«Abre los ojos».
Despierto, empapado de pies a cabeza. Recostado sobre mi lomo, me ahínco hacia la superficie, expulsando torrentes de agua por la boca. Procedo a secar mi mandíbula con el antebrazo.
-¿Dó-Dónde estoy?
Diviso el horizonte, poco más allá de las rocas que rodean el rio, mi intruso paradero: Un campo lleno de flores, de variados colores, como si el arcoíris hubiese bajado a tierra, iluminando los alrededores. Corre un aire acogedor, a pesar de los opresivos rayos de sol que le anteceden.
-¡Gracias a Dios, estás vivo!
Caigo al agua, impulsado por el inesperado gesto de un desconocido. En fin. Vuelvo donde empecé, más mojado que antes, y confundido.
-Disculpa. -dice, alzando mi cuerpo fuera del rio. Ahora puedo distinguir en su voz un tono femenino. -No era mi intención abalanzarme sobre ti y arrojarte bajo el agua.
Seco mis ojos. «¡Solo es una niña!» pienso al verla. Me da la impresión, sin embargo, de que es más madura de lo que aparenta.
-Te lo puedo explicar. -prosigue hablando, agitada. -Verás. Hace un par de minutos, los arboles me comentaron acerca de un ser vivo que yacía bajo estas aguas. Pero no les hice mucho caso, puesto que los arboles tienden a ser muy mentirosos. Luego de inagotables segundos de extrema confusión, entre si venir a investigar o seguir en mis asuntos, porque soy una chica muy ocupada, aunque no lo parezca, y debo implementar varios quehaceres las 24 horas del día... Disculpa, me he desviado del tema...
La inspecciono de pies a cabeza, haciendo caso omiso a sus declaraciones. Es pequeña, pero no al grado de ser una niña, más bien posee las facciones típicas de la adolescencia. Trae puesto un vestido verde lima, atuendo que combina, a la perfección, con sus ojos esmeralda. Es blanca, muy blanca, denotando en sus mejillas un agregado rojizo. Y su cabello, dorado como el más puro fragmento de oro macizo, se extiende hacia sus pies descalzos...
-Y fue cuando me dije «¿Por qué no? Más vale prevenir que lamentar. Además, si los arboles tuviesen el descaro de engañarme con tal situación, me encargaré de que nunca vuelvan a producir frutos alrededor de los próximos mil años...». Lo sé, lo sé, soy una mujer piadosa. Debería haberles sentenciado el mismo castigo, ¡pero de por vida! Sin embargo, eso ya no viene al caso...
Trae un collar alrededor del cuello, con forma de pentagrama u otro símbolo parecido.
-¿Te interesa? -dice, despojándome de mis pensamientos, acariciando la atractiva joya que cuelga de su cuello. -Se le conoce como "Estrella de las Hadas". No, no soy un hada, si es eso lo que piensas; no soy tan pequeña... Fue un obsequio de mi hermana mayor, para el día de mi cumpleaños número doscientos...
«¡¿Doscientos años?!» pienso, desconcertado. Aguardo una sonrisa, un gesto, cualquier expresión que demuestre su desacierto.
-Gracias a él, puedo cumplir con mi trabajo. Han transcurrido tres años, tres largos años, pero el esfuerzo no ha sido en vano. -Coge mi mano, conduciéndome fuera de las aguas. -¿Te fijaste en el combinado de colores que deslumbran las flores? Yo lo hice, con un poco de ayuda de la magia. La primera vez que llegué a este campo, decidí convertirlo en mi cuadro de acuarela. ¿Qué opinas?
Me deja a merced de las flores, cálido acolchado arcoíris, esperando mi respuesta. Retiro un puñado, olfateándolas al unísono, creándose un curioso aroma entre miel, cacao....
-Ahora échate una a la boca, el que sea.
Ante su inesperada propuesta, ingiero la flor anaranjado-mostaza.
-¡Qué asco! -sacudo los restos de mi lengua.
-Claro que sí. -ríe, maliciosa. -Las flores no se comen. ¿Nunca te enseñaron eso cuando niño? -Advierte mi malestar. Cabeza gacha, se propone a pedir disculpas. -Lo siento mucho. Tuviste un día muy duro ¿No?
Me quedo en shock, en blanco, sin oportunidad de responder en el acto.
«No... no lo sé» cruza por mi cabeza.
-¿No lo sabes? -pregunta, temiendo lo peor. -Dime, ¿Cuál es tu nombre?
«¿Mi nombre? ¿Cuál es mi nombre?».
Pierdo control de mis acciones, cautivo en el tormentoso mar de la inseguridad. Poco a poco, mi cuerpo cede ante el miedo, la impotencia de querer saber quién soy. Pero es en vano; busco, y no hallo.
-Detente, por favor. -frena mis puños; sin darme cuenta, he golpeado mi cabeza incontables veces, con la esperanza de avivar mis neuronas, recobrar mi memoria. -Sera mejor que descanses. Sígueme, te llevare a un lugar seguro.
Recostado sobre un montón de hojas, la espero. Me ha dicho que vuelve pronto, que tiene asuntos pendientes en las lejanías del bosque. El sol está a punto de ocultarse, detrás de las montañas que adornan el horizonte, privándome de su claridad, dando paso a la más fría oscuridad.
-Mis memorias... ¿Se han ido?
Observando el ocaso, sufro.
Añorando mis recuerdos, me agobio.
Pero cuando estoy a punto de rasgar mis ropas, atravesar mi piel con las uñas de los dedos...
«No temas, caballero».
Esa voz...
La conozco.
Fin del Capitulo 1.
Encuentro.
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Devoción #PremiosNewAge
FantasíaDesciende por las cataratas; dile adiós a tu cuna. (¡Miren, miren! Yace bajo las aguas, mas sigue respirando). Atraviesa la barrera de los sueños; dile adiós a tu pasado. (¡La jefa, debemos avisar a la jefa!). Cruza raudo hacia el jardín de las and...