Capítulo 7 III- Adormilada

16 2 1
                                    

Recién estaba despertando, mis ojos se abrían lentamente gracias a las luces que me cegaban de la pequeña habitación, logre ver luego de acostumbrar un poco mi visión, a mis padres y mis 3 hermanas rodeandome.

- Bianca, por fin despertaste - susurro mi madre quien acariciaba mi rostro con suavidad y cautela, estaba a un lado de lo que parecía ser una camilla, las sabanas blancas y brillantes me cubrían hasta la cintura, tenia unas barandas a los lados y unas maquinas cerca mio, un fino tuvo unía mi brazo con una de las maquinas, supongo que me alimentaban con suero, también tenia unas pequeñas solapas conectadas a mi cuello y la  muñeca contraria.

- Pensamos que ibas a tardar un poco más, el doctor nos ha dicho que podrías tardar hasta un mes, ya que tu cuerpo aún no se recupera del todo - agregó mi padre, estaba tan sonriente como siempre, pero sus ojos me  expresaban una terrible preocupación, al igual que los de mi madre. Mis tres hermanas se encontraban en unas sillas contra la pared frontal y observaban sonrientes, supongo que estaban felices de verme pero demasiado cansadas para levantarse.

- ¿Volvimos a casa? - Creí que ya estábamos ahí, si mi hermana estaba no había venido desde Argentina solo por mi ¿O si?

- No Bianca, no debíamos arriesgar tu salud haciéndote viajar tantos kilómetros hasta allí. Nos quedamos en este hospital durante estos días porque era el más cercano y Karrie se preocupó tanto que vino a acompañarnos y se quedará esta ultima quincena para volver con nosotros luego - Aclaro mi madre, quien posaba su brazo izquierdo sobre la barandilla metálica. ¿Quincena dijo? No puede ser que me halla dormido quince días... o tal vez más.

- ¿Que día es hoy? - Luego recorde que Pablo me acompañaba en el momento del accidente -¿¡Donde esta Pablo!?- Me sobresalté demasiado e intenté levantarme en un intento fallido, ahogué un grito de dolor y volví a mi lugar, mi madre acomodaba los puñeteros cables que me rodeaban mientras yo solo me digne a mirar el techo, mis piernas y brazos dolían y hormigueaban, sentí todo el peso de mi cuerpo desplomarse sobre mi e inundar el mismo de dolor, era más molesto que otra cosa, era como un terrible picor inaguantable que poco a poco dolía más, mis brazos y piernas hormigueaban apenas reaccionando a los impulsos de mi cerebro.

- No te preocupes por el, esta muy bien, nada le ocurrió. Cuando te desmayaste por el golpe de la ola, Pablo llamó al salvavidas y te sacaron juntos de el agua, en la orilla llamamos a una ambulancia mientras dos salvavidas intentaban reanimarte fallidamente, luego la ambulancia llegó y te trajeron aquí.- Mi madre parecía haberse percatado de toda la situación, me asombró el hecho de haber terminado en un maldito hospital, un hastio me inundo completamente, la bronca me recorría, odiaba los hospitales con todo mi puñetero ser, para peor no se hasta cuando tendré que estar aquí porque mi estúpido cuerpo se niega a colaborar y ayuda a huir de aquí lo más rápido posible, maldije en mis adentros y ahogué un grito estruendoso e iracundo que se acumulaba en un simple y bajo bufido.

Un hombre alto con una calva brillante y una barba bastante especial se adentro en la habitación con una carpeta y varios papeles, parecía ser un farmacéutico ya que vestía con una bata blanca y un traje debajo, una camisa a cuadros carmesí, bastante llamativa a mi parecer para un hospital, una corbata negra, pantalones del mismo color y zapatos caqui. Me analizaba de arriba a abajo con la mirada anotando quien sabe que en esa enorme carpeta blanca ¿Porqué todo en los puñeteros hospitales es horriblemente blanco? Se mantuvo estático en la puerta sin emitir sonido alguno, todos lo miraban esperando alguna noticia, yo solo lo observaba curiosa, preguntándome que rayos hacía en mi puñetera habitación, estaba tan cabreada que mi ceño estaba totalmente fruncido y mis cejas casi dolían por la mueca.

- ¿Bianca Heller? - Por fin habló, tenía una ceja enarcada y su mirada entornaba solo a m

- S-si - respondí nerviosa, su voz era mucho más grave de lo que esperaba y bastante intimidante.

My Love My DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora