Before The Smile (:

7: I'm Not Angry Anymore.

Vaya que aun lo quería... en serio lo amaba, y eso se le notaba mucho, en la forma en la que lo extrañaba, en la manera en la que se expresaba cuando hablaba sobre el, en como recordaba esos momentos mágicos que habían compartido. Lo sabia, pues cada que conversaban, o hacían algo en lo que pudiera recordarlo, siempre hacia un gesto que el chico odiaba. En serio le frustraba verla de esa manera, con esa expresión de dolor; la cabeza agachada, la mirada hacia el suelo y un suspiro que siempre le seguía. Ya no quería verla así, ya no podía seguir observando a la distancia, sin decir nada, eso lo sabia a la perfección, y por eso se esforzaba en apoyarla en todo momento, en sacarle una sonrisa de la nada, en demostrarle que no estaba sola, pero desde que le reveló esa foto, y le contó sobre Josh, en todo momento estaba presente.

 En el pequeño receso que tenían a media clase, ambos salían a la cafetería que había al otro lado de la calle a comer algo, o solo a conversar, y la mayoría de veces se les integraba Jennifer, una vieja amiga de Hayley que laboraba a unos metros de ahí. El único problema de estos encuentros, es que siempre era el mismo tema de conversación: el malnacido de Josh. A cada palabra que cruzaban las chicas sobre el tipo, Tay mas lo odiaba. No lo conocía, pero estaba seguro de que no quería hacerlo, porque el día que se encontraran, no iba a responder de si mismo, ni el sabia lo que sucedería, y pedía al cielo que nunca se cruzaran, por ningún motivo. Las platicas se hacían largas, y algunas veces, cuando podía, agregaba algún comentario sobre la situación, pero la mayoría del tiempo estaba en silencio, tratando de hacer otras cosas, intentando concentrarse en cualquier cosa fuera de lo que escuchaba, pero eso no significaba que no podía oír lo que decían, otras veces simplemente se levantaba de su lugar para irse de ahí, estaba harto de escuchar todo eso, ya que quisiera o no, cada palabra, cada "lo extraño", le iba hiriendo un poco mas.

A pesar de que ya casi se volvía rutina, esas conversaciones lo dejaban pensando en que es lo que haría, en que le diría el día que ya no aguantara mas el verla de esa manera, pero esas palabras siempre se quedaban en su cabeza. -por favor, déjame ser esa persona que te haga olvidar todo lo que pasaste, esa persona que te haga volver a creer. Entiende que no todas las personas son iguales, no todas te van a traicionar. Yo nunca te dejaría sola, nunca te abandonaría, nunca te engañaría... yo en serio te amo-. Era amor, y estaba seguro de eso, no sabia el porqué, pero no necesitaba saberlo, ya que el lo sentía, y le era suficiente para seguir. 

Le gustaba estar con ella, ya que era como su medicina cuando estaba cerca de el. Todos los males que en ese momento podían existir, se iban al estar un día mas con Hayley, pero cada día con ella era especial, no había otro parecido. Hubo una vez en la que, por alguna extraña razón, se despertó con un dolor de cabeza horrible, dolor de estomago y dificultad para respirar, y así siguió todo el día hasta que llegó el momento del día donde podían estar juntos. Solo le bastaron 5 minutos de platica y algunas sonrisas compartidas para que se le olvidara que se sentía mal. Ella no lo sabia, pero era la razón por la que nunca faltaba a sus clases, y la mayoría del tiempo era la razón de su felicidad. No podía estar ni un solo instante sin pensar en ella, sin imaginarse que es lo que estaría haciendo, y a veces era eso lo que le hacia sentirse mal, pero ella no tenia la culpa de la baja autoestima del chico. Era muy raro, ya que ella lo hacia sentirse como si estuviera en la cima de la montaña mas alta del mundo, como también en el fondo de la fosa mas profunda de la tierra, pero la mayoría del tiempo en el que estaba con ella todo pensamiento negativo, toda tristeza e inseguridad se esfumaba. Hayley era la única que tenia el poder de borra las nubes negras del cielo, y transformar en un día soleado lo que en algún momento fue la tormenta mas fuerte de todas, y adoraba eso de ella.