Hacía tres horas que Osha se había ido a ver a Theon y los niños Stark, Hodor y Shiera esperaban de forma paciente en la habitación. La chica Velaryon se había ajustado el cazador y se puso un jubón de cuero blanco que usaba normalmente para montar y unos pantalones verde mar. Nunca los había usado y se sentía extraña con ellos puestos, pero sabía que sería cuestión de tiempo acostumbrarse.
La luna brillaba alto, la hora del lobo.
Dos grades golpes se escucharon al otro lado de la puerta.
Shiera abrió y vio a los dos soldados Greyjoy muertos en el suelo. Uno tenía el cuello cercenado y otro una gran contusión en la cabeza.
Osha estaba frente a la puerta, respirando con dificultad y con una daga en la mano y un ladrillo en otra.
-¡A prisa, pequeña señora!- Apremió la salvaje- Meta a estos en el cuarto y que Hodor se prepare para llevar al pequeño señor.
Ella asintió.
Shiera y Rickon metieron a los Greyjoy dentro de la habitación mientras que Hodor tomaba a Bran entre sus grandes brazos.
Shiera cogió una maleta, que había preparado con anterioridad, y se la colgó del hombro. Llevaba la daga de su hermano, el broche para el pelo con forma de caballito de mar y algunas otras cosas que creía que iba a necesitar.
Salieron de la habitación, con Osha al frente. Recorrieron los fríos pasillos de Invernalia hasta que llegaron al patio. Varios hijos del hierro patrullaban las almenas pero miraban hacia fuera, no hacia adentro.
Atravesaron rápidamente el patio, hasta Hodor se cuidó de no hacer ruido con sus pisadas.
-¿Dónde vamos?- Preguntó Bran.
-Hay un portón al sur que no está bien vigilado. El maestre nos espera allí.
Y así era.
Luwin esperaba tras una puerta que daba paso a uno de los torreones de Invernalia.
-¡Por fin llegáis!- Susurró el maestre, nervioso a más no poder- Tomad, estas maletas tienen algo de comida, lo que he podido sacar de las cocinas. Shiera, toma esto.
El maestre le entregó un carcaj a reventar de flechas y un arco largo, bien equilibrado y que Shiera conocía a la perfección pues era el mismo que ella usaba en sus prácticas.
-Hay un solo hijo del hierro. Está en la almena.
-Quedaos aquí- Ordenó Osha, sacando su puñal.
-No. Osha, debes ir a por los lobos- Comentó Shiera- Yo me encargo de ese.
-Shiera...
La chica sonrió a su prometido.
-Tranquilo, Bran. Puedo con él, soy la mejor arquera de Invernalia.
El chico Stark dirigió una mirada de completo terror a su prometida y acabó accediento, temeroso. Shiera entró en la torre y subió los escalones de dos en dos. Cuándo llegó a la muralla se ocultó tras uno de los laterales de la puerta.
Sacó una flecha y la colocó en el arco.
El Greyjoy estaba mirando hacia el exterior y en ese momento Shiera aprovechó.
Salió de su escondite, se llevó la mano a la nariz y disparó.
La flecha se le clavó en el hombro, provocando un grito del hijo del hierro.
Cargó otra flecha y antes de que diese la alarma el hombre yacía muerto en sobre los parapetos.
La chica tragó saliva. Era la segunda vez que hería a alguien y la primera vez que mataba a alguien. Se sentía extraña, diferente. Era como si algo frío se colase en sus huesos pero por alguna extraña razón no se sentía mal. Solo se sentía...extrañada. Era como cuándo un bebé veía el mar por primera vez. Se acostumbraría, con el tiempo.
Bajó a paso ligero de las almenas, estaba exhausta. Sonrió al comprobar que Osha había vuelto con Verano y Peludo, con ellos cerca Shiera se sentía algo más cerca.
Luwin se acercó corriendo.
-Debéis marcharos ya. Osha sabe que hacer pero debéis marcharos.
Salieron de Invernalia. Los lobos por delante, seguidos de Osha, Hodor, que cargaba a Bran, y de Rickon que iba de la mano de Shiera.
Caminaron hasta el alba, sin detenerse. Shiera nunca había caminado tanto durante tiempo, sentía como las botas le hacían daño de tanto caminar por terreno boscoso, estaban en el bosque de Lobos y Osha parecía saber a dónde ir.
Pasaron por una granja, Rickon quería pedir comida y asilo pero Bran no lo permitió por temor a que Theon dañase a los granjeros cuándo fuese a buscarlos, cosa que pasaría de seguro.
Anduvieron hasta la tarde pero entonces Bran vio algo.
-Espera ¡Esperad!- Ordenó Bran- Ese el puente donde encontramos a los lobos...hemos dado una gran vuelta en círculo ¿¡Por qué volvemos a Invernalia!?
Shiera miró a Osha, incrédula.
-Fue idea del viejo- Dijo ella, a modo de excusa- Greyjoy ya nos estará buscando. Tienen perros y caballos, nos alcanzarán hagamos lo que hagamos.
-Y el único lugar donde no buscará es Invernalia.
Osha asintió.
-Entraremos esta noche y nos ocultaremos en las criptas, será fácil con tan pocos hombres en el castillo. Esteremos ocultos hasta que vuelva vuestro hermano.
Bran arrugó el ceño, cosa que siempre hacía cuándo tenía alguna duda o algo le preocupaba de sobremanera.
-De acuerdo- Accedió- Pero...
Un aullido se escuchó a lo lejos.
-Son los lobos- Dijo Rickon.
Shiera negó.
-Son los perros de caza ¡Theon está cerca!
Osha miró alrededor y entonces se acercó al río bajo el puente.
-¡Todos, por aquí! El barro disimulará nuestro olor y podremos sacar ventaja ¡Vamos!
Todos se arrojaron al río y corrieron. Fue un milagro, ciertamente. Theon casi les atrapa en más de una ocasión pero consiguieron volver a Invernalia. Consiguieron entrar.
Bajaron a las catacumbas y el maestre les guio a la zona más profunda de ellas, lejos de las miradas de piedra de los reyes Stark. Al fondo, muy al fondo había una sepultura oculta, llena de heno a modo de camas y con unos troncones como separadores.
Bran se recostó. Shiera lo mismo.
-Tengo miedo- Reconoció ella.
-Y yo...pero no te preocupes, Robb volverá.
Shiera sonrió, complacida ente aquél pequeño gesto de Bran. La chica se movió y acabó acurrucándose en el hombro de su prometido. Bran le acarició tiernamente la mejilla y mientras la chica se dormía, Bran pensó ¿Por qué se besarían los mayores? A saber, pero era algo que hacían todo el rato y Bran, en ese instante, deseó poder besar a Shiera Velaryon.
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El Viejo, El Verdadero, El Valiente
FanficDe ella decían que era hija de los mismísimos dioses del mar, una doncella bella, valiente he indómita como el mar. En su sangre rugía el fuego de la antigua Valyria y por sus venas danzaban las corrientes del mar. Shiera Velaryon, hija de Marcaderi...