Sleep

2 0 0
                                    

Mi sueño más grande es soñar, que vivo en un mundo extraño, que soy libre, que vuelo con las aves, que soy un caballero y busco a mi princesa, que peleo contra dragones, que... no lo sé... O soñar que caigo a un precipicio, que me ahogo, me quemo, soy comido por pirañas, con el dolor de la muerte... Cualquier tontería que mi cerebro pueda producir. 

Mi sueño más grande es soñar, aunque sea una pesadilla.

Pero nada es así, cada noche cierro mis ojos, y mi mente se apaga, mis sentidos no reaccionan, mi corazón se acelera en vez de ir más lento y en el momento culmine de mi agitación salgo de mi cuerpo.

Estoy de pie, descalzo, y el suelo no es frío al tacto, mi cabeza da vueltas. Tengo nauseas, aunque no llego a vomitar, no tengo estómago para hacerlo. Me convierto en algo parecido a un alma.

No sé cómo pasa, no sé lo qué es. Sólo ocurre cada noche y ha ocurrido desde que tengo memoria.

Me yergo, mi espalda duele, a veces son mis brazos o mis piernas, todo depende de la posición en la que esté acostado en mi cama. Tengo que admitir que eso es lo que más me aterra desde siempre, verme tal y como estoy, tan quieto y respirando, o por lo menos siempre me convenzo que lo hago.

Lo segundo que más me aterra es lo que soy capaz de ver. Son algo... extraños, no sé ni cómo definirlos. Sé lo que son. Son los sueños de las personas, caminan en una marcha fúnebre, unos son hermosos: unicornios, niños que ríen, criaturas graciosas, animales amigables, algún día vi un tigre muy manso que caminaba como si flotara. Pero, también están las pesadillas, vampiros, demonios, criaturas que se arrastran y llenan de fango el suelo, espectros, y muchos, muchos más.

Todos me ven, los sueños me ignoran y las pesadillas se detienen a observarme y extenderme la mano. Nunca las tomó, me aterran, pero eso no importa, ellos me obligan. Me apresan con sus garras, manos, o lo que tengan para sostenerme, me arrastran, en ese momento pierdo mi movilidad y grito fuertemente, lloro, siento las lágrimas calientes en mis mejillas y la mucosidad que cae y llega a mi boca. En ese camino solo logro ver una ola de cuerpos oscuros y oigo risas, les divierte. Me llevan donde ellas van, a la mente de una persona cualquiera, jamás sé a la de quién. Veo que esa persona sufre como yo he sufrido para llegar a su mente.

Una niña que es violada por su padrastro es la protagonista esta vez. Sé qué lo es puesto que hay un letrero con la palabra "Papi" en su frente aunque todo su rostro sea un manchón blanco, ella es muy pequeña para recordar perfectamente su rostro, quizá unos cinco años.
Está acostada boca abajo en el suelo de una casa de papel que se desmorona, el entorno en gris y el piso es de lodo. Yo estoy junto a un árbol, no puedo moverme, no puedo hacer nada mientras la oigo a ella gritar y a su padre gemir, le apreta el cuello y la penetra violentamente. No puedo ver el rostro de la víctima, su cabello lo oculta.

No puedo siquiera cerrar los ojos, y las pesadillas que me arrastraron aquí se ríen disfrutando ambas agonías.

-Una niña que sueña con sus recuerdos- oigo un susurro. El hecho de saber que eso sí pasó me duele más, ver como el hombre se ríe ante sus suplicas pidiéndole que ruegue más.

A veces pienso que cuando yo estoy allí es cuando tienen las peores pesadillas, cuando más le duelen las heridas, cuando más lágrimas hay y más suplican por su vida y porque paren... y yo estoy inmóvil sin poder hacer nada.

La pequeña me voltea a ver y la veo directamente...

Cuando ella se despierta yo lo hago.

Y así es cada vez que cierro mis ojos. Cada noche pesadillas diferentes llegan y me atrapan. No puedo hacer nada contra ello, me siento inútil, quizás lo soy. Me siento en mi cama y pienso en lo que pasó aun cuando quiero evitarlo.

Niego mis pensamientos, pero sé que tengo razón.

Esa niña era idéntica a mi hermana menor.

Mea ParadisumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora