Capítulo -5

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NARRA VELA

Cerré la puerta de mi habitación, tiré mi mochila a un lado y me tumbé en mi cama boca arriba mientras no paraba de sonreír.
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- Me habló, él, me habló, a mí. - Sonreí.

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Acaricié mi muñeca mientras sonreía, y sí, puede pareces una tontería, pero es mí tontería, y quiera o no, él es mi felicidad.
Llamaron a mi puerta, rápidamente me senté en la cama.
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- Vela, soy Owen ¿Puedo pasar? -Dijo tras la puerta.

- Sí, pasa -Entró- ¿Ocurre algo? -

- Necesito tu ayuda. -Se sentó a mi lado.

- Dime.-

- Necesito dinero. -

- Yo no tengo.-

- No tonta, no te lo vengo a pedir.-

- ¿Entonces? -

- Necesitó ir a un lugar donde conseguiré dinero fácilmente.-

- ¿Dónde? -

- A las carreras.-

- ¿Estás loco? No, ni de coña, no vas a ir.-

- Vela, soy mayor que tú, puedo ir.-

-  Es peligroso Owen. -

- No seria la primera vez. -

- ¿Cuantas veces has ido? -

- Llevo tres años yendo.-

Suspiré - Está bien, te cubriré de nuestros padres.-


- No quiero que hagas eso.-

- ¿Entonces? -

- Quiero que vengas conmigo.- Me sorprendí.

-¿Yo? ¿Que pinto yo ahí? No conozco a nadie. -

- Necesito una acompañante.-

- Pero yo… -

- Te necesito Vela, tienes que venir conmigo. -

-No me gustan las carreras. -

- No correrás conmigo, solo debes esperarme. -

- Será la primera y última vez -Me abrazó- ¿A que hora?-

- A las doce, les diré a nuestros padres que es una fiesta a la que puedo llevarte. - Asentí.

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Se marchó, empecé con los deberes, tras llegar la noche me empecé a vestir para acompañar a mi hermano, mis padres me dieron dinero y me dijeron que tenga cuidado, seguidamente salimos en dirección a las carreras, tenía miedo, mucho miedo, no sabía que tipo de gente había en ese sitio y tampoco sabía hacer amigos.
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- Quédate aquí - aparcó - volveré cuando la carrera termine.-

- No tardes. -

- No te muevas de aquí-

- Está bien.-

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Me senté en uno de los bancos que habían ahí, ví como los coches se colocaban en la línea de salida, iban anunciando a los conductores hasta llegar a Owen, seguidamente decían el nombre de Jesús, me sorprendí al oír ese nombre "Jesús Oviedo un gran conductor" repitió, era él, Jesús estaba aquí.
La carrera comenzó, la gente empezaba a beber y a fumar a gran cantidad, todos reían, bailaban y disfrutaban, yo simplemente miraba mi móvil sin moverme de mi sitió; las horas seguían pasando, varios conductores volvían, entre ellos estaba Jesús, al salir del coche me miró y sonrió, hice lo mismo, él se marchó.
Owen no daba señales de vida, no contestaba mis llamadas, no volvía y yo me estaba muriendo de frío, le dejé un mensaje a Owen diciéndole que volvía a casa andando,  guardé mi móvil y empecé a andar.
Me abracé a mi misma para entrar en algo de calor, suspiré y seguí andando; un coche igual al de Jesús frenó a mi lado, me quedé quieta, el conductor abrió la puerta del piloto, en efectivo, era Jesús.
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- Sube. -Dijo serió.

- Yo… -dije nerviosa.

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Mi estómago se revolvía, empecé a temblar y noté mis mejillas ruborizándose.
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- No me obligues a meterte en el coche a la fuerza, vamos, sube ya Vela.-

Distintos Destinos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora