11: My Hero

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Colaboración con @dessallen ("You Can Blame Me")

Horas... días... semanas... meses...

Su percepción del tiempo parecía arruinada, ya que no recordaba hace cuánto tiempo sucedió eso, hace cuanto volvieron de ese viaje, pero de cierta forma era bueno. -"superar, más que olvidar", que gran consejo... por desgracia, ambos sabemos que es más posible que lo olvides- su mente arremetía sobre el mismo, de nuevo.

Ese día estaba muy entusiasmado, no sabía el porqué, pero lo estaba, así que solo se le ocurrió llamarla para compartir su alegría con ella, cuando accedió a salir con el se puso más feliz de lo que ya estaba, porque no solo podría verla, sino podía estar con ella haciendo lo que para él es un escape de la realidad, un momento en el que sabía que no habría nada malo, un momento que sin duda sería perfecto de una manera informal, ya que era un poco infantil y estúpido. No podía esperar para por fin verla, y llevarla a ese lugar tan regocijante para él, así que tomó un autobús directo para su residencia, ya que le parecía un buen gesto que el fuera por ella a su casa, y aparte le comían las ansias por que empezara esa aventura. ­Tarde, como siempre, pero esta vez no le tomo mucha importancia a eso, golpeo la puerta y se recargo en la pared que tenía a un costado, no esperaba que ella abriera tan rápido, así que cuando lo hizo, el realizó un pequeño salto de sorpresa, que también asustó a la chica. – ¿Estas lista?- cuestionó el joven de cabello oscuro, como si se tratara de una experiencia que cambiaría su vida. –claro, y, ¿A dónde iremos?-

-ya lo verás, va a ser muy divertido-. No pudo evitar reír al decir eso, estaba muy emocionado.

Se encontraban cerca, él lo sabía, pero ella estaba un poco desesperada porque ya llevaban 5 minutos caminando y aun no sabía a donde iban. – ¿Ya me vas a decir a dónde vamos?, estoy cansada y me voy a poner de malas- No le gustaba caminar, ya que eso la hacía sudar, y no hay nada peor que sudar. Sin aviso, salió corriendo hacia el otro lado de la calle sin importarle que un automóvil pudiera pasar y atropellarlo. Eso sobresalto a Hayley, mucho, a tal grado de gritarle al alcanzarlo. – ¡¿Estás loco?! ! ¿Sabes lo que te pudo haber pasado? ¡- No lo golpeo porque se controló, pero estuvo a punto de hacerlo.

-es aquí- respondió sin importarle lo que le había dicho. –pero... es un parque. En serio este es el lugar...-

-ven- la interrumpió y la jaló del brazo hasta esos generadores de felicidad, los columpios. –Este es el lugar del que te había hablado, mi lugar favorito- dijo mientras elegía el columpio de la izquierda, dejándole a ella el del medio. Ella tomo su lugar, sin preguntar nada, pero un poco descolocada por la elección de lugar que él había realizado. Por un momento llegó a pensar que se iba a aburrir, pero en realidad se estaba divirtiendo, y se le estaba pasando el tiempo muy rápido. Hablaban, reían, gritaban, y se divertían en general, la gente pasaba y los veía raro pero eso a él no le tomaba cuenta, ya que lo único que importaba es que estaba haciendo su actividad favorita con su persona favorita, solo importaban ellos dos, y la demás gente eran como fantasmas que no lograban ver, pero que estaban ahí.

La conversación se había tornado larga, pero llegó un momento en el que ya no tenían de que hablar, así que se hizo un silencio, un silencio que no duraría mucho, ya que el comenzó a tararear "girlfriend" de NSYNC, ella rápidamente reconoció la canción, así que comenzó a cantar. El o se esperaba que ella cantara, solo que también tarareara, así que el también comenzó a cantar.

