Cap 16- Cosas inexplicables.

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Si, era ella.

—Es más joven de lo que pensaba.
Es lo primero que digo.
—tomaré eso como un alago, señorita, ¿Qué se les ofrece?
—¿Puede verlo?. Digo mirando a Daniel.
—Pues claro, porqué no podría.
—porque está muerto. Bueno, prácticamente.
Ella pone cara de asombro.
—¿Isabella?
—Sí, ella misma.
—Qué sorpresa.
—¿Qué raro no?
—¿Qué?
—Que usted no adivinara que vendría, es típico en las personas que veo últimamente.
—Pues te equivocas, si sabía que vendrías pero no hoy y tampoco te imaginé así.
Me dice mirándome de arriba a abajo.
—Oh, ¿Así cómo?.
—Pues tan Joven e inocente.
—¿A qué se refiere con eso?
—Pues tal vez tengas muchas preguntas y la verdad es que deberías de alegrarte porque yo seré quién te las aclarará todas, Isabella.

POOOORFIIIN. Grito en mis adentros.
Era hora de que alguien aclarara todas mis jodidas dudas.

—Pasen por favor.

Daniel y yo decidimos entrar a la casa, era pequeña pero se veía cómoda y bonita.

—¿Crees que deberíamos confiar en ella?.
Me pregunta Daniel sentándose en el mueble.
—Pues es la única opción que tenemos hasta ahora, nada cuesta con escucharla.
—Bueno, está bien.
—¿Quieres algo para tomar?.
Pregunta la señora.
—No gracias, estoy bien.

—Bueno, pues entonces empezaré desde el comienzo de todo, tal vez esto te tome un poco de sorpresa pero es la realidad y tienes que aceptarlo. Pues lo primero que quiero que sepas es que todo este royo de Daniel y lo que está pasando tiene que ver con tu padre.

¿Queee?

—Y qué se supone que tiene que ver mi padre en todo esto, él está muerto, si usted no lo sabía.
Digo un poco exaltada.
—Lo sé querida Isabella, también lo conocía, pero todo eso pasó cuando él estaba vivo, y aún lo está, pero en el mundo de los muertos.

¿El mundo de los muerto?, WTF!

—¿Qué quiere decir usted con eso?

Estaba al punto de responderme cuando una foto que estaba detrás de ella empezó a moverse lentamente y calló al piso de la nada.
Mis pelos empezaron a erizarse , sentí un frío que recorrió mi cuerpo completamente, miré a Daniel y el tenía la misma cara de asombro que yo, de repente empezaron a caer varios cuadros y adornos que estaban en todas partes.
Estaba en shock.
—que... que.., que está pasando. Digo paralizada y con mis palabras entrecortadas
—Tranquilos, mantengan la calma, esperen un momento.
—¡Mantengan la calma!, es en serio, yo me largo.
Agarré a Daniel por la mano y no sé cómo demonios lo hice pero en ese momento no era lo que me preocupaba, me dirigí hacia la puerta de salida, ya en frente trato de abrirla y para mi mala suerte estaba cerrada.
Qué demonios estaba pasando.
Intenté, intenté, y nada, nada.
Ya me estaba sofocando esto es algo que nunca me había ocurrido, me preocupaba lo que podía pasar a mi y a mi Daniel, lo miro y de sólo pensarlo siento un leve pinchazo en mi corazón.

Después de unos minutos las cosas dejaron de caer, se formó un silencio increíble, un silencio que daba espanto, Todos nos quedamos perplejos, no fue hasta que una sombra apareció en la esquina del cuarto de la nada, mi corazón empezó a palpitar mucho más rápido de lo normal.
Era una persona, parecía más bien un chico, con un traje negro y un sombrero, de espalda hacia nosotros.

Sentí cómo mi mano empezó a sudar sobre la de Daniel, el apretaba fuerte y al mismo tiempo la acariciaba tratando de calmar un poco mis nervios.
La persona empezó a voltearse lentamente y sorpresa me llevé cuando vi de quién se trataba.
No lo puedo creer.
Era él, Dios, era él.

—¿Qué quieres?. Pregunta la señora Alexandra acabando completamente con el silencio que se había formado en esos momentos.

¿Se conocen?
Yo y Daniel nos miramos un poco confundidos.

—Sólo quería venir a visitar. Dice él acercándose a ella.
—No eres bienvenido a esta casa.
—Siempre soy bienvenido en todas partes mi querida Alex.
—Estás loco si crees que dejaré que le hagas daño.
—Pues, en eso no hay problema.

Fue entonces cuando ambos sacaron unos cuchillos y empezaron a pelear cómo si no hubiese un mañana.

Por Dios, no sabía qué hacer en ese momento, Daniel intentaba ayudar pero le era imposible, las cosas se estaban saliendo de control, fue ahí cuando agarré una silla y la partí en su espalda.
al parecer eso le molestó bastante, fue entonces cuando vi cómo le clavó el cuchillo en el corazón a Alexandra y ella calló al piso.
Mi corazón simplemente no se sentía de lo rápido que palpitaba, mi cuerpo completo empezó a temblar.

Él me miró.
—Ah llegado tu hora pequeña Isabella, no sabes cuánto esperé este momento, Y empezó a caminar hacia mi dirección.

Daniel al Darse cuenta se puso en frente de mi cómo un escudo, aunque sabía que todo estaba perdido, me sentía protegida.

Él ríe.
—¿Crees que puedes protegerla?, ¿tú?, tu no eres nadie Daniel.
—Tal vez no lo sea, pero cuando estoy con ella, si lo siento.
Mi estómago empezó a dar revoloteos.

—Tal vez esas cositas de amor no te sirvan de nada.
Fue en ese momento cuando él le dio con un pequeño Jarrón de cristal en la cabeza a Daniel, vi cómo calló al piso y mi corazón calló junto con él, Mi Daniel.
Sentí una rabia increíble y no lo pensé dos veces, le di una cachetada que hasta yo misma quedé sorprendida. Al ver su cara ya sabía que me avía llegado el momento, no podía hacer nada más, era hora, lo único que hice fue agarrar la mano de Daniel que estaba tirado en el piso y cerrar mis ojos lo más fuerte que pude esperando sentir el impacto, pero nada.
un minuto después y nada, abrí mis ojos y no podía creerlo, era la casa de Daniel. ¿Cómo?, ¿cómo es posible?, ¿cómo es que habíamos llegado aquí?.

Vi cómo la mano de Daniel empezó a moverse junto con la mía y sentí un gran alivio profundo, sin pensarlo me tiré al suelo a ayudarlo.

—Daniel, Daniel, ¿Estás bien?.
—Si, Isabella, ¿qué pasó?, ¿Y él muchacho?, ¿cómo es que llegamos aquí?. Dice agarrándose la cabeza.
—Es él, es él, Dios mío, es él, lo sabía, sabía que era él.
—Isabella, por Dios, cálmate, ¿Quién?, ¿de quién hablas?
—Del muchacho, ya lo había visto antes.
—¿Dónde?
—Oh Dios, es que aún no lo creo, es el hermano de Daniela, es Ismael.
—¿Hermano de Daniela?
—Si, ella me lo presentó hace unos días, fue el mismo que vi al subir al autobús cuando fuimos a ver al señor y fue él mismo que vi desde la ventana de mi casa, pensé que sólo eran coincidencias pero ahora veo que estaba equivocada.
—Isabella por Dios, ¿porqué no me lo habías dicho antes?
—Traté Daniel, pero ese no es el problema ahora, ¿cómo es que puede hacer eso?, apareció ahí de la nada ¿crees que sea un fantasma?
—Pero si me acabas de decir que Daniela te lo presentó.
—Bueno, si, entonces, ¿Qué crees que sea?.
—Ni idea.
—Él te tocó e hizo que te desmayaras.
—Tú también me tocaste Isabella, ¿cómo?.
—Tampoco tengo idea.
—Esto se está volviendo más complicado de lo que pensaba.
—La mató Daniel, mató a la única esperanza que teníamos, ella nos iba a contar todo, y ahora estamos cómo en el principio.
En tu casa y sin saber nada.
—Cálmate Isabella, encontraremos una solución.
—¿Cuál Daniel?,
Es lo último que le digo cuando siento cómo mi cabeza está al punto de explotar y una sarta de imágenes empiezan a aparecer en mi mente de la nada, veo muchas cosas y es cuando lo veo, veo a Daniel tirado en una cama en un pequeño cuarto, fue entonces cuando volví a la realidad.

—Daniel, creo que ya se a dónde tenemos que ir.

Te amo más allá de la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora