemos una pista ni nada, así que tendremos que irnos por lo básico, por dónde comenzó todo.
-¿Dónde?
-tú casa.

Te amo más allá de la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora