Capítulo 3

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Capítulo 3

Primer encuentro

º'º

— ¿Por qué tengo que ser su guardaespaldas? Tengo mejores cosas que hacer que ser niñero. —ante mi comentario Asier se ríe.

—Una niñera a prueba de balas, literal.

Balthasar haciendo caso omiso a nosotros nos da una fría mirada callando cualquier comentario que venía, tal vez nosotros fuéramos más fuertes que él pero era inteligente, él sabía todos nuestros puntos débiles, se ganó nuestro respeto conforme pasaron los años de prueba.

—Ella no está muerta, está con ese malnacido —afirma inseguro con rabia estrellando su puño contra la mesa—, necesito que se infiltren, ya están en las solicitudes de guardaespaldas, si es necesario estarán vigilando a sus hijas en la universidad.

—Yo no quiero volver a estudiar, ya sé todo —murmura pero no lo suficientemente bajo para que una mirada gélida recaiga en él—, ¿qué digo? ¡Claro que quiero estudiar! Sí, sacar una carrera incluso... ser profesional, y esa clase de... cosas, el sueño de mi vida.

—No seas idiota, tendrán un tiempo ahí para ver que trama ese malnacido, ella jamás estaría con él si no fuera por obligación, la está chantajeando.

Balthasar por primera vez en años se veía realmente quebrantado, su rostro inexpresivo de años lleva todo un huracán en sus ojos, en sus gestos cargados de ansiedad

— ¿Eso te repites cada noche desde que te enteraste qué está viva? En serio ¿podrías ser más idiota? —Me cruzo de brazos— ¿Qué pasaría si cuando nos infiltremos como niñeros te enteres que de verdad lo ama? Dime ¿qué pasaría si tú solo eres un triste y patético recuerdo del pasado? Debes tener eso también como una opción, no iré ahí a perder mi tiempo, como dije, tengo mejores cosas que hacer.

—No me provoques Avilio, sigues a prueba, un movimiento en falso y el dichoso puesto que tanto anhelas lo obtendrá otro ¿comprendes? La falsa lealtad tarde o temprano cae —sonríe con suficiencia—, puedas burlar a todos y ser el mejor asesino a sangre fría, puedes incluso controlar todo mejor que yo, pero si yo no tomo la puta decisión, y doy la maldita orden seguirías siendo una sucia rata a punto de morir por un síndrome que hasta el sol de hoy llegaste a controlar y superar por mí, no seas un malagradecido.

— ¿Qué coño pasa con ustedes? —Asier se levanta de su asiento negando— ¿Es un nuevo juego acaso? Porque de ser así yo también quiero soltar comentarios que se folle a sus egos heridos solo porque no se hace lo que quiero. ¿También puedo quejarme? Balthasar no me diste un audi cuando te lo pedí así que dejare de trabajar en las misiones. Avilio no me dejaste trabajar bien hace dos semanas atrás porque tu rostro estaba tan fruncido que parecía un culo. No, aún falta decir más —nos señala con su dedo índice—, también puedo ser competitivo como ustedes, vamos a fuera y veamos quien lanza las meada más lejos, les apuesto que los vencería cabrones.

— ¿Qué mierda dices Asier?

—No sé cuál sea su jodido problema de machos alfa pero en vez de sacarse el uno al otro expedientes porque no mejor se habla de lo que verdaderamente importa aquí —nos mira a ambos—, yo. No he tenido que escoger un bando antes y mucho menos ahora, pero si eso es lo que desean veré quién más puede adoptarme ya que ustedes se quieren divorciar.

Contra todo pronóstico nos hace reír.

—Bien, ya que tengo su atención volvamos al problema inicial, nos infiltraremos, ¿seremos hermano? ¿Colegas de trabajo? O ¿Fingiremos no conocernos?

Lazos RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora