Perkal en la Big Hit entertainment

XXXIII: Final de Muerte

Capítulo final de Perkal en la Big Hit

POV Laura:

Habían pasado varios meses desde la fiesta de Nochevieja y durante ese tiempo no habíamos dejado de trabajar. El debut se acercaba a pasos agigantados y el CEO ya nos había avisado a las Infires de que lo haríamos antes que los Golden D. La gente empezaba a conocernos y la relación con otros grupos también aumentaba. Es verdad que había que añadir que esto en parte era gracias a los chicos de BTS pero también por mérito propio. Tan cierto era esto que hasta idols de otros grupos nos invitaban a sus fiestas de cumpleaños.

— ¿Por qué tenemos que comprar nosotras el regalo?—preguntó Sara—. No entiendo que de repente todo el mundo tenga que hacer algo.

— Ya, yo tampoco, la verdad.

Encontrar un regalo para Suho de EXO estaba resultando bastante complicado. A pesar de que Chanyeol, el ex de Sara, perteneciera al mismo grupo no ayudaba para nada en la cuestión de qué comprar. Sara no había tenido mucho trato en aquellos momentos con el resto de miembros del grupo por lo que buscábamos un regalo a ciegas que pudiese gustarle. Casi cuando nos íbamos a dar por vencidas, se nos apareció una librería ante nosotras. ¿Por qué no regalarle un libro? Teníamos entendido que leer era uno de sus hobbies favoritos por lo que nos pusimos a buscar un ejemplar que resultara interesante.

— ¿Qué os parece este?—preguntó Sai sosteniendo un libro cuya portada llamó la atención tanto de Sara como la mía.

— ¿Cuál es?—pregunté.

— Se llama "Downtown". Va de unas chicas que son aprendices de policía y se infiltran en una mafia. Seguro que le gusta, tiene muy buena pinta.

— Pues venga, vamos a comprar esto y a irnos de aquí que ya me estoy estresando de buscar el regalito de las narices—rechistó Sara.

Después de comprar el regalo decidimos descansar un rato en un parque. Nos dolían los pies demasiado tras habernos recorrido casi todas las tiendas de Seúl.

Estábamos las tres relajadas cuando una señora mayor se nos acercó.

— Hola, me llamo Lululu, soy poeta y me encanta hablar con la gente joven —nos saludó la mujer—. ¿Queréis que os lea un poema?

Nosotras nos miramos sin entender la situación. ¿Quién era esta mujer y de dónde salía? No nos dio tiempo a responder. La mujer Lululu comenzó a recitarnos un hermoso poema del cual Andrea se habría enamorado de estar ahí:

De los placeres sin pecar,
el más dulce es cagar.
Con un periódico extendido
y un cigarrillo encendido,
queda el culo complacido
y la mierda en su lugar.

Cagar es un placer.
De cagar nadie se escapa.
Caga el Rey, caga el Papa,
caga el buey, caga la vaca,
y hasta la señorita más guapa
hace sus bolitas de caca.

Que triste es amar sin ser amado,
pero más triste es cagar sin haber
almorzado.

Hay cacas blancas por hepatitis,
las hay blandas por gastritis.
Cualquiera que sea la causa que
siempre te alcanza,
aprieta las piernas duro,
que, cuando el trozo es seguro,
aunque esté bien fruncido el culo
será por lo menos... ¡¡PEDO
SEGURO!!

Caga tranquilo,
caga sin pena,
pero no se te olvide
tirar de la cadena.

Intenté aguantarme la risa ante aquel surrealismo. Ya empezaba a volver el perkal a nuestras vidas. Muy tranquilos habíamos estado estos últimos meses. La mujer hizo amago de despedirse pero no pasó. Siguió aguantando ahí cual campeona.