Mea Paradisum

Altar

-¡Yo me opongo!

Toda una escena de pelicula. Las personas voltean ante mi atrevimiento, y estoy allí, congelada en medio de la iglesia. Me miras, haces una mueca, pareciera que no me reconocieras.

La chica que está a tu lado en el altar me observa, su largo cabello rubio cae al piso junto con su velo adornado con bordados de flores y perlas.

Jamás había llegado tan lejos ni en mis pensamientos, no me creí lo suficientemente fuerte. Pero creo en ti, no lo harás, no importa el dinero, no importa la posición social.

Camino con mis zapatos rotos, y el vestido, ese que he usado más de quince veces. Mi cabello es un desastre como siempre y mi maquillaje es ligero y no oculta las imperfecciones.

Tanto ella como tú usan ropa reluciente y totalmente nueva, en esta boda de gente adinerada yo soy el único punto negro y resaltante por mi falta de glamour.

Soy una persona del mundo real, tú vienes de la utopía general.

-James... yo...

-¿Alguien puede retirarla? - dice la novia desesperada.

Los murmullos llenan la iglesia, una persona de seguridad toma mi brazo.

Y no haces nada.

Las lágrimas llenan mis ojos, y tu mirada que jamás se posó en mi rostro se aparta por completo.

Los cuentos son cuentos, hay cosas más importantes que el amor. Dejo de forcejear con el seguridad y salgo con él.

Oigo las campanas, el júbilo y todo aquello que alguna vez me prometiste que compartiriamos. Y lo dejo atrás, para siempre.