Capítulo 7

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Capítulo 7

Pequeña posibilidad

º'º

Veía el techo de mi habitación por alguna extraña razón no podía conciliar el sueño. En la oscuridad de esta solo podía oír el sonido de la lluvia impactando con el suelo, el viento parecía cantar con agonía golpeando mi ventana como si algo estuviera esperándome. A paso lento me fui levantando de la cama, dirigiendome al baño, me duche lentamente tratando de relajar todos mis músculos pero no podía, estaba tenso y eso era un mal presentimiento. Había parado un poco la lluvia, me vestí poco a poco sintiendo mis muslos aún más contraídos, estando quizá demasiado inquieto. Me coloco la chaqueta agarrando mi mochila cuando ya estaba listo.

Baje encontrándome con mucho silencio, esa clase de silencio que te da paz pero también inquietud y en mi caso ahora diría que más la segunda opción. En una fracción de segundo sentí un dolor descomunal en la espalda, mis oídos se ensordecieron con un pitido chillante, como pude fui subiendo las escaleras de nuevo, la garganta ardía y sentía como mi bilis subía. Entrando rápido a mi habitación con ganas de vomitar me dirigí al baño.Varias arcadas me asaltaron, expulsando todo en el lavamanos o quizá nada, me dolía la cabeza junto con todo mi cuerpo, un calor apabullante me hacía sudar perdiendo fuerzas en mis piernas. Como puedo me apoyo en las barras del lavamanos, las venas en mis antebrazos se movían y a su alrededor hormigueaba como si algo se estuviera moviendo dentro, lagrimas se desprendían una por una por mis mejillas ardiendo a su paso, cuando di con mi reflejo borroso en el espejo era la viva imagen de un cuerpo sufriendo por una enfermad, lo que broto de mis ojos no eran gotas saladas, era la llamarada que lucha por ganar en mi cabeza.Me sentía moribundo, sentía como si estuvieran golpeándome todo el cuerpo cada dos segundos, era como una serie de puñetazos en el estómago, uno detrás de otro, como si hubieran dado un gancho completo a mi pómulo y una, dos o cinco patadas en mi espalda, me costaba respirar casi como si mi xabeza estuviera en el fondo del agua era sumamente asfixiante, desesperante cuando se esparce por todas mis células buscando vitalidad, buscando llegar al corazón.

Temblando veía como se derrama incluso por la nariz y oídos, al querer tocar mi reflejo en el espejo se rompió en mil fragmentos, inconscientemente había estrellado mi puño en él. Casi sin fuerzas abrí los cajones del baño, encontrando mi inyección, sin esperar lo clavo en mi pecho y apreto sintiendo el flujo dándome alivio, deteniendo el ataque traicionero del síndrome.

Soy un cien por ciento de enfermedad, fui el que más contrajo el virus de la generación, y aun así esa maldición que vino con sus dones en mi nacimiento no me preparo si quiera para llegar aún más allá del cien, una falsa entrega y podría morir.Sí, era cierto que esto representaba tener mejores cualidades, mejor rendimiento físico y psicológico, te daba poder, te curaba, te prepara para el matadero si descuidabas cual era el nivel que podías soportar de la enfermedad, era una maldición porque incluso con sus anomalías fantásticas tenía un precio.

Cuando me he recuperado tomo una ducha tratando de limpiar rastros, termino de secarme y vestido llevo una inyección conmigo, voy en busca de Asier, algo no andaba bien, si yo estaba teniendo ataques sin haber sobrepasado mi esfuerzo, significaba que el cuerpo de Asier no estaba teniendo buenos resultados, nosotros teníamos un lazo, un lazo que permitió dejar vivir Asier por un tiempo, pero mientras más Asier necesitaba de mi sangre más se enfermaba. Desesperado busco en los lugares que sé podría estar, busco en las casas, en el laboratorio, en los puntos de encuentro, cuando no consigo algún indicio suyo acabo yendo a la mansión Fontaine.

Marco su teléfono pero andaba apagado, cuando me permiten el paso a la gran mansión entro evitando ser visto por el bastardo que come tranquilamente con Madame Hyedra, quien no toca su plato. Subo las escaleras que dan a las habitaciones, y toco en la de Jadis Fontaine, cuando creo que tendré que abrir la puerta la chica asoma su cabeza y sus ojos esquivando mi mirada es más que suficiente para hacerla retroceder y entre cerrando la puerta detrás de mí con seguro.

Lazos RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora