Esta novela narra la inusual forma en que el romance de Christian Grey y Anastasia Steele nace, lo cual ironiza lo extraño que es el amor y de las surrealistas formas en las cuales se da.
Desde niña Anastasia soñó con un romance de cuento de hadas...
Por fin ya es Sábado, ayer le dije a Annie que iríamos a ver el juego de los Mariners que es hoy.
Estoy muy nervioso, supongo que no tiene idea de este deporte. Solo espero que se divierta.
Me pongo mi chaqueta antes de tomar el ascensor y bajar al garage subterráneo para tomar el Audi e ir a recogerla en su edificio.
Pov Ana
Hoy es Sábado y Christian yo yo saldremos. Iremos a un juego de los Mariners, la verdad no tengo idea de béisbol, leí algo referente pero no logro comprenderlo aún. A mi padre le gustaba el béisbol, bueno un poco. Escucho el timbre y tomo mi teléfono rápidamente en el bolsillo de mi short. Me miro por última vez, aliso mi blusa blanca de mangas cortas de rayas negras y ajusto los cordones de mis zapatillas deportivas. Me rocío un poco de perfume y salgo para abrir la puerta.
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-Hola Christian-sonrío al verlo.
-Hola Annie, te ves muy bien, ¿estás lista?-pregunta.
-Sí, lo estoy, vamos-digo saliendo de mi departamento.
Ambos salimos del edificio tomados de la mano y volteo detrás de mi espalda pensando que alguien nos miraba. Entro al auto ya que él sostenía la puerta para mi. Aseguro mi cinturón y cuando él lo hace arrancamos para comenzar nuestro viaje. Bajo la ventanilla del auto dejando que el aire golpeé mi rostro y levante mi pelo. Sí no hago eso me puede dar un ataque de pánico.
-¿Cómo te fue esta semana?-pregunta Christian.
-Muy bien, estoy avanzando con mis chicos de la obra de teatro-digo sonriente.
-Eso es fabuloso, Annie, me gustaría verlo-digo.
-Puedes ir a visitarnos cuando gustes-digo animada.
Luego de un largo viaje, llegamos al estadio. Lo miro y es impresionante, gigantesco y me sorprende más que a tantas personas les guste este deporte. Miro a algunas chicas que vienen como yo, en short y zapatillas deportivas pero ellas tienen una camisa de béisbol acompañando el atuendo. Creo que me vestí mal para esta ocasión. De repente una idea viene a mi. Suelto a Christian.
-Ya vengo-digo alejándome.
Me acerco a la tienda de souveniers del estadio y compro una gorra plana con el logotipo de los Mariners y me la pongo con la visera hacía atrás. Vuelvo con Christian y sonríe.
-¿Una gorra?-pregunta.
-Claro, no traigo nada que represente a los Mariners en mi atuendo-digo sonriendo.
Sonríe y toma mi mano para entrar al estadio.
Ha pasado una hora y juro que he intentado poner atención al juego pero no lo comprendo y me he pasado toda la hora mirando a Christian. Se nota que es aficionado porque esta muy emocionado mirando el juego concentrado.