Por alguna extraña razón, un par de personas (dos hombres, más grandes que ellos en edad para ser específicos) se habían incorporado junto a ellos a hacer la misma actividad, y eso le pareció gracioso, ya que uno de ellos, literalmente había corrido hacia los juegos, y realizo un gesto que se interpretaría como "empújame", y fue aún más gracioso como el ajeno realizo lo que le pidió. Era un poco descomunal, ya que él pensaba que cuando eras grande, no podías divertirte, o te volvías un "viejito amargado". Lo único que pasó por su cabeza fue que eran alguna especie de mejores amigos, de una manera muy extraña, casi como si fueran hermanos, pero eso era imposible ya que ninguno de los dos se parecía al otro. Dejó de pensar en eso y continuó la canción, pero no se podía quitar de la mente que conocía a uno de ellos, no sabía de donde, pero se le hacía muy familiar. Estaban en un lugar bonito, un poco amplio para ser especialmente para niños, pero estaba bien. En esa época del año no solía haber mucha gente, y eso era perfecto, ya que en serio odiaba los lugares con muchas personas, y más si no había un lugar donde sentarse, y si ese lugar eran unos perfectos balancines, en serio iba a estar muy molesto. Pero este no era el caso. No podía dejar de pensar que en serio conocía a uno de los dos, pero no podía descifrar de dónde. Sabía que en algún momento la curiosidad se apoderaría de él, y terminaría acercándose a ver quién era, y hasta le preguntaría si fuera necesario. No pudo contener las ganas de saciar su duda, así que sin avisar se levantó y comenzó a caminar hacia la "pareja". Conforme se encontraba más próximo a ellos, la sensación de familiaridad se hacía más grande, hasta que llegó un punto en el que la realidad le dio un golpe en la cara, no estaba tan cerca de ellos pero ya sabía por qué se le hacía tan conocido. No sabía si era suerte, o el destino haciendo de las suyas, pero ahí estaba, sentado a unos metros de él, sin darse cuenta de lo que había hecho, o al menos eso creía.

Continuó acercándose, tratando de verse tranquilo, seguro de lo que iba a hacer. Estando a algunos pasos de ellos, tras asegurarse de que no interrumpía mucho debido a que dejaron –posiblemente en cuanto lo vieron- de jugar.

Entre abrió ligeramente sus labios, separándolos con temor a que se notase el ligero temblor que le acompañaba el estar frente a él.

-Hey, disculpa, estaba por allá...- exclamó mientras se daba la vuelta para señalar a la chica de cabello castaño que estaba sentada a lo lejos con una expresión de duda e incertidumbre.-y no pude evitar verlos porque te me hiciste conocido... Tu eres Damon Albarn, cierto?-

No pudo evitar sonreír, pero era por los nervios, y porque él también le había sonreído. No podía creer que estaba frente a su ídolo, frente a alguien que admiraba mucho, y por mucho tiempo. Damon Albarn, el vocalista de su banda favorita, Blur.

Este extendió su mano, y Tay muy nervioso le correspondió. Estaba muy emocionado, pero no quería que lo notara, pero a pesar de eso, apretó mucho su mano. Por su cabeza pasó uno de esos momentos donde alguien toma por demasiado tiempo la mano de alguien, y se convierte en un recuerdo incomodo más que uno digno de rememorar. Por suerte, y gracias a muchas películas y programas de televisión, sabia como hacer las cosas. Uno de sus mayores maestros en el aspecto de su comportamiento se basaba en el cine; películas como James Bond: 007, o Mission: Impossible, películas del estilo donde el personaje principal era muy educado... un caballero, que ocupaba su armadura de galantería para colarse casi en cualquier lugar, solo que, Taylor lo usaba para ser el mismo, lo había adoptado de una manera personal, había sido educado de una manera un poco anticuada, pero para él era la correcta, y, sumándole su forma "extraña" de aprender a saber comportarse, podría decirse que era todo un espía del MI-6.

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Suerte... destino... casualidad. No sabía cómo llamar a lo que le había pasado, pero había tenido demasiada fortuna ese día. Las cosas comenzaron bien, se desarrollaron de manera casi excelente, y terminaron de una forma casual. Pocas veces llegó a sentirse tan afortunado... tan capaz de hacer todo. Si la oportunidad se hubiera presentado, tal vez hasta se hubiera atrevido a robarle un beso al amor de su vida.

Todo había pasado tan rápido... parpadeo una vez y estaba en casa de su amada, parpadeo otra vez y ahora se encontraba frente al héroe que llevaba admirando por un tiempo considerable, y al último pestañeo se encontraba camino a su departamento, pero a pesar de eso, había disfrutado cada segundo, desde el momento en el que se reunió con la joven, cuando se encontraban en el parque, el momento en el que se encontró a Damon Albarn, y, hasta la noche era ideal: nublada, fría, al borde de la llovizna. Solo le faltaba ser más oscura para ser perfecta.

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⏰ Última actualización: Feb 12, 2018 ⏰

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