XI

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-Las islas del Hierro. Gobernantes: Los Greyjoy. Blasón: Un kraken y su lema es "nosotros no sembramos"

-Famosos por su pericia con el arco, la navegación y los amoríos- Dijo Theon mientras se distraía.

Esa mañana el Greyjoy, Bran, Luwin y Shiera se encontraban en el patio de Invernalia. Bran estudiaba desanimado las casas nobles mientras Shiera era entrenada clandestinamente por Theon en el manejo del arco, arte que el maestre Luwin tachaba de indecente para una dama de alta alcurnia como Shiera.

-Y sus rebeliones fallidas. Vamos con uno nuevo- Animó el maestre.

Con su batuta el anciano señaló a una isla al final del Aguasnegras, ese era un sitio que el maestre nunca había enseñado a Bran y por tanto eso desgraciadamente traía consigo una nueva casa, con su blasón y un nuevo estúpido lema que aprender. Bran jugueteaba con un blasón de su casa materna mientras se disponía a escuchar la lección del anciano.

-Venga- Animó.

-No sé que lugar es- Se quejó Bran.

-Es Marcaderiva- Dijo Shiera acercándose.

Estaba muy bonita, con un vestido de lana verde y una pechera de cuero sobre él. Sus brazos estaban forrados con guanteletes de piel y en su mano derecha empuñaba un arco. 

-Familia que los gobierna: Los Velaryon. Su blasón es un caballo de mar blanco sobre fondo verde y su lema: El Viejo, el Verdadero, el Valiente.

El Viejo, el Verdadero, el Valiente. De todos los lemas que Bran había memorizado ese era el más extraño, pues muchos otros mostraban con las palabras el significado de su apellido y su forma de ser pero en ese caso era distinto, el Viejo, el Verdadero, el Valiente...intrigaba profundamente la mente del pequeño lobo.

Luwin le zarandeó la cabeza y Bran se dio cuenta de que Shiera había retornado a sus prácticas con Theon que le daba consejos sobre como apuntar.

El maestre apuntó con su vara a las Tierras de la Tormenta.

-Casa Baratheon. Blasón: Un ciervo, uno coronado ahora que Robert es rey. Lema: Nuestra es la furia.

Luwin asintió con un leve gesto y señaló a las tierras de Occidente.

-Blasón un león. Lema...un Lannister siempre paga sus deudas.

Shiera soltó una risita.

-No. Es una frase muy común pero no es su lema oficial.

-Casa: Los Lannister.

-Aún estamos con su lema- Regañó Luwin.

-No lo recuerdo- Negó el Stark, sumamente molesto.

-Sí lo recuerdas- Contradijo el hombre.

Para ese momento la pequeña Velaryon había detenido sus prácticas y miraba con pena a Bran.

-Nunca doblegado, nunca roto.

-Ese es el de la casa Martell- Regañó el anciano.

-Juntos en la ira- Probó Bran.

-Ese es el de la casa Rowan.

-Familia, deber, honor.

-Es el lema de la casa Tully, la casa de tu madre- El maestre hizo una corta muerta y se acercó al muchacho- ¿Te burlas de mí?

-Familia, deber, honor ¿Es el orden correcto?

-Sabes que lo es- Reprochó el hombre.

-Pues la familia está primero- Se quejó él.

-Tu madre tuvo que irse de Invernalia para proteger a su familia.

-¿Cómo va a proteger a su familia si está lejos?

El maestre suspiró.

-Cuando estabas inconsciente tu madre pasó junto a ti tres semanas, sin moverse al igual que tu prometida, aquí presente.

-Y luego mi madre se fue- Dijo él al borde de las lágrimas.

-Cuando naciste fui yo quién te extrajo de tu madre y te puso en sus brazos. Desde ese momento hasta el día en que su corazón deje de latir, ella te amará y pronto regresará.

-¿A donde ha ido?- Inquirió el niño.

-No puedo decírtelo.

-¿Sabes donde está ahora? ¿hoy? ¿En este preciso instante?

Luwin suspiró.

-No.

-¡¿Entonces como puedes prometerme que volverá?!

Shiera estaba allí, estática, contemplando como toda la ira y la frustración de su prometido salía a la luz, dejando aquellos pozos oscuros que eran los ojos de Bran para poder rasgar el velo de la verdad y que todos pudiesen contemplar su angustia. Shiera no sabía como obrar...esa vez no,

-A veces eres demasiado inteligente para tu propio bien- Comentó el anciano.

-Jamás volveré a tirar con arco- Comentó Bran mientras clavaba sus ojos en su bella prometida y al parecer de ella, el comentario era dirigido así misma.

-¿Y cómo sabes eso?

-Se necesitan piernas para poder tirar con arco.

Shiera suspiró y en un veloz acto tomó la mano de Bran.

-Si la silla que inventó lord Tyrion funciona podrás tirar con el arco montando a caballo.

Bran sonrió.

-¿Enserio?

Luwin también dejo ver una sonrisa y señaló con su vara a Essos.

-Los niños Dothrakis aprenden a hacerlo a los cuatro años ¿por qué tu no?

Bran sonrió a su preceptor y asintió, con una sonrisa.



El sol de Dorne quemaba la piel de Daenys con profusión, incluso en los jardines del agua donde todo era basto y placer ella sentía la necesidad de huir, de volver a su hogar y estrechar a sus hijos contra su pecho.

-¿Os ocurre algo, mi señora?

Daenys suspiró y con triste sonrisa como semblante miró a su lado.

-No, gracias mi príncipe.

Él sonrió.

-Demasiado tiempo sin venir por estas tierras, su fuego ahora os daña cuando antes os besaba y reverenciaba.

Ella sonrió, una sonrisa verdadera al recodar como en aquellos años ella corría libremente por los jardines, con él tras su estela y cuando la atrapaba, porque siempre la atrapaba, la besaba con pasión.

Se acercó y pasó delicadamente sus manos sobre la piel de Daenys. Ella gimió débilmente ante tal tacto, osco y seco pero al mismo tiempo dulce y suave.

-Maldigo a los dioses por llevarte- Dijo él en su oído- Maldigo a los dioses viejos y nuevos, a los dioses del mar, al dios caballo y al dios rojo. Que se jodan todos ellos.

Ella miró sus ojos negros como un abismo y la tentación superó a la razón. Acarició esos fuertes brazos que durante eones había añorado y besó esos labios que siempre había deseado tener por la eternidad.

Fue un beso fuerte pero dulce a la vez, lleno de pasión pero al mismo tiempo de la añoranza que uno sentía por el otro. Estaba siendo infiel a su marido, eso Daenys lo sabía pero cuando uno prueba el fruto prohibido ya no puede dejarlo marchar.

Al separarse ambos se miraron.

-Quédate conmigo, olvídalos a todos. Olvida a Marcaderiva, olvida a los Velaryon, olvida a tu esposo.

-Eso implicaría olvidar a mis hijos- Ella sollozó- Eso es algo que jamás podré hacer, nunca.

-Daenys...

La valyria lloró.

-Lo siento...Oberyn.

El Viejo, El Verdadero, El ValienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora