cap 18- Vivir o morir.

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Abro mis ojos lentamente y siento cómo un fuerte dolor llega a mi cabeza, me doy cuenta que estoy en un lugar oscuro y lo último que recuerdo es haber estado con Daniel, esperen, Daniel, su casa, yo, sentimientos, Daniel, Daniel...
No, no, no, no puede ser, ¿Dónde demonios estoy?, siento rápidamente cómo empieza a faltarme el aire y mi cuerpo empieza a temblar, me encontraba en un pequeño cuarto con una pequeña cama y una pequeña puerta, si, así es, ya estaba empezando a sofocarme.
Sin dudar ni un minuto salto de la pequeña cama a la puerta y con todas mis fuerzas empiezo a gritar que me ayuden, empiezo a tocar la puerta fuertemente pero para mi desgracia no se oía ni un mínimo ruido que proviniese de afuera, trataba de ver por el huequito debajo de la puerta y era la misma oscuridad que estaba dentro, ni una luz, nada, era cómo si estuviera debajo de la tierra.

por unos instantes me pongo a pensar en Daniel, por Dios Daniel, ¿Dónde estarás?, si le pasa algo me no sé qué haría, tengo que hallar la forma de salir de aquí rápidamente, miro para todas partes buscando alguna posible solución y nada, me tiro en el suelo mientras que mis ojos empiezan a aguarse y las lágrimas empiezan a salir sabiendo que todo se ah salido de mis manos y que Daniel no estaba conmigo.

Mientras tanto, en otro lugar.

—La tenemos por fin señor, nos costó un poco, al parecer ya está empezando a tener sus Dones señor.
—Pasaría de todas formas, pero buen trabajo Ismael, ¿Qué pasó con el muchacho?
—Hicimos los que nos pidió señor, se encuentra en la habitación de abajo.
—Excelente, puedes retirarte.

Daniel.

Y aquí me encontraba, en medio de esta gran habitación, desesperado, sentado en una silla mientras que mi cuerpo se encontraba en frente de mi y no podía hacer absolutamente nada, ni siquiera podía tocarlo, es algo que para mi ah sido sumamente agobiador, pero no obstante estaba mucho peor al no saber nada de Isabella, no sé cómo está, qué le habrá pasado, si estará bien, o mal. siento cómo empieza a formarse un puño en mi mano de la rabia tan grande que sentía en esos momentos, ¿cómo es que pudieron arrebatarme a Isabella de mis brazos?.
Pero me las van a pagar, se han metido con lo más valioso que eh tenido, y por ello estoy dispuesto a hacer lo que sea.

Un pequeño ruido me saca de mis pensamientos y veo cómo la puerta del cuarto se abre lentamente, me pongo fijamente a mirar hacia la puerta y veo que entra alguien.

Era un señor, parecía de algunos 40 años, era blanco y calvo, llevaba un traje de color negro y unos zapatos de vestir; al darme cuenta que se dirigía hacia mi decidí hablarle.

¿Quién Demonios es usted y qué hago aquí?
le digo con la misma furia que sentía en esos momentos, él se detiene, me mira fijamente y se queda callado.
—¿Dónde está Isabella?, si le hicieron algo Juro que se van a arrepentir.

—Y, ¿Qué harás tú?, dice con una voz muy gruesa que hasta me dio un poco de escalofrío, pero no me iba a dejar intimidar por él, no ahora.
—Pues, todo lo que sea, así tenga que entregar mi vida a cambio de la de ella.
—¿Vida?, ¿Cuál vida?. Dice con una risa medio maliciosa, yo estaba un poco confundido pero decido responder.

—Sólo estoy fuera de mi cuerpo, no estoy muerto.
—Eso no es cierto, estás muerto Daniel.
—¿Qué?, no estarás  hablando en serio. Le digo con la esperanza de que dijera que no.
—Si, si lo hago.

En lo único que pude pensar en esos momentos fue en Isabella, en todas las cosas que hemos pasado, No lo podía  creer, tenía tantos planes, tantas cosas...

—Pero eso puede cambiar.
Dice él llamando completamente mi atención.
—¿Qué?, ¿Qué es lo que puede cambiar?
—Puedo hacer que vuelvas a la vida en sólo un abrir y cerrar de ojos.
—¿En serio?, ¿Quién se supone que eres?, además, ¿porqué debería de confiar en ti?
—Porque soy lo único que tienes, no tienes otra alternativa Daniel, soy yo o quedarte así para siempre, no sólo así, ya no estarás más aquí, te irías para siempre, pero, si tomas mi oferta te podrás quedar sin ningún problema.

Por unos instantes me pongo a pensar en todo lo que dijo, no quería irme, quería quedarme, quería estar con Isabella. Pero esto era un poco confuso .
—No estoy seguro si debería confiar en ti. Le digo.
—No te preocupes Daniel, no te pasará nada, pero, cómo verás, todo en el mundo tiene su precio.

Si, esa era la parte en la que no quería llegar.
—¿De qué hablas, ¿Cual precio?

—Tú vives, Isabella muere.

Te amo más allá de la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora