CAPITULO 7. OASIS

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De todas las cosas que había imaginado que podrían ir mal con este viaje a través del Inframundo, Cronos tratando de detenernos nunca cruzó por mi mente.

Había tratado de pensar qué hacer si Perséfone se negaba a venir. Había planeado qué hacer si no podíamos encontrar la cueva. Y a pesar de que en algún lugar muy dentro de mí, sabía que no había otras opciones, había estado tratando como el infierno de llegara algo mejor que sacrificarme.

Nunca, ni una vez, había pensado que Calliope se daría cuenta que íbamos a venir y enviaría a Cronos a detenernos.

Estúpida, estúpida, estúpida.

No es que hubiera mucho que podríamos haber planeado aparte de correr por las colinas, que fue exactamente lo que hicimos. James se aferró a mi mano mientras nos precipitábamos a través de los árboles, y Ava se arrastraba detrás de nosotros. Entre ellos dos, parecían tener poder suficiente para mantener a Cronos a una distancia segura.

Sin embargo,eso no evitó que lo árboles se cayeran, y más de una vez James me empujó a un lado una fracción de segundo antes de que fuera golpeada en el cráneo por un roble o un arce infundido con la misma niebla que había rajado mi pierna.

No sabía cuánto tiempo habíamos corrido, pero fue tiempo suficiente para que mis pulmones se sintieran como si estuvieran ardiendo. Los árboles nos daban algo de  refugio, pero cada vez que miraba sobre mi hombro, Cronos parecía estar acercándose más.

No podíamos correr por siempre, y estaba segura de que James y Ava no serían capaces de mantenerlo a raya el tiempo suficiente para que llegáramos a Perséfone, tampoco. Y cuando llegáramos a Perséfone, ¿qué ayuda sería ella contra un Titán?

El bosque alrededor de nosotros de disolvió en un desierto, y cualquier opción que habíamos tenido antes desapareció. No podríamos correr por siempre, James y Ava no podrían luchar por siempre, y estaba claro que Cronos sólo quería una cosa.

A mí.

Cada árbol no había casi golpeado a James o Ava; me habían casi golpeado a mí. El primero había aterrizado justo donde yo había estado sentada unos momentos antes. Y antes de que Henry y sus hermanos se hubieran ido tras Cronos, la niebla se había deslizado a través de sus defensas y me eligió a mí como su objetivo.

La arena caliente era difícil para correr, y el cielo brillaba bajo el sol. Ya estaba exhausta. Si mi pierna cedía y tropezaba, Cronos me mataría. La única ventaja que tenía era hacer algo que él no esperara.

Clavé mis talones en la arena y tiré mi mano del agarre de James. Él cayó sobre sus rodillas, desestabilizado por ya no arrastrarme detrás de él, y yo trepé lejos de él tan rápido como pude.

—¡Cronos! —grité mientras me enderezaba en la ladera de una duna a seis metros de distancia de donde James había caído. Ava estaba a su lado, ayudándolo a ponerse de pie, y ambos me miraban como si fuera una lunática.

Tal vez lo era. Tal vez estaba a punto de morir. Pero si no hacía algo, todos estaríamos muertos, y valía la pena intentarlo. No podíamos escapar de un Titán.

La niebla se espesó mientras desaceleraba y parecía reunirse. Escudriñando en la luz del sol, pensé que podía ver la silueta de un rostro, pero el calor que irradiaba de la arena distorsionaba mi visión demasiado para estar segura.

—Sabes quién soy yo—dije, tratando de sonar segura de mí misma en lugar de increíblemente asustada—. Y yo sé quién eres tú, así que vamos al grano. No puedes matarme, o a cualquiera de nosotros.

THE GODDESS INTERRUPTED #03Donde viven las historias. Descúbrelo ahora