34. Back to you, Baby (Vuelvo a ti, bebé)/Larry Stylinson-Terminada.💗

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Harry le daba vueltas y más vueltas a lo sucedido en la galería horas atrás, sentado en la mesa de su cocina, pensaba lo extraño que había sido el que Louis se presentase para hablar pero no había dicho mucho.

—Estaba tan hermoso, tuve que contenerme para no saltarle encima,... ¿Estará con alguien?, ¿Que querría decirme?...uff que tonto eres Harry, está claro que solo quería atormentarte o no, ay no sé— se decía el ojiverde muy confundido.

Además estaba el tema Taylor e hijo, que lo había tomado por sorpresa, la preocupación no le dejaba dormirse y se había levantado para prepararse una infusión e intentar relajarse y poder pegar ojo, pero no había sido así.

La infusión se había terminado y seguía sin tener sueño y con la cabeza tan enmarañada que no veía el momento de que amaneciese para poder irse a trabajar y poder despejar su mente.

Tenía el móvil en una de sus manos y no paraba de mirar su pantalla, luego abría su agenda y buscaba el número del ojiazul, dudaba si marcar o no marcar, si mandarle un mensaje o tirar el teléfono contra la pared y lo volvía a apagar.

Finalmente lo dejó y volvió a su cama, aunque continuó dando vueltas y más vueltas sin poder cerrar los ojos.

Mientras, en casa del ojiazul pasaba tres cuartos de lo mismo solo que en vez de infusión había tequila y pañuelos empapados en lágrimas.

Desde que había llegado a casa, Louis no había parado de llorar, había llamado a Hanna para contarle, pero ésta no estaba sola, al parecer había salido con un chico al que había conocido días atrás.

—¡Maldito seas Harry Styles!, ¿Por qué tenias que hacerme caso?, ¿por qué tenias que dejarla embarazada?, ¡No no no, esto es todo culpa mía, soy un idiota, un estúpido celoso, que te obligó a irte y refugiarte en otros brazos!—gritaba Louis borracho en la oscura soledad de su dormitorio.

Cuando ya estaba por terminarse otra de las botellas, escuchó golpes en su puerta, tambaleandose llegó hasta ella.

—Ya va ya va, ¿quién demonios será a estas horas?.

Al abrir la puerta el ojiazul se quedó boquiabierto, jamás pensó que esa persona se había atrevido a ir a su casa.

—¿Qué cuernos haces tú aquí en mi casa?.

—Vaya, además de un celoso y estúpido fracasado, veo que eres un asqueroso borracho, no me extraña que Harry ya no quiera estar contigo, eres repugnante.

—Oye no te permito que vengas a insultarme a mi casa.

—Tranquilo solo he venido para advertirte una cosa y que te quede muy clarita escritorucho de pacotilla...Harry es mío, voy a darle un hijo y no voy a permitir que lo atormentes con tu presencia, como has intentado hacer esta tarde cuando fuiste con todas las intenciones, ¿te habló del bebé verdad?, ¡No te le acerques o lo lamentarás, quedas avisado Louis!—dijo una Taylor muy cabreada.

—No me das miedo pero no te preocupes, Harry es todo tuyo, no me interesa, además solo fui para hablarle de negocios—mintió Louis.

—Ah si, supe que tu fuistes quien compró la mayoría de sus obras, tu eres Boobear,... oh que tierno, bueno espero que te aprovechen, porque seguro será lo único que te lleves de Harry, además él ya te olvidó e incluso me ha contado todas tus majaderías, ...ah por cierto siempre nos reímos de ti, cuando terminamos de follar... te dejo, debo atender a mi hombre,...buenas noches—dijo riéndose Taylor antes de irse.

Louis rompió a llorar, las duras palabras de la rubia lo habían desquebrajado por dentro, se sentía aún más imbécil que antes, se sentía utilizado y un gran estúpido por pensar en que Harry aún podía sentir algo por él.

A bandazos volvió a su salón y entonces vio las esculturas de Harry, alucinó que lo miraban y que se reían de él, escuchando en su cabeza las sonoras carcajadas de éstas, producidas por el efecto del alcohol.

Lleno de rabia y frustración, las cogió una a una y las fue lanzando contra las paredes y contra el suelo, hasta que las destrozó todas por completo y las redujo a simples añicos.

Tras la eufórica hazaña, Louis volvió a pegarle otro largo trago a la botella de tequila, hasta que la terminó y luego la lanzó también, estallándola contra la blanca pared antes de caerse desmayado en el sillón.