Capítulo 13: Confía en tus instintos.

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Los ojos se le sentían cansados aunque hubiera descansado todo el camino, era porque había dormido demasiado, aunque le hubiera encantado ver a su Paulie todo el viaje. Pensó que seguro estaría en el baño y por eso no se encontraba a su lado. Faltaba poco para llegar y los demás pasajeros seguían durmiendo.

    La oscuridad de la sección de viaje comercial estaba preocupando a John, ya que Paul aún no aparecía y tenía minutos el mayor ya había despertado.

    —¿Paulie? —murmuró para sí mismo, mientras se levantaba del asiento. Se preguntaba cómo reaccionaría la prensa cuando se dieran cuenta que John Lennon y Paul McCartney habían desaparecido "misteriosamente". John sabía que su esposa -¿o ex-esposa?- nunca diría nada sobre la traición de Lennon, la mujer era demasiado inocente y siempre necesitaba a alguien que hablara por ella, en el caso: John.

   Recorrió uno por uno los asientos vacíos y no encontró a Paul por ninguna parte, se empezaba a desesperar. Recorrió una vez más, revisando en silencio a las personas que dormían de forma tranquila mientras que a John le estaba por dar un infarto al miocardio. Metió su mano en el bolsillo por inercia, al sentir el vacío y la ausencia de Paul, su sangre se congeló.

    La había cagado.

    Decidió buscar a Paul en los baños, el único lugar donde no había buscado. Esperaba encontrarle y explicarle sobre todo lo que la nota llevaba escrita. En realidad, no tenía rostro para mostrar, la vergüenza le hacía sentir fatal. ¿Ahora qué tipo de excusa inventaría? Tocó tres veces, esperando que se encuentrara allí. Nada, sólo un chillido.

    —¿Paul? —dijo John detrás de la puerta, supuso que el chillido venía de parte de su amante. Un sollozo le respondió, lo que al hombre de lentes se le partió el corazón. Sabía bastante bien que ya había arruinado todo nuevamente.

    Notó que la puerta no estaba cerrada con seguro y aprovechó ese hecho abriéndola y entrando al lugar con lentitud, encontrando a Paul recostado por una de las paredes con los ojos vidriosos.

    —Paul... Yo... —intentó hablar, de sus labios sólo salieron murmullos incomprensibles, nada era válido para Paul en ese momento.

    No podía creer que John le hubiera mentido de tal forma, pero menos pudo creer que estuviera así de mal por el simple pensamiento de saber que lo perdería, y Paul sabía que parte de eso era su culpa. Si no hubiera tomado la servilleta, nada de todo esto hubiera sucedido. Se desesperó, pues una parte de sí mismo decía que la nueva amistad que tenían se había ido a la mierda por su curiosidad, él no quería perder nuevamente a John. Decidió olvidar lo anterior leído, decidió hacer como si nada hubiera sucedido.

    —John... Me caí —dijo dando excusas para su llanto, una parte de John se tranquilizó, una parte de Paul se alteró, era el principio de un bucle infinito de mentiras.

    —¿Te lastimaste? —preguntó tomando a su amante de las manos, él negó con la cabeza y dio una leve sonrisa de lado—. Sabes que te amo ¿no? —dijo, acercándose nuevamente a sus labios. John se sentía con la suficiente seguridad como para hacer eso. Paul aceptó sus besos lentos y cariñosos, con un matiz de tristeza por parte de John, aún así, Paul no podía dejar pasar de largo tal acción de John; sabía que llevaría consigo a muchas desgracias, pero no podía darse el lujo de perderlo. Lo necesitaba.

    —Te amo, John —murmuró cuando el mayor bajó sus besos al cuello de su amante y con las manos sujetó sus caderas. Aún no se encontraba acostumbrado a que Paul no tenía la fisionomía de una mujer, quería hacer todo lo que hacía con una chica. Pero esto era totalmente diferente.

We Fail Again [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora