Parte Seis

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Hexham, 23 de diciembre

Anna se despertó como la mañana anterior... Por los gritos de Barbie.

- ¡A DESPERTAR ANNIE!

Ella se sentó en la cama con rapidez, alarmada de que Barbara la encontrara en la cama con su padre, pero se dio cuenta que estaba en su habitación con el pijama puesta y sin ningún Dave a su lado...

Joder, todo había sido su imaginación.

- ¡Vamos! -La rubia entró y se tiró en la cama. - ¡Dime que ya estás bien, que ya no te duele la barriga!

-Yo... -Ella estaba malditamente confundida. Esa fantasía había sido muy real. No podía creer que hubiese sido un sueño.

- ¿Tú? Aggg, Anna, sigues con cara de malestar ¿qué carajos comiste para estar así? Desde hace dos días que casi no sales de mi baño ¿y ahora esto? -Barbie frunció el ceño. –Metete a bañar, le pediré a mi papá que te lleve a la farmacia o al hospital. Como tú quieras. –La rubia salió arrastrando los pies y mascullando maldiciones de la habitación y cerró la puerta.

Anna se frotó la cara con las manos y salió de la cama...

Un momento...

¿Por qué estaba dolorida? Y mejor aún ¿Por qué no llevaba bragas y tenía el trasero al aire? Ella nunca podía dormir sin bragas... Sonrió.

No había sido una fantasía, había hecho el amor con Dave.

***

Después de una ducha donde sintió sus manos extrañas al no ser las de Dave, se vistió con unos vaqueros, un saco largo de punto, botas y una chaqueta gruesa. Después de arreglarse y tratar de verse lo más atractiva pero natural posible, bajó a tomar el desayuno con la familia de su amiga.

Extrañamente la conciencia no la acosaba de manera espeluznante, solo se sentía un poco mal por Barbie, pero Caroline no era objeto de su compasión. Aunque ella no era nadie para juzgarla, la mujer no había cuidado a Dave y... Joder, no se explicaba cómo pudo haber cambiado a ese hombre perfecto por otro... Dave era único y era el paquete completo.

Rió por su ocurrencia y se acercó lentamente a la cocina.

Barbara ayudaba a su madre y las dos rubias conversaban tranquilamente, cosa que era un poco extraña en los últimos días pero ella se alegraba. Ambas le daban la espalda, una concentrada en el mesón y la otra en la estufa.

En cambio Dave estaba en la silla donde la mañana anterior también había tomado su desayuno con el diario en la mano. Cuando la escuchó llegar levantó la cabeza del periódico y la inmovilizó con su mirada. Sonrió haciéndola sonrojar.

-Buenos días, Anna -Le guiñó un ojo y le mandó un beso.

-Buenos días, señor Dave. –Ella se fijó en las rubias y ninguna se había girado así que le mandó también un beso.

-Barbie... -Suspiró él aun sonriéndole. – ¿Podrías decirle a tu amiga que deje de decirme señor?

-Annie, ya escuchaste a mi papá.

-Está bien.

- ¿Cómo sigues, cariño? –Caroline se giró y le sonrió. - ¿Dormiste bien? –Dave se rió y se atoró con un sorbo de café. - ¡Oh, amor! ¿Estás bien?

-Sí... -Él tosió y tomó aire. –Estoy perfecto. –Dave volvió a guiñarle un ojo. –Siéntate, Anna. -Le indicó la silla junto a él. Ella se sentó y de inmediato sintió su gran mano en su rodilla. –Cuéntanos ¿cómo sigues? -Dave subió la mano y la puso sobre su muslo. Anna lo miró nerviosa.

Derritiendo la nieve (Forbidden I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora