#25

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Cuando me desperté no fue por culpa del sol, ni de la alarma, o por el cantar de los pajaritos, No.
Fue por el ruido que venía de la parte de abajo de la casa.
Algo confundida, y con una pizca de temor me levante de la cómoda y tibia cama, me lleve el cabello hacía atrás e baje las escaleras en busca de ese ruido.

Un lloriqueo en la puerta hizo que me asuste. Con temor a que le haya pasado algo a Brady la abrí, descubriendo así.. Al causante de mis sustos. Una pequeña bola de pelos blanca estaba echa bolita llorando..

Lo levante con cuidado entre mis brazos y acaricie su pequeña cabecita.

-Hola pequeño.. ¿Como llegaste aquí?.- le hable con ternura al cachorro.- Oh, diablos..- susurré cuando metiendo el dedo en su boca me di cuenta de que no tenía dientes.- ¿Donde esta tu mami?.

Entre a casa nuevamente llevando mis pies a la cocina, tengo leche en la nevera, pero como hago para alimentar a un bebé que no tiene dientes.. Ni siquiera sé si puede hacerlo por si solo.
Busque lo necesario para darle de comer.. Pero no encontraba forma, así que sé me ocurrió llamar a Anne, siendo enfermera tiene que saber como hacerlo.

-¿Hola?.- susurró con vos adormilada.

-Hola Annie, lamento haberte despertado..

-Oh, Hola cielo. Descuida que ya tenía que levantarme, ¿Necesitas algo?.- preguntó preocupada.

-Bueno, de hecho sí. - suspire antes de contarle.- Mira.. Hace apenas unos minutos encontre a un cachorro solo en mi puerta, no tiene dientes y no sé si pueda comer solo.. Es muy pequeño.- sostuve bien al animalito.

-Ya veo.. pues, prueba a ver si puede solo. O si tienes leche toma un poco con una jeringa, y mete la punta en su boca, dale pequeñas docis, no de golpe porque puedes ahogarlo.. ¿Entendiste?.- hablo con la dulce voz que siempre llevaba.

-Claro Annie, gracias.-

-No hay porque. Me gustaría darme una vuelta más tarde para hablar.. ¿Se puede, Aíxa?.- una media sonrisa se coló entre mis labios.

-Claro que sí, si quieres podemos almorzar juntas..- no era muy buena en la cocina pero algo sabía.

-Me parece bien, cielo. Nos vemos más tarde. Adiós..- colgué la llamada.

-A ver pequeño, lo primero es lo primero.. ¿Qué eres?.- levante su peludo cuerpito y estire sus pequeñas patitas. Macho. - Oh, genial. Otro hombre.- reí sola.

Me quité mi cazadora gris y envolví al pequeño en ella, lo puse sobre el sillón rodeado de almohadas y volví a la cocina a calentar un poco la leche y a cortar la grasa de esta con algo de agua. Así lo hacía un veterinario que atendía a Blake y a Mouse.. Pero que estúpida. ¿Como no sé me ocurrió llamarlo antes?.

Del segundo cajón en una de las encimeras, tome una jeringa que Anne había dejado una vez, cuando me puso una inyección anticonceptiva. La lavé bien con desinfectante antes de usarla.. la llené hasta la mitad con leche y volví a verlo. Acurrucado y calentito entre la tela.

-Bien, bebé. Tendrás que ayudarme a hacer esto..- lo tome con una mano y con la otra puse el inicio de la jeringa en su boca.

Presioné un poco para que la leche saliera a gotas, y así, pude escuchar como hacía tiernos y pequeños ruiditos al lamer el utensilio que use para que comiera. Inmediatamente sonreí, tenía miedo a que algo le pasará si no comía, pero ahora que lo hace, y sé como hacerlo, sé que tiene posibilidades.. espero. Después de darle una jeringa entera de leche me pareció que ya era suficiente para un cachorro tan pequeño, aunque constantemente están prendidos de las tetillas de la madre, este es un caso diferente.

Junto A Tí, Siempre (I) (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora