Esta novela narra la inusual forma en que el romance de Christian Grey y Anastasia Steele nace, lo cual ironiza lo extraño que es el amor y de las surrealistas formas en las cuales se da.
Desde niña Anastasia soñó con un romance de cuento de hadas...
Hoy es Viernes son las ocho de la mañana y la verdad aunque me propuse levantarme temprano para hacer ejercicio, pero no lo logré estoy exhausta, he ido toda la semana para ayudar a Grace con el baile de mañana y eso me ha quitado energía junto con los ensayos del musical.
Me doy vuelta hacia la derecha y me doy cuenta que Christian sigue aquí. Pero debió haberse ido hace una hora. Me detengo un momento para mirarlo. Es muy guapo, se ve tan relajado y tranquilo. Acaricio un pequeño rizo que está sobre su frente. De repente el abre sus ojos y sonríe.
-Hola, pensé que ya te habías ido, mi amor-digo antes de dejar un beso en sus labios.
-Decidí no ir hoy, quise pasar el día contigo, le dije a mi madre si podías ausentarte y dijo que sí, ya que habías contribuido mucho-dice él.
-De acuerdo, quedemonos acostados un rato-digo.
-Me parece bien-dice él.
Guarda silencio un minuto y luego vuelve a hablar.
-¿Que te gustaría hacer hoy?-pregunta.
-¿No lo sé? Tengo frío me gustaría quedarme en la cama todo el día, pero se que no es tu estilo y que finalmente yo me aburriría, ¿que tal si nos levantamos, desayunamos y me acompañas a buscar un vestido para mañana?-pregunto.
-¿Aún no tienes un vestido?-pregunta Christian.
-No, no he tenido tiempo de nada por ayudar a Grace-digo mirándolo.
-Muy bien, iremos a buscarte el vestido más hermoso que quede contigo-me dice Christian como una promesa.
Un par de horas después ya estamos en el auto. Aliso mi jersey negro que llevo con mis jeans ajustados, zapatillas deportivas negras, accesorios dorados, maquillaje ligero y bufanda color nude. Acomodo mis lentes ya que hoy hace viento decidí usar mis lentes para proteger mis ojos.
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-¿Usas lentes?-pregunta Christian algo sorprendido.
-Sí, los uso para leer-contesto dulce.
-No he visto que los uses-menciona.
-Es que últimamente no he leído nada porque he regresado muerta de casa de tus padres por estar soportando absurdas discusiones por las locas amigas de tu madre y los desdenes de Elena y Leila-digo mirando al frente.
-Annie, lamento que...-lo interrumpo.
-Mi amor, por favor basta, ya hemos hablado de esto muchas veces en esta semana, no me molesta lo que sea que hayas hecho antes de nuestra relación, puedo soportarlo-digo algo exasperada por tocar el tema varias veces.
Se mantiene en silencio un buen rato en el viaje y cuando por fin estamos en el estacionamiento subterráneo del centro comercial habla nuevamente.
