Parte 4 / CORREGIDO

360 52 10
                                    


Unas suaves caricias podía sentir en mi piel, provocando una reacción eléctrica en mi cuerpo. Poco a poco, los párpados comenzaron a separarse, pero las manos que trazaban líneas de fuego sobre mi piel y los labios que besaban con una delicadeza irresistible mi cuello, me sumieron en un estado de dicha que me instó a cerrar los ojos una vez más. Un gemido suave y placentero escapó de mis labios, un sonido que parecía surgir desde lo más profundo de mi ser. ¿Quién era el dueño de aquellas manos expertas que me envolvían en un torbellino de sensaciones? No lo sabía, pero mi cuerpo parecía reconocerlo como el protagonista de mis más oscuros y anhelados sueños.

—No sabes cuánto te extrañé, amor —una voz desconocida susurró en mi oído, un susurro que me erizó la piel y desencadenó un hormigueo exquisito en cada centímetro de mi ser. Aquella voz tenía el poder de hacerme sentir vulnerable y al mismo tiempo deseoso, y su cercanía hizo que un escalofrío placentero recorriera mi espalda. No podía evitar preguntarme quién era el responsable de este arrebato de placer y emoción. Aunque mis ojos permanecían cerrados, quería observar a esa persona que me hacía sentir tan bien.

Finalmente, reuní el coraje para abrir los ojos y examinar el entorno que me rodeaba. Para mi desconcierto, no me encontraba en ningún lugar familiar. La estética era diferente, los objetos que me rodeaban evocaban una época distinta. Mi mente se nubló con la confusión y el miedo, ¿acaso me habían secuestrado? Pero antes de que el pánico se apoderara por completo de mí, la voz seductora habló de nuevo, como si intentara tranquilizarme.

—¿Qué pasa, hermoso? —susurros de cercanía antes de materializarse frente a mí. Mi corazón dio un vuelco al encontrarme con la imagen de un ser magnífico, de belleza sobrehumana. La piel de porcelana contrastaba con los rasgos fuertes y masculinos. Los ojos azules, como dos pozos de misterio, me atraparon con su intensidad. Su cabello dorado caía en suaves ondas, y todo en él parecía perfecto. Era como si el arte mismo hubiera esculpido su figura. Mi mente se llenó de preguntas, pero sobre todo, una poderosa atracción me dominó.

—Te gusta lo que ves —sonrió con malicia y un dejo de lujuria, como si conociera los efectos que causaba en mí.

—Sí —susurré, incapaz de apartar la mirada de su figura que emanaba un magnetismo incomprensible. Aquellos ojos azules parecían tener la capacidad de ver a través de mí, de penetrar mi alma.

Mis pensamientos se tornaron tumultuosos, mi corazón latía descontroladamente. Observé cómo su ropa blanca, ligera como un velo, dejaba ver indicios tentadores de su anatomía. Abdominales definidos, pectorales marcados. Me sentí inmerso en una nebulosa de deseo que nublaba cualquier noción de realidad. Jamás habría imaginado que un sueño pudiera capturar con tanta precisión mis deseos más ocultos.

Cerré los ojos, intentando persuadirme de que todo esto era una fantasía, un anhelo onírico. Sin embargo, los labios del misterioso hombre encontraron los míos en un beso tan ardiente como apasionado. Mis sentidos se vieron inundados por su presencia, mi cuerpo reaccionando con una urgencia desenfrenada. No sabía quién era, pero había tocado algo profundo dentro de mí, algo que ansiaba ser liberado.

—Por favor —susurré con desesperación al separarse, pero en ese momento, fijé mi mirada en sus ojos y quedé atrapado en aquel océano de emociones. Reconocí algo en su mirada, un destello de devoción y, ¿acaso amor?

—Tranquilo, querido —susurros y caricias suaves sobre mi rostro—. Ahora que estamos de nuevo juntos, no te dejaré ir nunca.

—¿Lo juras? —inquirí, confundido y abrumado por la intensidad de todo esto. ¿Por qué me sentía tan conectado con él, incluso en mi sueño más profundo?

AMANDOTE OTRA VEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora