Capítulo 7.

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Se veía triste. De hecho, era más similar a lo perturbado. Pero no podía estar a su lado mientras estuviera sintiendo sensaciones tan alocadas. Era peligroso. Él era peligroso.

Seguimos caminando. Estuvimos en silencio por un rato, y raramente después de unos momentos de silencio, mi miedo inicial hacia él empezó a calmarse. Después, agradablemente, Liam rompió el silencio.

—Sé que dijiste que no trabajarías para el Violet, pero de verdad pienso que sería demasiado genial.

Me ruboricé un poco, casi halagada por sus intentos de llevarme a trabajar a su club, pero seguía encabronada porque él pensaba que era el tipo de chica que trabaja en un tubo de bailarina en un club nudista. Y seguía siendo un cabrón.

—Gracias, pero no, Liam. Estoy trabajando en el Starbucks, ¿recuerdas?

—¿Así que lo harías si no tuvieras un empleo?

—No.

—Correcto.

—Lo siento.

—De acuerdo, bueno el Violet sigue en pie y necesito regresar a los ensayos. Voy un poco retrasado, conversando contigo, bailando contigo…

Solté una risita nerviosa.—Bueno, lamento haber sido una distracción.

—No lo quise decir de esa manera. Lo disfruté bastante, Katy— Me sonrió. Era tan deslumbrante su sonrisa.

—Genial— Lo había disfrutado también, pero no se lo iba a hacer saber. Su ego no necesitaba hacerse más grande.

—Así que, ¿te veré de nuevo?

—No creo que sea una buena idea, Liam.

—Vamos, Katy, ¿puedo al menos tener tu número?

Dudé, pero me mostró esa estúpida sonrisa otra vez. Nadie me había pedido mi número desde la preparatoria. Me sentí… agradecida. Aún así, seguía estando mal. —¿Por qué no me das el tuyo?

—¿Seguiremos en contacto?— me preguntó.

—Si tienes suerte.

Puso su número en mi teléfono, y entonces tomó una foto de sí mismo y la puso en el identificador de llamadas. Vanidoso, pensé. Pero estaba segura de que había sido una foto brillante. Lo observé con atención mientras me regresaba mi teléfono. Lo tomé de su mano, pero entonces se me cayó. Era tan torpe y temblaba de vergüenza mientras sentía un rubor llegando rápidamente a mis mejillas. ¿Por qué era tan estúpida?

—Amo cuando te ruborizas.

Mi rubor se puso incluso más rojo. Probablemente era más un color carmesí. Liam se rió.

—Seguimos en contacto.

Me guiñó un ojo y se fue. Me senté en una banca que miraba hacia la calle que Liam había tomado. Lo miré correr, y entonces pensé que mi admiración había llegado demasiado lejos, sacudí mi cabeza y me detuve. Miré mi reloj y entonces me di cuenta de lo rápido que se había pasado el tiempo mientras caminaba con Liam. Eran casi las cuatro de la tarde y necesitaba llegar a casa para preparar algo para celebrar más tarde antes de que Logan llegara a casa a las cinco. Si es que Logan llegaba a casa a las cinco.

Tal vez si tomaba un atajo a través de las calles detrás de la que Liam se había dirigido, posiblemente haría unos cuarenta y cinco minutos.

Caminé por el callejón, apreciando el Sol en mi cara, y pensando en varias cosas, incluido Logan, el nuevo empleo con el que empezaría mañana, y por supuesto, al único misterioso hombre arrogante que conocía como…

Violet  « Liam Payne »Donde viven las historias. Descúbrelo ahora