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La mirada de la castaña no tenía precio

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La mirada de la castaña no tenía precio.

En todo ese tiempo que había compartido con Noah, este nunca le había pedido algo semejante. Él solo se limitaba a hacerle compañia. Sin conversaciones ni nada, solo algunas palabras de vez en cuando. Eso era todo.

Y ella definitivamente apreciaba enormemente esos instantes que pasaba junto a él, la hacían sentir que no estaba sola. Sin contar que habían significado un gran cambio en su rutinaria vida.

Elinor nunca supo la razón por la que este especie de ritual entre ambos había iniciado, pero de ninguna forma deseaba que terminase. Razón por la que no tuvo ningún problema en acceder a su petición, la cual le parecía algo curiosa, era como si el muchacho tuviera miedo de su rechazo. Nada más alejado de la realidad, pues lo que él, en poco tiempo juntos, había hecho por ella, era impagable.

A ojos de Elinor, él ya comenzaba a ser su brillante caballero de armadura azul.

— Claro, Noah, podemos hablar de lo que quieras.

En ese instante pudo jurar que sus hombros se relajaban de manera considerable, aunque no lo suficiente como para hacerlo parecer relajado. Eso la hizo pensar que tal vez hubiera otra cosa que él quisiera decirle que lo ponía nervioso. Y no se equivocó.

— De hecho... quería hacerte una pregunta. El problema es que no sé cómo... —murmuró desviando la mirada.

Antes de poder responderle, fijó sus ojos nuevamente en los suyos con determinación y volvió a hablar.

— ¿Tienes algo, no sé... en contra de las maestras?

De todas las preguntas existentes, definitivamente, no se esperaba algo así. Aún así, sin entender el motivo de esta, intentó responder.

— Em... no, no creo. ¿Por qué lo dices?

— Bueno, e-estuve notando que no las tratas como lo hacemos los demás, ¡n-no en un mal sentido! Es solo curiosidad, no importa si no... —empezó a balbucear otras cosas que dejó de oír al tiempo que comenzó a meditar sobre un par de cosas.

1. Que este era su récord de tiempo hablando con Noah y estaba notando que parecía que cuando estaba nervioso hablaba bastante y rápido (tanto que casi ni se entendía lo que decía). Además de que se ponía rojo hasta las orejas.

2. El joven debía ser bastante observador para notar lo dicho, lo que la lleva al siguiente punto.

3. Ahora que lo pensaba, ella misma nunca se había dado cuenta de ese detalle. Puede que sea cierto, aunque no por algo "en contra" de las maestras, solo que así trataba a todos. De ninguna forma en especial.

No se consideraba alguien particularmente efusiva. O, al menos, no desde hace un tiempo atrás.

— Y, eso de no tratarlas cómo "mamá", lo entiendo pero es...

Justo tras lo último, la castaña reaccionó y habló por primera vez desde que el joven comenzó con sus balbuceos. A eso sí podía responder.

— Es que no puedo confundirlas con mi mamá. Es imposible que lo haga. El que las vea todos los días ya es suficiente recordatorio de que no lo son".

¡Hola, lectores!

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¿Los dejé en suspenso, verdad?

No sé si lo notaron, pero parte de este especial "maratón"  es la introducción del punto de vista de Elinor (no en primera persona, pero se entiende). De alguna manera, así podemos ver lo que siente ella respecto a Noah y cómo fue modificando su vida de a poquito. No sé, me gustó la idea. Aunque probablemente este sea el único capítulo donde se muestre.

Bueno, este es el fin de este pequeño maratón (no iba a ser muy largo)







Había una vez [#Wattys2018] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora