Gafas

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—¡Tú tienes la culpa de ésto! —apuntó con cierta molestia a la computadora sobre su escritorio.

Y luego pasó a los lentes que estaban posados inocentemente en el medio de la cama. Hiro sintió que éstos lo estaban observando, juzgándole por su descuido, por su manera tan tranquila de tomarse su salud.

Los agarró con total desconfianza, todavía recordando el discurso de la tía Cass golpeándole sobre cuidarse mejor la vista. Los volteó, girando entre sus manos con una expresión neutra.

Bueno, quizá no se vería mal, quizá se vería hasta más inteligente e incluso atractivo.

Sus ojos se vieron vestidos con el vidrio de aumento y encapsulados por el marco de color negro, se miró al espejo de frente con cierta duda, mordiendo sus propios labios.

Quizá debía hablar con Honey Lemon de ésto para pedirle algunos consejos, llevó sus manos a la orilla de plástico, dispuesto a retirárselos por el momento.

—¿Hiro? —preguntó el moreno una vez entro a la habitación, viéndole arrostrando el espejo y con algo sobre sus ojos.

El morocho volteó todavía sosteniendo a los dedos por el marco con una expresión algo asustada. No esperaba que su novio apareciera tan pronto.

Miguel lo miró, parpadeando una o dos veces.

—¿Qué tal me veo? —preguntó a su novio, nervioso, puso ambas manos detrás de la espalda y lo observó, esperando su aprobación.

Miguel no pudo responder hasta que su cerebro le gritó que dijera algo, y de preferencia fuera positivo.

—Te ves...—tardó en procesar, en dar una respuesta inteligente —como un nerd.

Recibió un portazo en la cara. Miguel sólo estaba sonrojado, y pintado hasta las orejas.

Mames, que se veía lindo.

Efímero (Hiro & Miguel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora