Desde las 8 hasta tarde, pienso en ti (II)

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Tan pronto como Harry atraviesa la puerta, Bree está encima de él.

Sus pensamientos son un lio de si si si y caliente caliente caliente. Sus brazos están sobre sus hombros, manos agarrando su pelo, uñas hundiéndose en su cabeza. Él tiene las manos llenas de piel y una boca húmeda en la suya y es el mejor recibimiento que ha tenido- nunca.

Ella está hablando rápido cuando se reúnen; jadeando y casi sin respiración preguntando 'cómo fue el vuelo' y 'te eché mucho de menos'. Él pierde la compostura cuando ella le empuja contra la puerta, su espalda golpeando con fuerza y sus labios atacando su cuello.

Él deja que su cabeza descanse contra la puerta, moviéndola a un lado para poder mirarla.

Es guapísima, no es que se haya olvidado, pero las selfies y las conversaciones por webcam menos que perfectas no le hicieron justicia.

No puede parar de pasar sus manos por su cuerpo. Todos los lugares a los que llega los aprieta y acaricia y cuida. Está totalmente vestido y Bree solo lleva el sujetador morado y las braguitas negras que él le compró.

Los dientes de ella mordisquean su nuez de Adán y hacen que eche las caderas hacia delante- un mes entero de mensajes y llamadas, citas por Skype en la oscuridad y Snapchats tontos no son nada comparado con tenerla en carne y hueso.

Harry no tiene ni idea de qué ha planeado. Se quedó despierto por horas anoche pensando en lo que ella dijo, si iba a hacer que esperara 24 horas completas antes de que se le permitiera correrse. Solo el pensamiento era suficiente para masturbarse en la cama de su hotel, pero era menos que satisfactorio sabiendo que podría tener la realidad en un día.

"Harry." Es la primera vez que ha dicho su nombre desde que está en casa. Envía un vuelco en su estómago que sabe que solo puede ser causado por ella. Sus caderas se echan hacia delante y ella gime, subiendo un muslo entre sus piernas y presionando hacia delante.

Sus dedos llegan al cierre de su sujetador- en algún lugar al fondo de su mente sabe que será regañado por su ansia, pero lo agarra de todos modos.

Eso es lo que parece que espabila a Bree. Da un paso hacia atrás y le mira de arriba a abajo.

Su pecho está agitado y está acalorada en el cuello. Su brillo de labios parece embadurnado en los bordes y su maquillaje recién aplicado. Pero sus ojos, sus ojos están observando su cuerpo como si fuera el único vaso de agua en medio de una sequía. La mirada esta ligada al hambre, lujuria. Envía un rayo caliente a través de él, un escalofrío que él doma para observar su espalda.

"Hay un regalo para ti cuando llegues a mi habitación," empieza Bree con la voz sorprendentemente regular cuando habla, "quédate en calzoncillos y luego siéntate encima de las manos para mí."

Harry traga. Él no, no- "No llevo calzoncillos."

Bree eleva solo una perfectamente esculpida ceja para lanzarle una mirada que le hace sudar al instante. Es el mejor tipo de nerviosismo, del tipo que hace que su pene palpite y su boca se seque. Se queda ahí, sin aliento con anticipación hasta que ella habla otra vez.

"¿No llevas calzoncillos?" Él asiente con la cabeza, siguiéndola con los ojos cuando camina hacia él. "¿Te sentaste en un avión durante diez horas y luego te hiciste fotos con un puñado de adolescentes sin ropa interior?"

"Um,"

"No es una pregunta difícil Harry."

"No, quiero decir si, si, no llevo calzoncillos."

Bree se gira en sus talones, dando pasos calculados mientras habla " ¿Y por qué?"

"Pensé," Harry está clavado donde está. "Pensé que lo haría más fácil para esta noche."

Love on Top (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora