El hubiera no existe a pesar de lo mucho que uno quiera cambiar las cosas. Clary deseaba con todas sus fuerzas una máquina del tiempo, si la tuviera regresaría al pasado y se golpearía fuertemente para no cometer los mismos errores. Desde la llegada de Simon a su casa, cuatro días atrás, la extraña atmósfera en ésta se volvió radiactiva e incluso el ambiente entre su hermano y ella se transformó en algo insoportable, cada que cruzaban caminos en la tarde –pues él siempre se desvanecía en las mañanas– sólo compartían un saludo y eso era todo. La volvía loca.
Pero al parecer era la única en sentirse así, sus padres estaban alegres de ver al músico en persona después de oírla hablar de él muchas veces; su novio y el castaño solían divertirse retándose para hacer las cosas más estúpidas, desde quien comía más picante hasta ver cual de los dos mataba más zombies con ayuda de las plantas mágicas a través de sus Iphone, todo mientras ella los observaba sentada en medio del sillón –en una ocasión salieron a pasear y presenció un gran despliegue de comentarios y frases ingeniosas, cuyo tono hubiera alcanzado escalas mayores de no haberlos detenido–, actuaban igual que en Nueva York, pero en vez de su condescendencia habitual hacia ellos, un gruñido molesto pugnaba por escapar de lo más profundo de la garganta. Internamente se preguntaba hasta cuando podrían convivir todos en esa aparente calma; sus progenitores tarde o temprano mostrarían su enojo hacia su hijo y Simon terminaría soltando un comentario inapropiado sobre el mismo.
Días atrás lo único que evitó su exagerada reacción al oír de su presencia fue el rodillazo propinado por la pelirroja por debajo de la mesa, una clara advertencia para no hablar de más. Él como siempre accedió a sus deseos, pero bastaba ver su cara cuando lo encontraba en la sala o en el comedor para saber que no se contendría ante la mínima provocación; era toda una suerte la apatía mostrada por Sebastian hacia a su amigo, pero ese trato frío había empezado a levantar sospechas en su prometido, quien por cierto, se llevaba de maravillas con el ojinegro.
Cuando Simon prometió visitarla en Portland para ayudarla a planear la fiesta de compromiso ambos pensaron pasarla genial, no contaron con la repentina aparición de cierto rubio platinado. Hace tiempo el chico escuálido de su salón entró a la vida de la ojiverde, la música, su alegre personalidad y sus locas ideas le hicieron ganarse el cariño de la chiquilla y llenó parcialmente el hueco dejado por Jonathan, quien salía con Seelie. La joven Clarissa creyó ingenuamente que su hermano se alegraría por ella al ver que tenía un amigo, pensó incluso que ambos podían ser amigos, no fue así. Por algún motivo surgió un odio exagerado entre ellos al verse cara a cara por primera vez, ese sentimiento fue más fuerte que su cariño hacia ella y pronto se vio dividida entre su adorado compañero de juegos infantiles y su nuevo amigo, con el tiempo las cosas empeoraron y todo su mundo giró de cabeza.
***
–Clary, ¿podemos hablar? –Simon aprovechó la ausencia de Jace –cortesía de Valentine– para abordarla. Era obvio lo que quería decirle.
–Sí, vamos a pasear.
De niña la pelirroja amaba caminar por el bosque, sentía que en cualquier momento aparecería un hada y le concedería un deseo. Al crecer esas caminatas adquirieron un aire clandestino cuyo cómplice fue la persona menos esperada por los demás. Mientras la fémina rememoraba hechos pasados, Simon andaba a su lado, callado, pensando la mejor manera de tratar el tema, sabía lo delicado del asunto; sin embargo, no podía callar por el bien de su amada Clary. Era un tonto sin remedio, lo sabía bien, se enamoró de la única mujer que siempre escogía a otros por encima de él, a pesar de eso no existía nada que pudiera o quisiera hacer para combatir los sentimientos desarrollados a temprana edad, esos que simplemente aparecieron y se negaron a irse. La chica de ojos verdes era la luz de su vida, la más hermosa entre todas las demás y haría todo para protegerla a pesar de no ser correspondido, ¿acaso no se trataba de eso el amor incondicional?
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FanfictionClary aceptó casarse hace tres semanas, en ese momento estaba segura de estar completamente enamorada... hasta que el día anterior llegó la noticia. Ahora, mientras iban rumbo a la casa de sus padres, estaba confundida y la ilusión del matrimonio...