CAPITULO 5. OPCIONES

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Volé hacia el lado de Henry, demasiado asustada de tocarlo, pero muy asustada de alejarme, también. Revisé desesperadamente a los tres hermanos por cualquier señal de que todavía estuvieran vivos, pero no vi nada. Ninguna subida y bajada del pecho, ningún aleteo revelador de pulso en sus cuellos... excepto que esas eran formas mortales de juzgar si alguien todavía estaba vivo. Henry y sus hermanos no eran mortales y nunca lo habían sido.

Y finalmente, finalmente vi los ojos de Henry abrirse. A diferencia de Calliope, él pareció enfocarse directamente en mí, pero si realmente pudiera verme o no, no podía estar segura. No me había visto la primera vez. Pero había estado en el medio de una batalla en ese momento.

—Está bien —susurré mientras trataba de tomar su mano, pero mis dedos pasaron a través de los suyos—. Todo va a estar bien. Voy a asegurarme que nada te pase, lo prometo.

Suspiró inaudiblemente y cerró los ojos, y algo dentro de mí parpadeó.¿Me había escuchado después de todo? Estiré una mano para acariciarle la mejilla, deteniéndome una fracción de centímetros antes de tocar su piel. Al menos de esta forma podía pretender que lo estaba tocando.

—Padre —llamó Calliope detrás de mí, y me alejé de Henry para mirarla—. ¿Estás preparado para someter a los otros?

Un ruido sordo resonó en la caverna, ningún lenguaje que pudiera entender, y las rocas más pequeñas en el suelo se deslizaron unos centímetros lejos de la puerta.

—Lo siento —dijo Calliope, sarcasmo goteando de su voz azucarada—. Creí que había despertado al ser más poderoso del universo. Mi error.

En el tiempo que le tomó parpadear, un tentáculo de niebla se deslizó entre los barrotes y arremetió contra ella. Calliope se cayó hacia atrás, y le erró por poco, aunque sospeché que no tenía nada que ver con la habilidad de ella para defenderse.

—¡Detente! —exclamó, presa del pánico, y satisfacción surgió a través de mí—. Me necesitas y lo sabes.

El estruendo continuó, y Calliope se esforzó por ponerse de pie, todo rastro de dignidad ido. 

—Lo haces —dijo, y la incertidumbre en su voz era gloriosa—. Nadie más está tratando de liberarte, y sin mí estarás atrapado por el resto de la eternidad por esa estúpida puerta. Así que puedes hacer las cosas a mi manera, o puedes quedarte donde estás. No me importa.

Por supuesto que le importaba, y Cronos también debe haberlo sabido, porque los rugidos sonaron sospechosamente como risas. Otro tentáculo de niebla se deslizó hacia Calliope hasta que estuvo a centímetros de su suave piel. Temblando, se mantuvo firme mientras que Cronos le acariciaba la mejilla.

Tan rápidamente como había aparecido la niebla desapareció. Calliope palideció, y por un momento casi me sentí mal por ella. Luego recordé a Henry y sus hermanos atados en una cueva a pocos metros de distancia, y cualquier gota de simpatía que había tenido por ella se evaporó.

La cálida lengua de Pogo contra mi oído me arrastró de nuevo hacia la realidad. Las rocas de derritieron, reemplazadas por las paredes rojas de la habitación, y mi estómago se retorció mientras que el impacto total de la visión me golpeó.

—¡Mamá! —grité, pateando mis sábanas y rodando fuera de la cama. Aterricé con en mis manos y rodillas un ruido sordo, y cada centímetro de mi cuerpo gritó en señal de protesta, pero me obligué a ponerme de pie. Pogo trotó detrás de mí, sus orejas alertas, y cada paso se sintió como cuchillos mientras corría hacia la puerta, casi tropezando con el dobladillo de mi vestido plateado.

THE GODDESS INTERRUPTED #03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora