XXXI: Regalo de navidad.

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*Christmas edition*

POV Sara:

Dos meses habían pasado desde que volvimos de aquel fatídico pero al fin de al cabo divertido viaje ibicenco. Aún estando en épocas navideñas podía recordar el extraño y surrealista sueño que Andrea nos contaba una y otra vez sin cesar desde que salimos de aquel avión, el trauma que había pillado no era materia de broma.

Con bangtan asistiendo a todos y cada uno de los infinitos premios que surgían en Corea por estas épocas y los trainees de Golden D fuera de la ciudad para continuar con un entrenamiento de forma más estricta, las Infires nos habíamos quedado solas en la agencia junto al resto del staff y PDnim, quién nos sermoneaba de vez en cuando por según él ''centrarnos más en estúpidas fiestas consumistas que en debutar''. Me resultaba irónico que fuese precisamente el CEO de nuestra agencia quien se quejase de cosas consumistas pero obviamente no iba a decírselo. Tanto a las chicas como a mí nos encantaba la navidad; saturábamos nuestro apartamento con adornos navideños de todo tipo, cantábamos las típicas canciones navideñas que todo el mundo conoce en vez de componer canciones para el que sería nuestro futuro CD o jugábamos al amigo invisible mientras nos emocionábamos tratando de adivinar quién le había regalado qué a cada una, entre otras muchas cosas.

Como por estas fechas no había mucho movimiento en la agencia, PDnim decidió darnos algunos días libres así que decidimos salir a la calle con la intención de divertirnos y vivir al máximo la navidad de 2017, pues sería la primera que pasaríamos juntas y no con nuestras respectivas familias.

¡Ey chicas! ¡Mirad! ¡Han abierto una tienda nueva de juguetes! ¡Vamos a pasar! ¡Porfa! ¡Porfa!  mis veinte años de edad no me impidieron suplicarlas una y otra vez. 

Este tipo de cosas me encantaban, para qué mentir.

¡Ayyyyyy sí! contestaron todas al unísono sin dudarlo ni un segundo.

Por algo éramos amigas.

Recorrimos aquella enorme tienda de un extremo a otro, viendo y admirando todos aquellos juguetes que obviamente no íbamos a comprar, pero que nos causaban tanta nostalgia. No sabría decir que me gustó más; si todos los peluches kawaii que había, las enormes figuras de personajes Disney que te incitaban a tomarte fotos o el empleado argentino de ojos azules que nos convenció para probar los nuevos juegos que habían sacado a la venta y que nos hicieron enfrentarnos - y casi matarnos - entre nosotras.

Después de pasar gran parte del tiempo entre tiendas, de haber probado el mítico pollo frito coreano y todo tipo de comida picante - que a más de una hizo llorar - en diversos restaurantes y de acercarnos a todas las posibles actividades navideñas que se estaban llevando a cabo en el centro de Seúl, decidimos volver a la agencia ya que se estaba haciendo tarde y el frío no era nuestro mejor aliado.

La calle por la que teníamos que pasar para volver estaba abarrotada de gente así que decidimos tomar un atajo por un lugar diferente con la sorpresa de toparnos de lleno con un grupo de gente vestida de Santa Claus – o Papá Noel a la española – cantando villancicos con flautas y panderetas.

 ¡Anda! ¡Van vestidos igual que yo!  voceó la pelirroja de las infires a lo que las demás reímos mientras nos aproximábamos hacia el corrillo de gente.

— We wish you a merry Christmas, we wish you a merry Christmas, we wish you a merry Christmas...

— And a happy new... — finalizó Carmy — ¿year?

 ¿Pero qué clase de final es ese? Ponle un poco más de emoción ¿no?  bromeó Lore hasta que llegamos a la altura de la cubana para darnos cuenta segundos después del por qué ese tono desganado.

Perkal en la Big Hit entertainmentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora