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Me perdí en el laberinto de tus besos, y con cada mirada el latir de mi corazón pronunciaba tu nombre y, anhelaba tener tu figura celestial una noche de luna llena.

Nos convertimos en lo que más deseabamos en el mundo, sin pensar que nuestra cordura estaba en juego con cada caricia precipitada.

Nos convertimos en lo que más deseabamos en el mundo, sin pensar que nuestra cordura estaba en juego con cada caricia precipitada

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