#23..

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Observe cada movimiento de Embry en la habitación, guardando en un bolso algo de ropa, calzado, y una que otra camisa de manga larga.
Es duro pensar que en menos de doce hora se iría y que no volveríamos a estar juntos por una semana o dos.

-Por favor.. Puedes quedarte, Sam lo aceptara.- trataba de convencerme a mi misma de cosas que no eran.

-Amor, no puedo.. Tengo que ir, todos vamos a ir.- me tomó de las mejillas y las acaricio.

Me era imposible verlo a la cara con los ojos llenos de lágrimas.. Sentí su en cualquier momento me quebraría delante de él, esto duele demasiado.. Va a dolernos no estar uno cerca del otro.

Me tomo en brazos acostadome en la cama y él se puso a mi lado. Acariciandome la cara, el cabello..

-Lo siento.. Siento mucho que tengamos que separarnos.- en mi cabeza no había mas que una horrible jaqueca.

- No quiero que estemos separados.- solloce en su pecho.- Por favor.. Quedate.- busque sus ojos.

Al encontrarse no había más que dolor en ellos, dolor y el arrepentimiento de tener que irse. Pude notar todo lo que pasaba en ese momento por su mente.
Se acercó delicadamente a mi cara y sin dejar de verme me beso. Me beso de una manera tan diferente a otras, tan especial, con tanta ternura que dolía..

-No me gusta que llores, me lastima demasiado.- me abrazó.

Así nos quedamos un tiempo, abrazados, mirándonos, sin decir nada porque claro esta que sentimos lo mismo que el otro.. Algo que los lobos comparten al encontrar su alma gemela, es el dolor de estar separados. Ahora entiendo el dolor, y la angustia que sentían Paul y Rachel, Papá con mamá.. Y hasta quizás el de Sam y Emily, que llevan siendo los que más tiempo tienen juntos en la manada.

-Te amo.- mi voz se escucho algo quebrada.

Sin fuerzas para moverme, deje que él me abrazara esta vez, cada musculo tenso; se relajó y al instante ya tenía mis brazos alrededor de su espalda.

-Te voy a esperar.. Con muchas ansias.- cerré los ojos y me concentre en sentir su figura alta y ancha a causa de sus músculos.

Iba a extrañar tenerlo cada mañana, extrañaría sus besos, sus caricias, su sonrisa, su voz. Todo de su persona..

-Vamos a terminar con esa plaga de una vez, lo prometo. Así podremos estar juntos en paz.- besó mi frente y siguió guardando algunas cosas.- Mira lo que tengo aquí..

De su bolsillo sacó el colgante que él me había regalado hace tiempo, no se como pude quitármelo.. Le había prometido que siempre lo tendría conmigo. Ahora me siento mal por ello.
A paso lento se acerco a mi y me rodeo el cuello con los brazos, poniendo la fina cadena plateada con la hermosa piedra turquesa.. Solo qué; No me había dado cuenta que tenía una 'E' en la parte de atrás.. ¿En que momento lo puso?.

-Gracias..- mire ese par de ojos que tanto me atrapan.

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Esa tarde la pasamos juntos, completamente solos. Mirándonos el uno al otro, besándonos como nunca, amándonos..
A cada minuto que pasaba sentía mi mundo caerse a pedazos, mi corazón se encogía cada vez más.. y mi respiración irregular nome permitía estar en total tranquilidad, quien en su sano juicio iba a estar tranquilo sabiendo el peligro que puede llegar a correr la persona a la cual amas con todas las ganas del universo.

De momento a otro nuestra vista se fijo en el reloj de pared color azul. Faltaban solo cinco horas de mierda para sufrir como nunca lo he echo.

Me tomo entre sus brazos y
cargándome dirigió sus pies al baño. No entendí de que se trataba hasta que empezó a besarme de otra manera, sus manos recorrieron todo mi cuerpo deteniéndose en mi blusa. Mire como sus ojos se dilataban y sus labios entreabiertos soltaban un gran suspiro.. Tomo entre sus suaves dedos la fina tela y la quito por la parte de arriba. Su vista viajo de mis ojos a mis pechos, acaricio estos por encima del sujetador, el cual no tardo mucho en desaparecer, jugó un rato con ellos.. Pellizcandolos, besándolos, dejando un rastro de besos húmedos bajo a mi vientre se detuvo allí un momento y acaricio mi cadera mientras llenaba de besos esa parte, mordiendo ligeramente cada retazo de mi piel.. mi mano paro en su cabeza y jugó con su cabello.

Junto A Tí, Siempre (I) (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora