Capítulo 32

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Narra Lali.

No todo es lo que parece. Me repetí un millón de veces anoche para calmarme. En mi cabeza no cabía la posibilidad de que Peter me hiciera algo así, después de todo lo que habíamos pasado juntos y luego de las mil charlas que habíamos tenido por mis miedos, sabía que no me traicionaria. Estaba segura porque confiaba en él y todo tenía que tener una explicación. Así que luego de unas copas de vino, me tranquilice y reflexione sobre eso. Me dormí tranquila, pensando en que al despertar él estaría ahí y podría explicármelo.

—Hola —. Me saludó un señor cuando abrí la puerta.
—Disculpe ¿A quien busca?
—A vos Lali, soy el marido de Natalie —. Me tendió su mano e hice lo mismo —. Quería disculpame personalmente por las fotos que te han llegado. Te las envío Natalie. Mi mujer tiene la costumbre de engañarme y repite siempre que es parte de nuestro trato matrimonial pero no es así. Le di una última oportunidad o le pediría el divorcio y lo de esas fotos es la excusa perfecta para pedírselo y no dejarle nada por ser infiel. Teníamos un acuerdo, si nos separamos por una infidelidad no le dejaría nada.
—Entonces esas fotos son reales.
—Si, pero por lo que me dijo el detective tu novio la apartó enseguida. Le hice llegar esas fotos a ella para mostrarle que le pediría el divorcio y fue quien te las envió a vos.
—Es bastante horrible todo —. Suspiré —. Pero ya no me sorprende.
—Lo sé pero por suerte se acabó todo lo que tenga que ver con esa zorra —. Soltó con rabia —. Solo quería disculparme en persona por las molestias que pudiera causar mi ex mujer. Ya jodio mucho mi vida, no quiwir que joda otra relación. Disculpa y buenas tardes.
—Un placer. Adiós —. Se fue.

Aquello había sido algo demasiado raro pero no tenía tiempo de procesarlo porque iba a llegar tarde. Me había levantado con el tiempo justo así qué salí a las apuradas hacia el aeropuerto. Había muchísimo atasco, para variar, así que puse música y empecé a cantar mientras la fila avanzaba muy lentamente. El tráfico comenzó a avanzar, cada vez más rápido, llegaría a tiempo a recogerlo y me moría de ganas de abrazarlo. Un loco me adelantó rápido, provocando que tuviera que frenar de golpe, maldeci y volví a arrancar. La gente empezó a pitar, asomé la cabeza por la ventanilla para ver que ocurría un poco más adelante. Se había producido un accidente por aquel mal nacido que me había adelantado. Puse las luces para avisar y sentí un fuerte golpe por detrás.

Narra Peter.

Cuando me bajé del avión tenía muchísimos mensajes y llamadas perdidas. Lali tenía que estar ahí, iba a ir a recogerme pero no estaba. Tampoco eran suyos los mensajes y las llamadas.

—¡Perdón que te llené de mensajes! —Se acercó Eugenia llorando —. No vi que el vuelo llegaba con retraso y me estaba desesperado.
—¿Donde está Lali? —La agarré por lo hombros —¿Qué pasó?
—Tenemos que ir al hospital.
—Decime que está bien, Eugenia. Por favor, decime que está bien.
—Tuvo un accidente viniendo al aeropuerto pero está estable... Fue un accidente en cadena y ella no se llevó la peor parte solo que... —Respiró profundo e hizo silencio.
—Por favor...
—Aún no despierta...

Si algo había aprendido es que la vida podía cambiar de un momento a otro, sin previo aviso. Esas palabras eran la muerte para mi. Otra vez no podía estar pasando. Ella tenía que despertar, tenia que hacerlo.
Nos subimos al coche de Euge y pusimos rumbo al hospital.
Mientras ella conducía yo no podía dejar de llorar. Si le pasaba algo me culparia toda la vida por ello. Pensé en todas las cosas que nunca me vi hacer. De repente hasta quería casarme y tener hijos con ella. Quería vivir juntos ya, aunque sea pronto, dejarlo todo y mudarme a Cariló. Quedarme en su pequeño mundo y ser felices para siempre. Si, para siempre porque aunque no creía en la eternidad de las cosas, necesitaba creer, ahora mismo, que existiría ese para toda la vida entre nosotros.
El médico me dijo que había que esperar. Odiaba tener que escuchar aquellas palabras. Saber que podía pasar un día, dos o mil hasta que despertara o que existiera la posibilidad de que no lo hiciera nunca. Hice algo que crei que nunca haría, fui a rezar a la capilla antes de entrar en la habitación. No recé a ningún Dios, le recé a Agustín porque si existe algo más allá de la muerte, él sería el único capaz de salvarla y de salvarme a mi también. Lloré, supliqué, pedí perdón...

—Por favor hermano, no la dejes ir... Por favor.

♡♡♡

Narra Lali.

La voz de Agustín me despertó. Estaba a mi lado y sujetaba mi mano. Me dio un beso en la frente y sonrío.

—Vas a estar bien —. Me aseguró —. No llegó tu momento.
—¿Qué pasó? —Intenté incorporarme y él me ayudó —¿Estoy muerta?
—No, tranquila. Enseguida te vas a despertar.
—¿Y que hacés vos acá?
—No sé, es tu sueño —. Sonrió —¿No te alegra verme?

Me levanté y lo abracé. Lo sentí tan real. Era su olorcito, su piel, su voz... Era él y lo sentía ahí, rodeandome con sus brazos con mucha fuerza.

—Siento tanto todo lo que pasó... —Lo miré a los ojos.
—Te enamoraste al igual que Peter... Ahora sé que aunque yo hubiera despertado, ustedes estaban destinados a estar juntos. Pero te amé Lali, te lo juro. Siento haberme equivocado y te deseo que seas muy feliz. Cuida mucho de Peter, es más sensible de lo que parece y si te acuerdas de esto al despertar, dile que lo quiero y que lo voy a cuidar.
—Él también te quiere y yo también te quiero.

No tenía muy claro que estaba pasando pero miré hacia la cama y vi mi propio cuerpo.

—¿Seguro que no estoy muerta?
—Te prometo que no —. Agarró mi mano.
—¿Qué sentías cuando estabas en coma?
—Al principio escuchaba todo. Los escuché sufrir, llorar... Te juro que intenté despertar con todas mis fuerzas pero llegó un momento que todo se quedó negro y no escuché más. Se apagó sin más... Hasta que morí y te vi llorar encima de mi. Intentando reanimarme. Intentaba frenarte, abrazarte... Intenaba consolar a mis padres pero nadie me veía aunque yo estaba ahí. Eso fue todo. Ahora aparecí acá, sin más, y lo único que sé es que no es tu momento.

Peter entró corriendo en la habitación, llorando, suplicando que despierte. Me partía el alma velro así. Que esté otra vez sufriendo la misma situación.

—Volvé con él, no te hagas de rogar que ya lo hiciste esperar mucho —. Bromeó Agus.
—¿Estás bien?
—Estoy en paz. Me siento bien.
—¿Me perdonas?
—No hay nada que perdonar. Los quiero y haré todo lo que esté en mi mano para que sean felices.
—¿Esto es real?
—Volvé con él —. Repitió —. Nos vemos en otra vida.
—Te quiero —. Susurré.

Inefable ||Laliter||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora