Capitulo 5

2.4K 136 48
                                    

PASADO

Mery había invitado a todos a casa de Meme a cenar. Peter se había quedado hasta tarde en el taller así que Agustín le pidió que fuera a recoger a Lali, porque él se había ido directo desde el gimnasio.
Peter fue en moto, sabía que Lali las odiaba y a él le encantaba molestarla.
Llevaba su chaqueta de cuero negra, se bajó de la moto, encendió un cigarrillo y le hizo una llamada para que saliera.

—No me pienso subir a ese trasto —. Se cruzó de brazos.
—No le digas trasto a Julieta —Le pidió y le pasó un casco pero ella no lo agarró.
—¿Julieta? —Levantó una ceja, extrañada.
—Así se llamaba la chica con la que perdí mi virginidad —. Sonrió y dio otra calada.
—No pienso subir encima de Julieta, voy a llamar un taxi.
—No seas terca, ya se está haciendo la hora y en moto llegamos rápido.

Titubeo unos segundos pero no quería llegar tarde a la cena que preparaba su amiga así que accedió. Agarró el casco, él tiró el cigarrillo al suelo, lo pisó para apagarlo pero enseguida de agachó para recogerlo y se lo metió en el bolsillo.

—Cuido el medio ambiente —. Se adelantó a decirle al verle la cara de sorprendida.
—Siempre me sorprendes, Lanzani.

Se subieron a la moto y ella se abrazó a él con fuerza. Cerró los ojos cuando arrancó e intentó no pensar que estaba subida en una máquina de matar.
Cuando llegaron, tocaron el timbre, Mery abrió y fueron hacia el ascensor.

—Piso diez —. Le indicó Lali a Peter para qué le dé al botón.
—¿Qué trajiste en el bolso?
—Un vino riquísimo y unos chocolates suizos que me trajo una compañera de trabajo.

El ascensor se quedó parado de repente. Las luces se apagaron y se encendieron las de emergencia. Peter le dio al botón para abrir las puertas y comprobaron que se habían quedado en medio de dos pisos. Lali le dio al botón de emergencia y empezó a sonar la alarma.

—Odio quedarme encerrada en espacios pequeños —. Dijo nerviosa mientras le seguía dando al timbre.
—Tranquila, hay un teléfono de emergencia justo ahí arriba —. Señaló encima del panel.

Era sábado así que tenían poca gente haciendo guardia. Iban a tener que esperar un poco hasta que alguien llegara a sacarlos.
Lali llamó a Agus para avisarme y él le dijo que Meme le avisaría al portero para ver si podían hacer algo.

—¿Qué hacés? —Le preguntó cuando lo vio sentarse en el suelo y rebuscar en su bolso.
—Me pongo cómodo —. Le contestó mientras sacaba el vino.
—Tengo un sacacorcho en el bolsillo del bolso.
—¿Quién sale con un sacacorcho en el bolso? —Sonrió y procedió a abrirla.
—Soy precavida. Nunca se sabe cuando puede hacer falta —Le contestó y se sentó a su lado.
—¿Cómo fue tu entrevista de trabajo? —Dio un sorbo y le pasó la botella.
—Creo que bien, espero que me llamen. Estoy cansada de servir cafés a viejos babosos… —Dio un trago bastante largo.
—¿De qué es el trabajo?
—Correctora, aunque espero acabar siendo escritora.

Peter se sacó la chaqueta y se desabrocho un poco la camisa. Hacía bastante calor.

—Podrías auto-publicar.
—Demasiado dinero.
—Yo te lo presto.
—¿Estás loco?
—Tengo mucho y no gasto tanto —. Le quitó la botella para volver a beber.
—Te agradezco pero no…
—Si fueras buena estarías deseando que alguien te dé la oportunidad —. Sonrió, no podía evitar molestarla.
—No sé si soy buena —. Suspiró y se encogió de hombros —. Ojalá lo sea… Por ahora no terminé ninguna novela.
—Deberías publicar en alguna página de Internet, podés hacerlo de forma anónima. Así, ves las opiniones y te sentís más motivada a seguir.
—Es una buena idea, no lo había pensando… —Se sacó la chaqueta de punto que llevaba encima de su vestido de tiras floreado, y la metió en el bolso —¿Vas a ir a Holanda con tu familia? 
—No, yo me quedo haciéndome cargo del taller, además me apunté a una competición nacional, algo amateur.
—¿En coche?
—No, en moto.
—Habrá que ir a verte.
—¿Aunque odies las motos? —Sonrió.
—Y si, más o menos nos estamos llevando mejor —. Dio otro trago —Pit
—¿Qué pasa?
—¿Vos no sentís que te falta el aire? —Se empezó a abanicar con una agenda —Hace mucho calor y siento que no puedo respirar.
—¿Sos claustrofobia?
—¡No! Pero hace calor acá —. Empezó a sudar.
—Tranquila, no te va a faltar el aire, si hace falta hago el sacrificio de hacerte respiración boca a boca —. Se empezó a reír ante la cara roja de ella.
—¡Sos idiota! —Le dio en el hombro.

Inefable ||Laliter||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora