Quiero a mi madre

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"QUIERO A MI MADRE"

Esas eran las palabras escritas con sangre de la víctima en las paredes del cuarto. La cuna estaba intacta y dentro de ella se encontraba un niño de unos tres meses de edad, él tenía sangre en una de las mejillas, pero ningún rastro de abuso físico.

El detective Meza examinó el cuerpo detenidamente.

La mujer estaba a unos tres metros de la cuna, sus ojos estaban abiertos, su vientre tenía la herida que le había causado la muerte y sus intestinos desparramados a su alrededor. Lo que más le llamó la atención al detective fue que los órganos reproductores de la víctima fueron encontrados colgados debajo de las palabras antes mencionadas.

Astrid Connan, caucásica, de unos treinta años estaba comprometida con el señor Edgard Brenan, el cual dijo no saber que pasó en esa noche. Según atestiguó él fue a la cama a las 9:30pm como todas las noches y miró la televisión junto a su esposa hasta que se quedó dormido.

Los vecinos no oyeron gritos, solo uno de ellos el cual regresaba a las 11:50pm de una fiesta, dijo que las luces de un cuarto estaba encendidas. Luego el esposo confirmó las sospechas de los policías, era el cuarto del bebé. Los investigadores creyeron que ella había sido llevaba por el asesino a ese cuarto o se despertó por el llanto del infante y él criminal la encontró allí.

El esposo estaba completamente limpio, aunque sus huellas estuvieran por todos lados nada fuera de común.

Pero ¿cómo se puede asesinar a alguien sin que su esposo oiga?

La investigación de la familia no llevó a mucho, era una mujer amable y entregada a la comunidad, que siempre sonreía y amaba a los niños.

Meza, en su vasta experiencia, sabía que para que una persona eligiera ser buena habían dos opciones: su corazón era bondadoso o estaba tratando de limpiar su consciencia.

El detective Meza se dio cuenta por una amiga de la familia que en la juventud la víctima no fue la mejor persona, tuvo muchos noviazgos y fue arrestada por asistir a una fiesta donde se consumieron distintos tipos de drogas.

Y tuvo un embarazo prematuro.

Sí, la mujer había quedado embarazada una vez más antes de dar a luz al pequeño niño que se encontró en la escena del crimen. Sin embargo, ese niño nació con muchos problemas, la madre a penas pudo verlo, ella había consumido drogas y tenido un embarazo nada saludable, el milagro era que no lo había perdido antes. El pequeño murió a los cinco días mientras su madre le daba pecho. Desde ese momento ella cambió. El nombre que se encontró en la partida del primer hijo fue: Albert Connan.

Lo curioso es que su siguiente hijo poseía el mismo nombre pila. Cuando al esposo se le preguntó sobre el primer hijo de la víctima dijo no saber nada de tal pequeño, y nunca supo que su esposa fuera al cementerio a visitarlo ni nada. Quizá el inocente difunto fue dejado de lado por su madre.

El caso sigue abierto, aunque para el detective Meza todo estuvo claro desde ese momento, decía su abuela: "las almas atormetadas buscan cualquier forma de consuelo sin importar si esa solución es deshacerse de lo que les causa sufrimiento".

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