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Alcé la cabeza para mirar a mi hermano, que me había sacado una cabeza y media durante todo este tiempo, y sonreí al ver su rostro sonriente de nuevo.

Andábamos por la calle, de vuelta a mi casa cuando un sollozo proveniente de un callejón nos hizo poner todos nuestros sentidos alerta.

Caminé decidido hacia el callejón pero Jack tomó mi brazo y me colocó tras él, para entrar el primero. Cuando soltó un respingo salí de la protección de su espalda y contemplé pasmado la escena.

Era una chica, que parecía tener la edad de mi hermano, con el pelo revuelto y las medias de rejilla rotas, acurrucada en una esquina mientras nos miraba asustada tirando de las esquinas de su minifalda hacia abajo. Solo conservaba uno de sus tacones y no quise imaginar como había perdido el otro.

Sin pensarlo, Jack se quitó su abrigo y se arrodilló junto a ella, tapándola. Ella dio un pequeño grito pero cuando Jack le dedicó una de sus mejores sonrisas supe que ella se la devolvió porque le fue imposible evitarlo.

- ¿Cómo te llamas?- le pregunté arrodillándome frente a ella.

- Amanda.- dijo aquella chica de pelo castaño.

- ¿Quieres que te acompañemos a casa, Amanda?- le preguntó mi hermano con un tono tierno, mientras frotaba sus brazos, intentando calentarla.

- Yo...- sollozó.- He huido de casa. No puedo volver.- se mordió los labios para aguantar el sollozo de nuevo, quebrando su voz en la última palabra.

Jack levanto la mirada y clavó sus ojos en los míos, muy serio. Después bajó la vista de nuevo a ella y la abrazó con fuerza y ella se echó a llorar. Me estaba viendo a mi mismo agarrado a los brazos de mi hermano, apenas cuatro años atrás.

- ¿Cuánto llevas en la calle?- pregunté mientras apartaba su pelo de su cara húmeda.

- Dos meses y medio, creo.- dijo.

- ¿Cuantos años tienes?- le preguntó mi hermano sin rodeos y di un respingo cuando preguntó algo que ambos sabíamos.- ¿Por qué estás así?

- Tengo 18.- contestó Amanda mientras yo me tragaba las lágrimas mirando hacia otro lado.- Trabajo en el prostíbulo de dos calles más abajo.

- Vamonos a mi casa.- corté la conversación.- Se está quedando helada.

Mi hermano elevó a la chica en brazos, andando junto a mi mirando al horizonte con el ceño fruncido. Se lo que estaba pensando porque era lo mismo que me cruzaba por la mente a mi.

- ¿Por qué te fuiste de casa?- le preguntó mi hermano cuando arrancamos.

- Me quedé embarazada y quise tener el niño.

- ¿Dónde está ahora?- le pregunté sabiendo la respuesta.

- Lo perdí.- sollozó.

Conduje en silencio hasta casa mientras mi hermano apretaba el puente de su nariz con los ojos cerrados, sumido en sus pensamientos. Cuando llegamos a casa, Amanda se había quedado dormida y como no conseguimos despertarla, Jack volvió a alzarla en brazos para subirla hasta casa.

Abrí el sofá-cama para ella y tras colocar unas sábanas Jack la metió entre ellas.

- Sabes que me la llevaría yo a casa de papá pero...

- Papá ha desarrollado cierta misantropía. Lo entiendo.- asentí.

- ¿Vas a darle techo?- me pregunto mientras la miraba con el ceño fruncido.- Joder, me recuerda tanto a ti...

- Precisamente por eso no puedo dejarla en la calle.- contesté en un suspiro.- ¿Quieres quedarte a dormir?- pregunté acariciando su brazo.- Es muy tarde, puedes dormir conmigo y...

- No seas bobo.- volvió su cabeza hacia mi.- Pero mañana pasaré a verla.- me sonrió.- Y tú vete a dormir ya.

Besó mi frente y yo le abracé fuerte antes de dejarle ir. Me metí en la cama tras cerrar la puerta con llave y una vez más volví a soñar que Otabek me abrazaba de la misma manera que lo había hecho mi hermano con Amanda esta noche.

Take me home. [Otayuri]Where stories live. Discover now