Capitulo 7- Adormilada

28 3 2
                                    

No se hasta que hora me quedé despierta. Me lo pasé intentando terminar de repasar todo lo que vimos estas ultimas clases, ya casi estamos pisando los finales y no quiero fallar.

Estaba tan adormilada por el sueño que solo baje las escaleras desganada y me dirigí a la cocina. Frote mis ojos mientras se calentaba mi taza y miré el reloj de la pared, esta vez si que era temprano, aunque si no me apresuro para llegar a la parada, probablemente llegue tarde.

Todas mis mañanas están totalmente calculadas para evitar fallos, desayuno en la cocina y lavo rápidamente todo, subo y me cepillo luego de lavar rápido mis dientes, coloco mi uniforme y zapatos para al final tomar mi mochila, revisar e intentar recordar no olvidarme nada y dirigirme hacia la parada en busca de Gonzalo.

Mi familia solo observa como corro de una punta a la otra de la casa mientras desayunan todos juntos , perezosos rascando sus cabezas y bostezando cansados. Me despido dando un fuerte grito desde la puerta por sobre mi hombro anunciando mi partida. Ahora si puedo calmarme. Termino de atar mi coleta mientras camino, a unos pocos metros de la parada puedo ver la notoria figura de Gonzalo caminando calmado y distraído empuñando las manos en los bolsillos de su chaqueta para al verme sonreír y saludar con un " ¡Hola!" capaz de ser escuchado en media ciudad.

Nos sentamos tranquilamente a esperar el bus sin mediar palabra, aunque no lo vi necesario, nuestros silencios se complementaban sin notarse incomodos. Yo escuchaba los grandes exitos de Coldplay mientras que el tecleaba en su teléfono a gran velocidad. El bus llegó más temprano de lo que pensé, por lo cual llegaríamos bastante temprano al colegio, casi 10 minutos antes.

Para mi gran suerte, el transito nos detuvo atrasando casi 15 minutos, ahora solo tenemos 3 si con suerte, el bus avanza lo suficiente.

Advertí a Gonzalo sobre la hora y optamos por bajar y correr las 5 calles faltantes. Llegamos agitados y jadeando. Me apoye en unas de las paredes del instituto para dar una gran bocanada de aire y continuar hasta la entrada.

Mauro nos esperaba ahí, dejando su hombro sobre la puerta para ingresar al patio de secundaria, jugaba con un bolígrafo entre sus manos y titubeaba sobre abandonar la espera o no y mantenerse asi.

Gonzalo anuncio nuestra llegada acercándose a Mauro y dando un leve puñetazo sobre el hombro del simio, este reaccionó inconscientemente devolviendo el golpe y levantando la mirada, comenzamos a reír al ver a Gonzalo frotándose el hombro y quejándose mientras arrugaba su nariz. Subimos las largas escaleras que nos llevaban al aula, los tres hablábamos bastante juntos, pero, lo suficiente como para darnos cuenta de que la profesora ya estaba dentro de la habitación. Si nos ve, esto se va a poner feo... Nos callamos intentando pasar desapercibidos y cabizbajos gateamos detrás de nuestros compañeros colocándonos en nuestros respectivos pupitres, si, esas extrañas mesas redondas que rara vez, resultaban ser útiles para alguien.

Ya no nos sentábamos juntos desgraciadamente. Cada trimestre cambiábamos de grupo, esta vez con personas totalmente ajenas, exceptuando por mi, para mi suerte. La que al parecer nunca falla, me sentaba con Mary y dos participantes de su sequito, Delfina, quien ahora parecía haberse pasado al lado oscuro luego de una gran separación entre nosotras y quien parecía haber llegado este año al curso, una chica alta, de pelo rojizo y pecosa. El ultimo integrante de esta mesa era Tobías, un chico que era de lo más normal, pero parecía no mediarse con nadie excepto la acosadora de amigos que mayormente se conoce como Mary.

Cuando la profesora anotó la fecha en el pizarrón, quería saltar de la emoción, sip, lectores y lectoras, era 26 de octubre, día en el que su servidora llegó al mundo.

Como no tenía tantos amigos en el curso, solo unos cuantos voltearon a mirarme, tanto amigos como simples compañeros de años anteriores alertaron a la profesora y me obligaron a pararme. Parecía un escandalo como reaccionaron. Comenzaron a cantar a todo pulmón mientras que aquellos que parecían recién enterarse se miraban confundidos mientras aplaudían. Me sentí feliz de que primeramente se vieran tan felices, antes solían pasar por alto la sorpresa y esperar al toque de timbre para darme un pequeño saludo y correr al receso.

Mientras todos cantaban, incluyendo a la profesora, miré a Gonzalo y Mauro que miraban algo apenados, intentando sonreír entorpeciendo una mueca en sus caras mientras pronunciaban dos palabras desde el fondo " lo sentimos". Yo agité una mano restándole importancia al asunto y riendo, por mi forma de ser, de seguro pensaron que enfurecería y en cuanto tuviera la oportunidad, les podría saltar al cuello intentando asesinarlos, o tal vez lo que el primate que tengo como amigo le contó a Gonzalo.

Durante los 3 recesos recibí felicitaciones, abrazos y saludos por parte de todos, hasta de chicos de otros cursos que estaban en el coro del colegio conmigo - nuevo dato sobre mi, estoy en un coro - ahora que tengo más confianza siento que puedo ser más amigable, hasta con gente que no conozco. En cada hora que llegaba una profesora nueva, volvían a cantar y las profesoras me felicitaban.

Este día fue bastante entretenido, sobre todo los rostros sorprendidos de algunos compañeros.

Cuando sonó el último timbre indicando nuestra libertad de lo que mis compañeros denominan "prisión",yo, como todos los días, me preparé y salí del aula junto con mis dos amigos hacia la parada del bus.

- Deberíamos hacer algo hoy - comentó Mauro con la vista perdida en el frente, parecía haber lanzado su comentario al aire.

- No se, casi nunca hago algo por mi cumpleaños, hagamos lo de siempre.... - Respondí casi por inercia, por un momento no recordé que Gonzalo estaba entre nosotros dos.

My Love My DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora