22- No me importa.

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Basta.

No voy a derramar una lágrima más por alguien que no lo vale, nunca le importe, me hizo creer que me amaba, pero era mentira, el solo me estaba usando.

Después de que me dijo eso no resistí, todas las personas me estaban mirando, empecé a correr descontroladamente a un lugar sin rumbo, oí que Will me gritaba pero lo ignoré, quería estar sola.

Corrí tanto que mis pies empezaron a doler, el cielo se trono negro y las que empezaron siendo gotas pequeñas se transformaron en un diluvio impresionante.

Me puse la capucha y cerré mi campera, estaba helada, amo el frío y la lluvia, pero me gusta más apreciarlo desde mi ventana con una manta y chocolate caliente.

La lluvia parecía interminable y después de tanto caminar me di cuenta de que no conocía esta parte de la cuidad, un bar se encontraba abierto, no tenía otra opción así que entre.

Unas miserables luces  iluminaban el lugar que se encontraba vacío, me senté en la barra y chequee mi celular, quince llamadas perdidas de Nick, cinco de Will y dos de ¿Caroline?

¿Quieres beber algo?— elevó mi cabeza y veo a un pelirroja toda tatuada.

No, gracias, solo estoy esperando a que la lluvia termine— explicó— ¿Me puedo quedar aquí?

Si por supuesto— acepta— pero solo necesito que me ayudes a limpiar.

Trato hecho— dije.

Comencé a barrer el suelo y la mesera la cual su nombre es Jenna esta limpiando las mesas y poniendo las sillas patas arriba.

¿Qué haces por aquí?— pregunta— nunca te había visto.

Pued ni yo sé que hago aquí, solo se que no quiero volver— confieso.

Yo vivo aquí en este miserable bar y tú no quieres irte de aquí— dice sonriente— ¿Donde vives?

Calle Mirkwood 174— respondo sinceramente.

Una vez que terminamos de limpiar Jenna me dice que ya debe irse y que me invita a una fiesta de por ahí, acepto sin dudar, uno porque Jenna me agrada y dos porque no tengo nada mejor que hacer.

Me subo a su auto rojo desgastado y emprendemos camino a la fiesta.

Mis ojos se iban cerrando poco a poco, estoy exhausta y la lluvia lo hace mucho peor, apoyo mi cabeza contra la ventanilla y me duermo.

• • •

Me despierto sobresaltada al escuchar el ruido de la bocina del auto de mi nueva amiga pelirroja, miro a mis alrededores y me resultan familiares, demasiado familiares.

Estamos estacionadas en frente de mi casa.

Miro a la pelirroja con un toque de enojo y otro de sorpresa, ¿Que rayos hago aquí?

¿Que mierda? Arranca ahora— pero ella no lo hizo.

Esto es lo correcto— dice y antes de que pudiera decir algo alguien me jala fuera del auto.

Nick.

No vuelvas a irte— me miro enojado y a la vez aliviado, no sabia que hacer ni que decir así que opté por lo que hace meses estuve con ganas de hacer.

Estampe la palma de mi mano contra su mejilla, y lo hice con tanta fuerza que me dolió, y entonces me miro, sus ojos se tornaron más oscuros, sin notarlo las lágrimas cayeron por mis ojos.

Le mantuve la mirada y pude ver el dolor reflejado en sus ojos, lo odio con todo lo que soy, por su culpa ahora estoy separada de Zack.

Caroline salió por la puerta y nos observó con interés, no pude verla a los ojos, me dolía el hecho de que mi mejor amiga me hubiera cambiado por un chico y no se hubiera quedado a mi lado.

Por siempre tuya Donde viven las historias. Descúbrelo ahora