Capítulo 2

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Capítulo 2

El comienzo

—El muy bastardo de Fontaine es ahora dueño de una de las universidades más prestigiadas de Ginovea —se burla Asier negando mientras lee un artículo en busca de información, se aleja de la computadora tomando unos folios de un estante, luego recoge otros papeles junto a unas fotos las cual me enseña—Esto he sacado el día de hoy, al parecer el científico loco tenía razón, su hija es lo bastante caliente ¿cómo matarás una pelirroja tan bonita?—Me lanza un sobre amarillo, lo abrí, el cual contenía la información que requería para traspasar lo que se suponía era la "máxima" seguridad. Todo lo que necesitaba saber estaba ahí, y no era de esperarse, Asier era todo un hacker, era bueno siendo camaleón a la hora de encontrar información o concretar trabajos sucios, no necesitaba de un equipo cuando lo tenía a él —para mi mala suerte—. Los subordinados solo eran sucias ratas esperando el momento indicado para quitarme el poder de todo, para desgracia de ellos nunca me equivocaba y menos me dejaba ver por personas que no fueran de mi confianza, cabe destacar que en la larga lista sólo estaban Balthasar y el zopenco de Asier.

—Extraje un poco de lo último que me faltaba de Fontaine, lee todo antes de precipitarte al hacer la misión Avilio—alzo ambas cejas—, no me mires así, ya te dije que lo mejor era tener un plan más adecuado en donde podría ayudarte pero eres terco y yo no lamo botas así que....—se encoge de hombros—Me encargaré de los camiones hoy, ya sabes cómo funciona el sistema, finjo ser el nuevo recluta, y veo que todo vaya conforme lo planeado. Llegó la hora. —Se levantó de su silla caminando hacia un estante azul del cual agarro una llave que estaba detrás de un libro.

—Toma, ya sabes cómo llegar a la residencia, y por favor, cuando mates a la mujer hermosa lastímale todo menos el rostro, sería lindo que cuando la despidan en su funeral el rostro luzca digno de portadas de rostros fúnebres. —Niego ante su comentario pasando una mano por mi cabello despeinándolo un poco, hago una mueca en intento de sonrisa.

—En vez de preocuparte por el rostro de alguien que ni siquiera conoces mejor preocúpate porque no descubran tu trasero hoy —tomo todo guardándolo en mi mochila de trabajo—, leeré en el camino lo que me falta, espero que lo nuevo no sea algo importante porque al primero que mataré será a ti si fallo.

Asier ríe tomando su lugar inicial en la computadora.

—Qué lindo, te preocupas por mi trasero, yo también te quiero bebé.

Se ríe cuando le lanzo una lapicera que estaba cerca.

º'º

Tome un desvió encontrándome con la sala de pruebas en la parte oscura escondida, viendo como sometían a una chica, lo mismo sucesos estaban ocurriendo sólo que su forma de recuperarse era lenta, demasiado lenta. Un señor bastante viejo; algo enfermizo y débil estaba anotando, parecía cansado junto con su bata blanca que estaba manchada—y rota—. Hizo sus últimas anotaciones para luego marcharse, me acerque a la individua que se encontraba tirada en el suelo, tenía entre sus manos partes desgarradas de la bata del señor de antes pero lo que más resaltaba de ella es que tenía entre sus orejas, boca y ojos rastros de sangre.

Ella era una de las tantas personas que no podían controlar el síndrome, por lo que no me sorprendía que estuviese a un paso de morir, el síndrome cuando llegaba a su totalidad intentaba desplazarse para reunirse con todas las células en dicho cuerpo, por lo que cuando no encuentra esa vitalidad se concentra en esa parte del cerebro que la mayoría de los humanos no usaba, provocando una recarga y dando la esperada llamarada hasta dar con la tan letal muerte cerebral, le toma dos segundos para que se propague entonces y termine por pudrir todo los órganos por dentro.

Lazos RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora